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Desde ayer han pasado tantas cosas, no la hemos pasado bien entre hermanos, no recordaba mucho lo que era tener que lidiar con ellos.

Al día siguiente, mi hermano y yo nos pusimos a jugar con nuestros sobrinitos.

No lo dudo, fue divertido, me dejé que me trenzaran el cabello, me quedó bien, creo. Así me quedé todo el rato, mientras que a mi hermano le hacían bolita y se le echaban todos, mis hermanas sólo se reían de las loqueras que hacíamos, mi mamá junto con mi papá nos veían jugar, es como si fuéramos unos niños pequeños.

Ya a medio día, estuvimos los dos solos platicando en la calle.

  —¿Y cuándo te vas?-Le pregunté.

 —Hoy en la tarde, ya casi.-Se rió.-Has crecido bastante Ari, recuerdo verte cuando eras una pequeña criatura.

  —La pubertad me hizo paro.-Le dije.

 —Sonaste tan mexicano.

  —Se supone que somos de allá ¿No?

 —Claro, claro.-Ambos nos reímos.

  —Es bueno volver a verte, enserio que te extrañaba.

 —Yo igual, los extrañaba a todos, es triste estar encerrado.

  —Si te creo.

 —¿Y qué ha sido de tú vida? ¿Ya conseguiste una novia? ¿Has salido con alguien? ¿Has hecho nuevos amigos?-Sus ojos cayeron en mí.

  —Pues, tuve un accidente el verano pasado, me atropellaron las piernas, todo por salvar a mi mejor amigo, igual lo conocí el verano pasado, intenté salir con una chica, pero no me resultó, tengo dos amigas sus nombres son: Gina y Susie, pero descubrí que no siento interés alguno por las chicas, ya sabes.-Le conté absolutamente TODO.

Él realmente no me juzgó, ni actuó raro. 

  —Bueno hermano, estás chavo, si estás seguro que te gustan los chicos, eso está bien, es tú vida.-Me tocó el hombro.-Y si eso te hace feliz, es aún mejor.

 —Lo sé, antes me confundía eso.-Le dije.-Más bien me aterraba, pero mira, ahora ya no es tan malo.

  —Si Ari, hay peores cosas en el mundo, siempre supe que serías un buen chico.-Me dijo.-Es bueno que hagas tú vida a tú manera, y qué tienes el apoyo de la familia.

  —Como me gustaría que te quedarás.-Le dije.

 —A mi igual, pero ya vez, por tonterías que uno hace termina cometiendo cosas "malas".

Y bueno, luego de quedarnos platicando, entramos a comer. Pasó la tarde, él se fue, y mis hermanas pues se van mañana, despedirme de él fue difícil.

Me quedé con el cabello trenzado, pues me siento cómodo.

Mis hermanas de sentaron a hablar con mis padres, en cuanto a mí, yo me fui a ver a Dante, le prometí que le enseñaría mi cabello, cuando toqué a la puerta de su casa, no me abrió nadie, supuse que no hay nadie en casa, eso creo yo. 

Pero no, Dante me gritó del otro lado de la calle.

  —Pero que pelaso.-Me gritó.

 —Te dije que te enseñaría.

 —Hombre, ¿A qué hora vas por el pan?-Dijo con un acento bien mejicano.

  —A las 7.. espera, yo no compro pan.Me reí 

  —Vamos Ari, un poco más de Humor.

  —Soy pésimo en eso.-Le dije. 

  —Eres pésimo en eso.-Me dijo. 

Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo (2da parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora