Cap.36

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Hoy amaneció haciendo frío, maldito diciembre.

Menos mal que es fin de semana, y no me preocupa mucho la escuela, será todo el infierno o tortura según yo, pero en realidad me va bien. He salido con Dante un poco más, ayer fui a su casa estuvimos viendo películas, aunque en realidad no la vimos completa, no la pasamos jugueteando entre nosotros.

Desde el día en que nos reconciliamos él y yo han pasado días maravillosos,o algo así.

Hoy mi mamá ha salido con mi papá a visitar a mis hermanas, entonces hay casa sola.

  —Estoy aburrido.-Dije.-Y hace frió.

Se me ocurrió llamar a Dante, seguro que él sabrá que hacer.

 —¿Bueno?-Dijo él.

  —Dante, ¿Qué estas haciendo?

 —Nada, estoy acompañando a mi mamá, ya sabes.-Tocio.-Su embarazo la vuelve un poco loca.

  —Te creo, ¿Cuándo le toca?-Le dije y el se rió.

 —Dicen que para este mes, que nervios.

  —Imagino que estás feliz.

 —Como no tienes idea.-Se rió.-¿Quieres salir?

  —Pero estás con tu mamá.

 —Ya llegó mi papá, entonces ¿Qué dices?

  —Voy para allá.-Colgué y salí de mi casa.

Cuando llegué Dante ya estaba afuera de su casa, se nota que tiene frío, pues trae una sudadera azul que aparenta dar calor.

 —Ari.-Se rió y me abrazó.-Ya tenía ganas de verte.

Me gusta su entusiasmo.

—Lo mismo digo.-Le dije.-¿tienes frío?

  —Sólo un poco.

 —No se nota.-Él se volvió a reír.

  —Pues vamos, salgamos a ver que nos trae el mundo.

 —A veces me asustas.

Nos fuimos a caminar por "todo" el lugar, como que lo noto feliz, supongo que es por que tendrá un hermano, yo no estaría tan contento, tengo 3. Nos fuimos a un parque donde no había tanta gente, y nos recostamos en el pasto.

  —Ya vienen días festivos.-Me dijo.

 —Lo sé, suena bien.-Él se levantó y se recargó sobre mí.

  —Ari, estás cómodo, podría estar así todo el día.

 —No te acomodes, que podría tirarte si quisiera.-Ambos nos reímos.

No la pasamos molestandonos, despeinando nuestros cabellos, haciendo un montón de cosas, hasta que Dante se acomodó como un gato de tal manera que se quedó en esa posición, le acaricié el cabello lo que hizo que se relajara aún más.

  —No pares de hacerlo.

 —¿Te gusta?

  —Como no tienes idea.-Se retorció.

 —Eres como un lindo gato.

  —Gatito suena mejor ¿No crees?-Lo pensé, pero  no quedé convencida.

  —Sigue soñando Dante.-Le dije. 


Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo (2da parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora