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Narra Esmeralda

Estaba esperando su contestación, tenía curiosidad de cuál iba hacer.  Creo que él no esperaba esa pregunta, al instante que le pregunté se puso pálido.

–¿De... de qué hablas? —Después de 5 minutos contestó.

Cuando escuché eso, me enojé mucho más.

–¿Vas a seguir fingiendo? —Pregunté mirándolo a los ojos.

–No... no sé qué decir. —Que cínico es.

–Ah, claro, ¿no sabes que decir? ... Joder, sólo dime la verdad, que eres Isaac Miller, aquel niño de 7 años, aquel niño que me dejó la carta, y dinero para comer. ¿Por qué me mentiste Isaac? ¿Por qué no me dijiste quién eras? ¿Qué ganabas con eso? ¿Pensabas que nunca me iba a enterar? —Estaba muy enojada y desesperada, por tal razón hablaba rápido.

–Yo... solo... mierda Esmeralda... no quería ver tu reacción al saber que yo soy Isaac.  No sabía qué hacer ni que decir. —Se veía que también estaba desesperado.

–No me lo ibas a decir, ¿verdad? Digo... si yo no estuviera aquí, para mi ibas a seguir siendo Ignacio, ¿No? —Le pregunté.

–No lo sé... solo... sabía que en algún momento te ibas a enterar, pero no quería que fuera así. —Tardó un poco en responder.

–Al menos me lo hubieras dicho, tú, pero no... aparte... me ibas a pedir que ayudara a tu madre. —Esto último lo dije más bajo.

–Espera, espera, eso sí que no Esmeralda.  Si desde un principio iba a saber que tú eras la investigadora créeme que no hubiera ido a tu apartamento.  Eso nunca. —Contestó este haciendo comillas con sus dedos cuando mencionó "investigadora".

–Entonces... ¿Ya no me lo vas a pedir? —No sabía que contestación quería escuchar, digo... no es que quiera ayudar a su madre, pero él se ve que está sufriendo.  Aunque no me importa mucho, en estos momentos.

–No Esmeralda, no te lo voy a pedir. —Y se fue, o sea se fue, ni me dejó terminar.

Nunca me había sentido así, estoy segura que no quiero ayudar a su mamá, pero entre el pequeño odio que siento hacia su madre está Isaac y creo que él no tiene la culpa de nada.  Al contrario, gracias a él pude entender lo que pasaba, y pude comer.  Tenía tantas preguntas sin respuestas.

___

Estaba caminando por el pasillo, había pedido permiso para salir al baño, y no porque necesitaba ir al baño, si no, porque no aguantaba la mirada de Isaac.

–¡Hey! —Escuché una voz masculina.  Giré para ver de quien se trataba.
Y me encontré con un chico, extremadamente sexy, pelo castaño y ojos claros.

No sabía que contestar, tampoco es como que quiero tener una conversación con alguien, pero cuando alguien me dice 'Hey' ¿Que se supone que debo contestar? No soy muy social que digamos, así que fingí no escucharlo, y seguí mi camino.

–Oye, oye, espera linda. —Me tomó del hombro.

Me giré y lo mire mal, creo que ya se me está haciendo costumbre en este instituto. –Tres cosas, número uno, no me toques, número dos, no me digas linda, y número tres, y no por ser la última sea la menos importante, no hablo con desconocidos. —Le dije mostrándole los tres puntos con mis dedos.

–Esteeee, am... ¿Si no hablas con desconocidos no hablarás con nadie? Porque todos son desconocidos, al menos al principio.

–Oh, que inteligente eres, me impresionas.

–Por cierto, soy Josef.

–Creo que me dio amnesia porque no recuerdo haber preguntado tu nombre.  Ya no me hables. —Traté de salir de ahí, digo traté porque el chico volvió y me tomó del hombro. –¿Es que acaso no oyes bien? Dije que no me toques.

–Lo siento, ¿pero sabias que eres muy bonita?

–¿Sabías que eres un idiota?

–No, no lo sabía linda.

–Pues ya lo sabes.  Ya no me hables, o conocerás a Franki.

–¿Tienes novio?

No le contesté y seguí mi camino. ¿Porque todos piensan que Franki es mi novio?

___

El día pasó rápido, me encontraba en el pequeño parque cerca de mi apartamento.  Me iba a encontrar con alguien que me 'necesitaba'.

–¿Usted es la investigadora? —Escucho la voz de un hombre mayor.  Alzo la vista para observarlo, y no me equivoqué, es un hombre, tal vez de unos 30 años.

–Sí, yo soy.  Dime que se le ofrece.

–Siéntate, tal vez tomará un tiempo.

–Siéntese usted, yo ya estoy sentada, ¿que no ves? —Le digo obvia.

–Ten un poco de cuidado de cómo me hablas. —Podía ver como sus pupilas se dilataban.  Estaba vestido de negro, se notaba que tenía tatuajes en su cuello.

–Hable ya, ¿quieres?

–Necesito que investigue a alguien, las 24 hora del día, la paga es buena.

–Las 24 horas, imposible, yo también respiro ¿sabes?

–Me refiero a que lo vigile, lo más que puedas ¿Entiendes?

–Entiendo. —Contesté sacando una pequeña libreta de anotaciones. –Dígame si nombre.

–No doy nombre. –Contestó rápido. ¿Cómo no va a dar nombre?

–¿Usted tiene problemas mentales? Porque le aviso que yo no soy adivina, si no me dice el nombre ¿cómo voy a saber a quién voy a investigar? —Las personas son tan estúpidas a veces.

–Más respeto niña, pensé que me preguntabas el mío.  Porque el mío no lo doy.  A quien tiene que investigar es un chico de unos 18 años.

–Bien. —Contesté, apuntando los datos en la pequeña libreta. —Y... ¿Su nombre?

–¿El del chico? —Ay dios.... ¿por qué personas así tiene existir?

–El de su abuela señor, el de su abuela.  Obviamente el del chico, ya dime su nombre que me tengo que ir. —No me tenía que ir, pero no podía con este señor.

–Mira mocosa malcriada, conmigo no se relaja. ¿Crees que te daremos a ti el trabajo por bonita? No, tenemos bastante dinero para pagar un investigador de verdad, pero tú, estudiarás en el mismo lugar que él. Apunta ya el nombre; Isaac Miller. —Contestó este enojado aguantándome de la muñeca y apretando un poco.  Cuando escuché el nombre, no lo podía creer, esto debe ser una maldita broma.  Me suelto de su agarre observando para todos lados a ver si había alguien que me estuviera jugando una broma, pero no había nadie.  Cuando le iba a contestar me doy cuenta que no está.  Se fue.  Sin más que decir, se fue, no me dejó ni un número para comunicarme con él.
Esto está raro, la madre de Isaac está desaparecida.  Un hombre muy extraño me contrata para investigar a Isaac. ¿Isaac no avisó a la policía que su mamá está desaparecida? ¿Dónde está su papá?
Trato de colocar todo esto es un rompecabezas, pero me faltan piezas, y como buena investigadora que soy.  Encontraré esas piezas; sea como sea.

Esmeralda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora