XXIX

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Narra Isaac

Me cagaba los hospitales, tenía malos recuerdos de ellos, por ende, nunca pisaba uno.  Hasta el día de hoy, dejé un lado el egoísmo por Liam, era más que un amigo, era como un hermano para mi, igual que Matt; pero saber que Liam estaba en un hospital por mi jodida culpa me hacía sentir una mierda de persona.  Trataba de mantenerme calmado, pero lo que quería era salir de aquí y buscar a los culpables de esto y juro por Dios que iban a pagar muy caro lo que le hicieron a Liam.
No paraba de pensar en el recado que le habían dejando para mi.  Aún no lo sabía, y no hablé con Rocío porque la vi muy mal, así que preferí dejarla con Esmeralda. 

Esmeralda.... la chica que estuve a punto de follarme esta noche y de lo cual no dejaba de pensar.  Si no hubiera ocurrido lo sucedido; ahora mismo ella estuviera gimiendo mi nombre por milésima vez. 

¡Maldición! De verdad deseaba a esa chica. 

No la quería, no me gustaba, más si me atraía y le tenía aprecio, aprecio ya que era esa niña la cual llegué a querer cuando pequeño, pero por razones ya dichas, todo cambió.

Sabía que llegar al hospital con Esmeralda me iba a costar muchas preguntas de Matt, pero la chica sabía muy bien cómo convencer a las personas y aunque me negaba por completo, tanto estuvo que me convenció, y acepté solo por Rocío.  Sabía que la podría necesitar, pues supongo que entre las chicas se entienden más, y se sienten más cómodas o eso dicen.

–¿Y entonces? Carajo Isaac no me estás prestando atención. —Dejo de observar a las chicas, sabía que Rocío le estaba contando algo importante a Esmeralda, lo sabía por la expresión de sus caras.

–¿Entonces qué? ¿De qué hablas?  —Trato de prestarle atención.  Nos encontrábamos algo apartados de las chicas, Rocío no dejaba de llorar, y aunque era mi amiga, detestaba ver a las personas llorando en un jodido hospital. 

–Esmeralda ¿qué pasa con ella? —Mucho se tardó en preguntar.  Sabía a donde quería llegar, y por más que siempre nos contábamos todo sobre las chicas, esta vez no lo quise así.

–¿De qué hablas?

–Llegaste con ella.  ¿Estaban justos? —Su tono era divertido con una pizca de seriedad.

–¿Cómo crees? Sabes que no la soporto, solo me la encontré cerca, realmente me sorprendí verla, pero le conté, ya sabes, por Rocío, tal vez ella la necesitaba y mira, no me equivoqué. —Las señalo con la cabeza para que él las note, ambas estaban sentadas hablando, Rocío se encontraba más tranquila, lo cual agradecí. 

No sabía si me había creído, pero asintió algo convencido cuando las miró.  Estuvimos hablando un poco de todo lo sucedido, él sabía que le habían dejado un recado a Liam, sin embargo, no sabía de que se trataba, y tampoco tenía la menor idea de que todo era mi culpa.  Pensaba en constarles todo, pero no aquí. 
El tiempo había pasado, y Rocío ya se había quedado dormida, aunque el lugar se veía bastante incómoda para eso.  Observaba a la chica a su lado cada vez que podía, se veía bastante cansada, todos lo estábamos, pero aún así ella no sé inmutó en dormir o irse al apartamento.  Quería hablar con ella, pero Matt lo notaría, y no quería que me volviera a preguntar si algo ocurría con nosotros.  Así que le di la idea de beber café para no dormirnos, y aceptó, le preguntó a Esmeralda si quería, pero ella negó antes de levantarse y recostarse en una de las paredes.  Me dirijo a ella cuando veo que Matt ya no estaba, y ella lo nota.  Verla de esa manera, con sus pantalones ajustados, y una de mis sudaderas la cual le quedaba bastante grande y mejor que a mi, me hacía pensar en que horas atrás la tenía desnuda en mi cama, gimiendo. 

–¿Quieres que te lleve a mi apartamento? Te ves cansada. —Sabía que se iba a negar, aún así, le pregunté, obteniendo la respuesta que me esperaba.  Hablamos un poco, en susurros para no despertar a la otra chica.  Hablar con ella de otra manera que no estuviéramos discutiendo, se me hacía raro.  No sabía si podía confiar en ella completamente, pues me ocultó muchas cosas, de las cuales tenía que saber.  Así que, decidí que ella tenía que confiar en mi, tenía que acercarla a mi de algún modo.  Tener sexo con ella no estaba en mis planes, tampoco era la manera que quería que confiara en mi, pero tenerla así, también ayudaría.  Aparte de que la atracción era real.  Así que, no puse pero alguno, tampoco era que me iba a negar a estar con esa chica.  Cualquier chico con un buen gusto se daría cuenta de la belleza que ella cargaba, y nadie en sus cinco sentidos se negaría a estar con ella. 
Me aparté un poco cuando escuché los pasos de Matt.  Se acercó con dos cafés en la mano, me entregó uno, y lo bebí poco a poco. 
No pasó mucho tiempo, cuando veo que Matt ya se encontraba dormido.

El café era para no dormirse, y parece que hizo todo lo contrario.

Mis ojos pesaban, realmente me encontraba cansado, pensaba en mi madre, en todo lo que dejó mi padre, en el recado que Liam tenía para mi.  Trataba de no dormirme, pues no quería dejar a Esmeralda sola, sabía que no se iba a dormir, pero aún así mis ojos se fueron cerrando.

___

No sabía con exactitud la hora cuando desperté, pero en la salita solo se encontraba Matt acostado, tomando cinco sillas para él solo.  Busco con la listada a las chicas, pero no se encontraban. 

Tal vez se fueron a comer algo.  O al baño.

Tenía que levantarme y lavarme la cara sino quería dormirme otra vez.  Me sentía cansado, frustrado, y preocupado, hacían días que no dormía bien, y en mis ojos se podía notar en cansancio, odiaba sentirme débil en alguna situación, pero desde que mi madre desapareció o se fue, no sabía bien cómo manejarlo, no quería preocuparme, aunque en los últimos años no nos hubiéramos llevando bien, aún así, no cambia que fuera mi madre.
El pasillo se encontraba vacío, entro al baño de hombres que estaba justo al lado de el de mujeres. 

El silencio, el frío y los pasos silenciosos de los enfermeros por los pasillos, me traían malos recuerdos.  Cuando mi padre le pegaba a mi madre, la mayoría de veces ella tenía que pisar un hospital para que le tomaran puntos o le recetaran antibióticos para el dolor de los golpes, y ya que no me quería dejar con mi padre, siempre me traía con ella.  Eran recuerdos que quería olvidar, pero me eran imposibles. 
Salgo del baño y trato de no pensar en mi niñez. 
Frunzo el ceño cuando veo a Esmeralda hablando con un hombre.  Ellos no me podían ver, hablaban en susurros. 

Maldita sea, no los oía.

Sabía que Confiar en Esmeralda podía llegar hacer un problema.  Quería, pero no podía.  Habían muchas cosas que no entendía

¿Quién era ese hombre? ¿Por qué estaba hablando justo con ella, aquí?

Tenía que quitarme estos deseos que tenía de ella.  No podía si quiera tenerle aprecio, no podía confiar en ella, no podía dejar que un sentimiento tan estúpido arruinara mi vida.
Ni por ella, ni por nadie.  Iba hablar con los chicos, les explicaría lo que pasaba, pero solo eso.  Me iba alejar, de todos.  No iba a permitir que por mi culpa ellos estuvieran en peligro.
Tenía que afrontar mis problemas, y no tenía miedo, porque no puedes tener miedo de gente que está dispuesta hacerte daño, porque si temes a la vida; nunca vivirás. 
¿Qué culpa tengo yo de lo que hizo mi padre? Me las van a pagar junto a él, aunque se encuentre muerto, y si en eso, se encuentra Esmeralda, juro por el mismísimo diablo que no me va a importar arrastrarla. 

Debe aprender a jugar, y por lo que veo, está perdiendo; pues se encuentra en el equipo equivocado.



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Uy uyy, como pueden ver, estoy publicando capítulo todos lo viernes, me gustaría que me dejaran saber si les está gustando; para publicar dos capítulos por semana☘️

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