Narra Esmeralda
Esta última semana había sido frustrante, el horario escolar era normal, había asistido al instituto todos los días. Richard me llamaba seguido, para, según él, saber de mí. Podía notar que en realidad si se preocupaba un poco, pero eso no venía al caso en estos momentos. Desde que Liam me contó todo lo sucedido, había estado investigando, aún había cosas que no entendía y que necesitaba entender por el bien de todos. Isaac logró hablar con los chicos, los cuales, lo apoyaron en todo, y no lo culparon por lo que le sucedió a Liam, pero sabía que algo planeaba, pues desde ese día, no era el mismo. Había estado evitando a todos, en especial a mi, intenté hablarle del recado que le habían dejado a su amigo, pero me evitó, lo cual me enojó muchísimo, y no insistí. No le iba a rogar, pero sabía que algo extraño pasaba, y tenía que avisarle de alguna manera.
–¿Sabes algo de él? —Sabía que hablaban de Isaac, pues Miller era el tema de conversación a la hora del almuerzo. Niego a la pregunta de Matt. Todos los días, desde que nos evita es la misma pregunta para todos y de todos. Ellos habían intentado hablar con él, pero no lo lograban, aparte de que, ha faltado varios días al instituto, y eso no ayudaba.
Trato de esta vez cambiar el tema, me cagaba que siguieran hablando de él, como si fuera el centro de todo.
–¿Y tú Liam, te encuentras mejor? —Hacía dos días que le habían dado de alta. No lo volví a ver después de que hablé con él. Tenía un pequeño yeso en su muñeca izquierda, y varios moretones en su cara, aparte de que, caminaba un poco cojo ya que le habían golpeado las costillas, y al caminar se quejaba. Pero no, el chico es muy orgulloso y no quería ser cargado en una silla de ruedas.
–Ya sabes, estoy vivo, es lo que cuenta ¿no?
Su respuesta me dio un poco de gracia, pero cuanta razón tenía, realmente no importaba cómo se sintiera, pues el dolor era algo pasajero, lo importante es que estaba aquí; con sus amigos y su novia, estaba completo.
–Claro, es lo que cuenta amor. —Le responde Rocío por mi. Sabía que ella había sufrido mucho el estado de su novio, de alguna u otra manera la pude mantener tranquila. Pero pude ver lo débiles que somos antes situaciones como esa, cuando se ama a alguien todo duele más. Vi como Rocío sufría por su novio, de alguna manera sentí envidia, no por Rocío, sino por Liam. Tener a alguien que llore tú dolor, tú sufrimiento, es algo hermoso, pero ser la persona que llora, es algo realmente estúpido y patético.
Siguieron hablando, esta vez no de Isaac, y lo agradecí. Nos encontrábamos en la cafetería del instituto, llevaba varios días sentándome con ellos, pues Rocío insistía, y no me negué. Comía mi almuerzo sumida en mis pensamientos, ignorando el tema de conversación de los chicos; hasta que noto una presencia un tanto desconocida para mi, una chica se encontraba frente a la mesa, tenia el cabello negro como la noche, su piel morena, completamente delgada y con unos atributos que los chicos le miraban, babeando.
–Matt hola ¿me puedes hacer un favor? —Noto como él/ y todos en la mesa la miran sin comprender, lo más seguro es que no la conoce, pero ella a él si, típico de los chicos más guapos del instituto. Pero aún así? él le mira sus pechos sin disimulo alguno, los cuales se podían ver a la perfección con el vestido que traía, hago una mueca de asco.
–Eh, ¿y tú quien eres? —Trato de borrar la pequeña sonrisa que salió de mis labios, la expresión de ella era graciosa.
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Esmeralda
Teen FictionElla, una persona completamente antisocial, una persona que no confiaba ni en su propia sombra. Tenía motivos para no ayudarlo a él... ¿Él? Un misterio más. Pero... ¿Por él? ¿ella cambiará su forma de ser? ¿Ella?.... ESMERALDA.