Isaac no vivía tan lejos de mi apartamento, tal vez unos 12 minutos a mi paso. Miro la hora y veo que iban hacer las 5:30 así que camino más rápido para acercarme. Me doy cuenta que es un edificio muy moderno, antes de entrar me coloco la capucha de la sudadera negra que tenía puesta y unas gafas por si las dudas. En ese momento suena mi teléfono.
–Esmeralda ya estamos aquí, ¿dónde estás? —Escucho la voz de Rocío.
–¿Fueron todos? —Pregunto. Sé que me había dicho que todos irían, pero quiero volver asegurarme de que Isaac no estaba en su apartamento.
–Sí, estamos los cuatro, dond... —No la dejé terminar.
–Voy un poco tarde, ¿creen que me puedan esperar por mí?
–Si claro, aquí te esperamos. –No le respondí y colgué.
No sabía si iba llegar, pero tenía que asegurarme de que Isaac se quedara ahí. Camino rápido hasta la entrada, y me encuentro con un recepcionista, como si esto fuera un hotel. En mi edificio no había nada de eso.
Porque Isaac si tiene dinero, yo no.
Si si.
–Buenas, ¿en que la puedo ayudar? ¿Viene a ver a alguien o a ver un apartamento vacío para alquilar? —Habla un señor un poco mayor y sonriente.
–Hola, vine a ver a un amigo. —Esto no va a salir tan bien como me lo imaginé.
–Dígame el nombre del amigo, ¿vive aquí?
–Sí, si vive aquí.... —Dudo en decirle el nombre, pero no me queda de otra... —Su nombre es Isaac.
–Oh si, el señorito Miller, lamento decirle que su amigo no está, salió hace media hora.
–Si ya lo sé, pero me pidió que lo esperara en su apartamento, y que usted me podría abrir la puerta, ¿eso es cierto? —Miento.
–Si le podría abrir, pero si el Señor Miller me lo permite, y no me comunicó nada, lo siento, no la puedo ayudar señorita. —Maldición.
–Lo sé, pero hace poco me llamó y me dijo que le dijera eso, se enojaría mucho si no me hace caso, estoy segura. —Trato de mirarlo sonriendo.
–Mire señorita.... ¿Cuál me dijiste que era su nombre?
–No se lo he dicho, pero es Katia me llamo Katia, y soy la novia de Isaac. Dudo mucho que le agrade el que usted me deje esperando aquí.
–¿Cómo me aseguro yo de que eso es verdad?
–Solo le preguntas cuando llegue y listo. —Le digo cruzándome de brazos para verme más segura y al parecer funcionó.
–Bien, sígame por favor. —Busca unas llaves en un cajón muy grande. Y nos dirigimos hasta el ascensor. Marca el número 10 que al parecer es el último. Ya fuera del ascensor nos encontramos con una sola puerta y con el número 10 en ella escrito.
–Señorita espero que su novio llegue pronto. —Dice abriendo la puerta. Le sonrío como respuesta y entro, hay que aprender actuar. Me encuentro con el hogar de Isaac algo realmente bellísimo, no pensé que estos apartamentos fueran tan grandes y modernos, o por lo menos este sí lo era. El piso era brilloso y se veía todo limpio, en la sala lo acompañaba una alfombra en combinación con los muebles, tenía muchos cuadros en las paredes, el apartamento se podía ver completo desde la puerta. Tenía unas pequeñas escaleras para subir al segundo piso, que se podía ver completamente desde el primero. Era sumamente hermoso y muy ordenado.
Creo que yo sería feliz viviendo aquí, sola obviamente.
Dejo de observar todo para empezar a buscar, pero dejando todo en orden. En la parte de abajo no consigo nada importante. Así que subo por las escaleras, encontrándome con la habitación, pues en esta planta solo hay dos puertas, una es el baño y la otra un closet. Desde las escaleras se ve una enorme cama, un escritorio, televisor y otras cosas más. Todo bien acomodando, como si nadie viviera aquí. Empiezo a buscar, pero no consigo absolutamente nada.
–¿Qué escondes Isaac? —Es lo único que digo en voz alta.
Narra Isaac
No sé qué hago aquí. Pero hoy no fue al instituto y que Rocío llamara porque Esmeralda nos había invitado a cenar era muy raro. Ella no era así, y sé que algo quería.
–Esmeralda me acaba de decir que llegará un poco tarde, que, si la esperamos, le dije que sí. —Habla Rocío apagando su teléfono.
–Joder yo me comería una vaca del hambre que tengo, yo creo que no la esperaré. —Esta vez habló Matt.
–Deja el dramatismo, no te vas a morir, la esperaremos, es nuestra amiga y ella nos invitó. —Se le une Liam a la conversación, yo me quedo callado. Todavía se me hace muy extraño. Siento que mi teléfono vibra por una llamada, la tomo sin verificar bien el nombre.
–¿Miller?
–Si. ¿Quién me habla?
–Oh disculpe, soy Diego.
- ¿Está todo bien? —Frunzo el ceño, aunque sé que no me puede ver, pero el recepcionista del edificio nunca me llamaba.
–Sí, está todo bien, pero su novia está en su apartamento, me pidió que le abriera la puerta, que usted venía de camino, pero se me hizo muy extraño porque usted nunca la había visto por aquí y menos con usted. Y pues la acabo de dejar adentro, y lo llamé rápido para avisarle qué hay una chica en su apartamento ¿es realmente tú novia? —Habla muy rápido y se escucha nervioso. Yo no entendía muy bien lo que me decía.
–¿Mi novia? Escucha, si intenta irse haz todo lo posible por detenerla, iré en seguida para allá. —Termino la llamada y le aviso a los chicos que me tengo que ir. Esto es muy extraño y tengo que averiguar si tiene que ver algo con la desaparición de mi madre. Me dirijo rápido hasta el apartamento. Subo el ascensor, abro la puerta sin hacer mucho ruido y entro. Veo que en el primer piso no hay nadie, escucho ruidos en el segundo y subo rápido con una pequeña cuchilla que siempre me acompaña. Trato de no hacer tanto ruido, y veo a una persona buscando en unos papeles. No puedo ver de quien se trata porque está de espaldas y tiene la capucha de su abrigo puesta. Antes de hacer algún movimiento escucho que habla.
–¿Que escondes Isaac? —Es lo único que dice guardando los papeles que tenía en la mano. Y por su voz sé de quién se trata. Guardo la cuchilla en mi bolsillo y hablo-grito.
–¿Qué escondo? ¿Qué escondes tu eh? ¿Qué haces aquí?
Ella se gira hacia mí y puedo ver su pelo rubio escondido y sus ojos castaños fijados en los míos. Sé que está nerviosa, y no dice nada.
–Contesta. —Me acerco a ella, y no hace ningún movimiento para levantarse, ni para hablar, solo me mira seria.
–Maldita sea Esmeralda, contesta. —La cojo por los hombros y la levanto quedando frente a mí. No sé si la estoy lastimando, pero estoy muy cabreado, no sé qué es lo que busca, no sé qué es lo que quiere de mí. Lo que esconde.
–Lo siento. —Es lo único que dice en voz baja, mirándome directo a los ojos. Frunzo el ceño si era posible hacerlo más.
–¿Qué haces en mi apartamento y que buscas?
No entiendo a esta chica. Estoy seguro que no es la misma Esmeralda de hace años, pero sé que algo me oculta, y lo voy averiguar.
***
Dejé una foto del apartamento <es solo una idea>
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Esmeralda
Teen FictionElla, una persona completamente antisocial, una persona que no confiaba ni en su propia sombra. Tenía motivos para no ayudarlo a él... ¿Él? Un misterio más. Pero... ¿Por él? ¿ella cambiará su forma de ser? ¿Ella?.... ESMERALDA.