XI

201 11 2
                                    

–Entonces... ¿Él tiene problemas? —Pregunté.

–No, bueno si... digo, no es que este comprobado, pero aquí lo sabemos o no sé tiene algún problema mental. Aparte, dicen que él tiene muchos problemas familiares, no se lleva con sus padres o no sé qué, pero nadie sabe la verdad realmente. ¿Sabías que el antes era popular? Y ahora es un don nadie, porque el mismo se lo buscó ¿sabes? algunas chicas se mueren por él... ya sabes el chico todavía tiene lo suyo, lo sexy no se le va, pero él se ha obsesionado tanto con algunas chicas; al punto que se cambian de escuela, ya la mayoría ni se le acerca.

–¿Obsesionado?

–Si, así como lo oyes, se ha obsesionado tanto, que algunas se han tenido que cambiar de cuidad.

–Los padres de las chicas... ¿No le avisan a la policía? O algo así.

–Sí, pero nunca hay cargos... porque es una obsesión.... pero él nunca le hace daño a la chica, físicamente no, pero mental talvez sí. ¿Me estas entendiendo? La policía no hace nada con eso, y menos si el chico es de una familia con bastante dinero. Así que si te llamó linda esa puede ser la primera fase, ten cuidado Esmeralda. No confíes en él, sé que está bonito y todo, pero esta mal de la cabeza.

Me encontraba hablando con Rocío, la que me contó de las obsesiones que ha tenido ese chico que me llamó linda, Josef. Que ni se atreva a obsesionarse conmigo, porque yo rapidito le arreglo ese supuesto maldito problema mental que tiene.

___

Los días han pasado rápido, diría yo muy rápido. No he visto a Isaac, y tampoco he comenzado mi trabajo, ya saben; espiar a Isaac. No me gustaría hacerlo, pero todos tienen un enemigo, y el mío es la curiosidad. También.... pues es mi trabajo, y lo tengo que hacer ¿no?

Pero estos días que no lo he visto, he estado pensado, y no sé si hablar con él y decirle que alguien sumamente extraño me mandó a espiarlo, o sólo dejarlo pasar y hacer mi trabajo.

Me encontraba en el supermercado ya mi cocina se encontraba bastante vacía, no tenía casi para comer. Todavía no me acostumbro hacer la compra, lo odio y eso que la hago desde los 13 años.

Ugh. Lo peor es cuando alguien está en el medio con su carrito de compras, y no me deja pasar.

–No puedo pasar. —Hablé.
Parece que la persona es media sorda.

–Dije que no puedo pasar. —Volví a hablar-gritar. Y aun así la persona no se movió.

Al parecer es un chico ya que, está vestido como chico, pero no puedo ver su rostro, porque aparte de que está de espaldas, tiene un abrigo con la capucha puesta.

No tuve más remedio que empujar su trasero con mi carrito de compras.

Wow y que trasero.

–Se puede salir del puto medio. —Le grité ignorando mi pensamiento anterior. Este se giró con mala cara, y en ese momento llegué a la conclusión de que tengo una muy mala suerte.

–¿Estás loca o qué? Eso dolió. —Dijo sobando su trasero.

Que mano con suerte.

–Tienes algún problema en el oído o te hacías el sordo ¿no te parece?

–No, no me parece. —Dijo serio.

–Ugh. Ya puedes sacar tu carrito. No puedo pasar, y para la próxima sin audífonos por favor. —Le comenté luego de ver en su cuello unos audífonos.

–Y qué pasa si no quiero moverlo. —Dijo alzando la ceja. ¿Acaso se está haciendo el chistoso conmigo?

–Mira, Isaac, no estoy para chistecitos, así que mueve tu jodido carrito. —Le ordené.

–Mm, tendrás que revirar y entrar por el otro lado. –¿Estaba de broma cierto?

–¿Estás loco? Saca tu puto carrito, ya. —Le medio grité, ya me estaba enojando. Por lo menos ese pasillo se encontraba vacío, nadie nos veía.

–Mmm, noo. —Dijo en tono burlón, pero medio serio.

–Isaac Elías, no estoy de bro... —No terminé la oración, porque me di cuenta que lo llamé por su segundo nombre. ¿Hace cuánto no lo llamaba así? ¿Casi 9 años? Pude ver que él también se sorprendió. No sabía que decir.

–Saca el carrito, por favor. —De verdad no sabía que decir, me sorprendí, le dije por favor; yo Esmeralda Watson, le acabo de decir por favor a Isaac, no... Más bien le acabo de decir por favor a alguien. Esto debe estar en mi biografía cuando muera.

Isaac en cambio no dijo nada, su semblante cambió a mucho más serio que antes. Y siguió su camino con su carrito, dejándome el paso.

Tenía el corazón a punto de salir. Hace mucho no me encontraba así.
¿Por qué lo tuve que llamar así? Peor aún ¿Por qué me lo tuve que encontrar? Esas eran las preguntas que me hacía, mientras guardaba la pequeña compra que hice, claro está que no podía hacer una compra grande, no tengo 4 manos para cargarla. Al terminar de guardar la compra me dispuse a darme una ducha.

Narra Isaac

¿Por qué me pasa esto a mí? ¿Me lo merezco? O sólo es un capítulo más de mi puta historia.

Esmeralda me llamó por mi segundo nombre; sólo mi madre me llamaba así, aunque... Esmeralda antes lo hacía, sólo cuando se enojaba.

Hace 9 años

Me encontraba escondido en el guardarropa de Esmeralda, mi objetivo era asustarla, amaba molestarla y hacerle maldades.
Hice un pequeño ruido, para llamar la atención de ella.

–¿Qué fue eso? —La escuché susurrar. En mis adentros me estaba muriendo de la risa.

Luego de dos minutos volví hacer el mismo ruido. No aguantaba más, necesitaba ir al baño urgente o me hacía pis.

–Joder, ¿quién está ahí? —Volví a escuchar su fina voz, y no me sorprendía que dijera malas palabras con tan sólo 6 años. Ya eso era normal en ella, y mis padres lo sabían, aunque siempre la regañaban.

–¿Isaac eres tú, verdad? —Sentí que se acercaba. Volví hacer el ruido más fuerte.

–Isaac Elías si eres tú, juro que te mato, y si eres otra persona... pues... igual lo voy hacer. —Solté una pequeña risita.

–Ya te escuché Isaac, salte ahora. —Volví a reír, su tono de voz enojada me daba risa.

–Ugh, Isaac Elías, no me da nada de risa. —Tuve que salir de mi escondite, por tres cosas, uno no quería que se enojara <Aunque creo que ya lo estaba> dos; creo que sentí algo recorrer mi pie y tres necesito el baño urgente.

Actualmente

Tenía bonitos recuerdos con Esmeralda, pero todo eso ya cambió; sólo éramos unos niños. Unos inocentes niños que no sabíamos nada de la vida. 

Supongo que ella tiene su versión del significado; vida. Sé lo que ella ha vivido.

Pero yo también tengo mi propia versión; ella, ni nadie, sabe lo que he vivido yo.

***
voten y comenten. 💋

Esmeralda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora