–Eliane...
Lia lo miró con una sonrisa reprimida en sus labios. Aún recordaba cuando preguntó aquel día porque le gustaba llamarle así y la respuesta de él. Lo recordaba y se sonrojaba. Aidan sonrió.
–¿Te asusté ese día?
–Oh –Lia volvió a sonreír–. ¿También lo pensabas?
–Sí –confirmó él–. Y me sigue gustando Eliane.
–Pues ya tienes un nombre para tu hija.
Lia lo soltó antes de pensarlo. Aidan por un momento se puso rígido, pero de inmediato restó importancia con una carcajada, aún cuando se alejó de ella.
–Aidan, yo...
–No, Eliane, está bien –trató de tranquilizarla, pero él mismo todavía se sentía inquieto–. Es que tengo algo que decirte.
–Ese tono no me gustó.
–Es una locura... –Aidan se acercó a la ventana que ya Lia había dejado, por tanto estuvo de espaldas a ella.
–¿Locura? Empiezo a pensar que este lugar tiene algo.
Aidan rió por el humor que Lia conservaba. A pesar de todo, aún había vestigios de la joven despreocupada que había sido.
–Yo creo –miró a lo lejos, la casa que se alzaba ante ellos.
–¿Y bien?
–Si...
–¿Qué locura quieres decirme Aidan?
–Eliane... –Aidan aspiró una gran bocanada de aire y soltó algo inimaginable–. ¿Quieres casarte conmigo?
¿¿Inimaginable?? Lia sintió que un rayo había caído sobre ella y sus ojos se abrieron desmesuradamente. ¿Se estaba volviendo loca o Aidan había dicho algo que jamás pensó que nadie le diría y menos él?
–Aidan –pronunció con la mayor calma de la que fue capaz, que no era mucha, ya que su voz apenas salió, bastante trémula–. ¿Estás de broma?
–¿Realmente podría bromear con algo así? –Aidan parecía seguro de lo que había dicho, pero un algo vacilante se dibujaba en sus ojos que hizo que Lia quisiera conocer las razones, el por qué de tan repentina e inesperada petición.
–Jamás –confirmó Lia con firmeza–. Aidan, te escucho.
–Bien –él tomó su mano y la condujo a sentarse en un sofá, cerca al fuego–. No quiero que te congeles.
Al contacto de su mano, lo menos que sentía Lia era frío. El shock del momento aún recorría sus terminaciones nerviosas y el toque de Aidan no hacía más que confirmar que todo era real y estaba sucediendo. Sin duda, él continuaba asustándola como aquel día.
–Eliane –Aidan la miró con intensidad–. Sería estúpido decirte todas las cosas que las personas "enamoradas" –lo enfatizó con desprecio– dicen. No es nuestra situación ni mucho menos la de esos ingenuos y no podría serlo por la misma razón que nos une hoy aquí. A los dos nos hirieron y traicionaron hasta dejarnos curados de por vida o incrédulos incurables... como prefieras. Pero yo sé que tú no mereces esa vida y yo tampoco la quiero. ¿Sabes? No podría decirle esto a nadie que no fuera tú, porque solo tú me entiendes y eres la única mujer en quien yo veo un futuro. Existe algo que nos une mucho más allá de todo lo que dos personas hayan experimentado jamás. Un sentimiento mutuo de solidaridad y unión nos atrae como un imán. ¿Tú también lo sientes verdad? –Lia se limitó a asentir–. No te puedo prometer amor porque eso no lo puedo sentir... porque no creo que exista. Sé que tú tampoco lo crees y no lo anhelas. Por esta situación, tú y yo sabemos lo que somos capaces y de lo que no. No te puedo prometer amor pero si lealtad. Jamás te fallaré, Lia.
–Aidan, no sé... –él puso un dedo ligeramente sobre sus labios para acallarla.
–Una última cosa. Yo quiero una familia y sé que tú también la quieres. ¿Crees que podríamos lograrlo de la manera tradicional?
Lia lo miró con silenciosa sorpresa. Aún no podía articular con coherencia sus pensamientos y mucho menos responder a la pregunta tan inesperada.
–No –Lia trató de recordar cada palabra–. ¿Por qué piensas que yo quiero una familia?
–No lo pienso –contestó Aidan–. Lo sé.
–¿Cómo?
–¿Recuerdas cuando jugábamos aquí a las preguntas y respuestas?
Lia trató de traer a su mente ese recuerdo que sin duda había sido de un tiempo tan lejano. "Aquí" solo podía significar los cuatro... y ella lo recordó.
El turno era de Kate y preguntó a Lia sobre sus "aspiraciones de familia". Ella respondió que le encantaría formar una familia y tener unos gemelos. Inconscientemente, Lia se sonrojó por lo que podía implicar, pero Liam solo había empezado a bromear, como de costumbre.
–Tú lo recuerdas.
–Sí –afirmó–. Siempre me pareciste una persona de lo más interesante. Cada una de tus palabras tuvo toda mi atención.
Lia se sorprendió por aquella afirmación de Aidan. Y aún más la sorprendió, darse cuenta que ella también había atendido cada una de las palabras y gestos de él. Porque era un misterio que estimulaba su curiosidad. Sus ojos que todo lo decían, aquellos ojos en los que ahora mismo podría perderse.
–Eliane –Aidan tomó su rostro entre las manos–. No te puedo prometer lo imposible pero sí te prometo que no te dañaré. Jamás haría nada que te dañara.
Y eso era una promesa que sería imposible de mantener. Bueno, Lia veía imposible de hacerlo y un gran temor también para ella.
–Aidan, no quiero dañarte. Yo no podría vivir con eso.
–Exacto, Eliane. Tú sabes lo que duele y yo... también –murmuró–. Nosotros más que nadie conocemos el dolor de una traición y sabemos que no podremos confiar en nadie más... nadie podrá acercarse lo suficiente.
–Lo sé, Aidan. Yo solo contigo... solo contigo me siento yo de nuevo.
–Yo... solo contigo me siento seguro –Aidan abrió su corazón como jamás lo haría con nadie... nunca–. Quiero que lo consideres, Lia.
–Eliane... –lo corrigió ella–. Me gusta que me llames Eliane.
–Bien, Eliane... promete que lo vas a considerar, ¿sí?
–No –Lia negó con vehemencia–, no puedo prometerte eso. Aidan –tomó esta vez ella su rostro entre las manos–. No hay nada que considerar. Yo no podría decirle "sí, acepto" a ningún otro hombre que no seas tú.
Ella esbozó una temblorosa sonrisa que él no pudo más que corresponder. No tenían idea de lo que podía suceder, pero tampoco tenían nada que perder. Los dos conocían a lo que se enfrentaban y sabían lo que podían esperar del otro. No esperaban alcanzar la eterna felicidad, ni encontrar el verdadero amor ni nada de ese estilo. Sabían que no existía. Tenían la certeza de que lo único verdadero era el momento presente y la lealtad de la única persona que conocía y había afrontado lo mismo que el otro.
Aidan se acercó y apoyo su frente en la de Lia. Cerraron sus ojos y acercaron sus rostros hasta que sus labios se unieron.

ESTÁS LEYENDO
Invierno
RomanceAidan y Liam Blake son hermanos gemelos y una vez habían sido amigos... hasta que ya no lo fueron. Eliane y Kate fueron una vez las mejores amigas... y todo se terminó. Aidan, Kate y Liam se conocían desde niños. Eran muy unidos... hasta que todo se...