Capítulo 16

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–Esperaba más de ti, Liam...

Con esas palabras, Lia se había despedido de Liam porque prácticamente no le había dirigido más la palabra, ni aun cuando le había dicho que se casaría con Kate. No lo había mirado siquiera...

Con Aidan, la situación no había variado demasiado. Se mostró indiferente y le deseó lo mejor del mundo, claro su tono habría aniquilado a un ejército. Definitivamente, si no fueran hermanos, Aidan habría usado todas las armas a su alcance para destruirlo porque nadie que hiriera su amor propio salía ileso. Pero no había hecho nada, ahí seguía e incluso cuando su madre le impuso el papel de padrino de bodas no se inmutó. No dijo absolutamente nada.

Él, con él la decisión de la boda sin duda lo tomó por sorpresa. No había pensado ni en mil años que terminaría proponiéndole matrimonio a Kate a tan solo días de la que hubiera sido la boda con Aidan. Porque él no era de los que se comprometían, de hecho, nadie había tomado en serio su resolución, ni siquiera Kate al principio.

Y eso hizo que se planteara seriamente como estaba llevando su vida. Lo que estaba haciendo era lo más sin sentido que haría jamás, casarse con la prometida de su hermano. Pero ¿qué iba a hacer? ¿Decir que no se casaría? ¿Pedirle a Kate que cancelara todo?

El escándalo sería aún mayor si una boda tan grande se cancelaba y su madre no quería ni oír hablar de ello. Liam, sin embargo, veía la oportunidad más grande de mostrarles a Kate y a todos que él realmente la amaba. Lo daría todo por ella sin dudarlo ni un instante... todo.

Los cambios fueron precipitados y era bastante obvio que nadie creía el "error" que había surgido en el nombre del novio, porque bien conocían que se habían comprometido Aidan y Kate, así que el hecho que ahora quisieran hacer pasar como una confusión entre Aidan y Liam por ser gemelos era absurdo. Pero así se manejaban los asuntos en su círculo y todos asintieron, aceptándolo. Eso, sin embargo, no acallaba cada rumor y comentario malintencionado.

Liam estaba sumamente nervioso frente al altar, esperando la llegada de Kate. Pensaba todo lo que podía ir mal en la boda y luego de ella. Aidan estaba serio, aunque a momentos ponía una sonrisa algo siniestra. Lia no miraba a ningún lugar, parada en la puerta de entrada. Finalmente la marcha nupcial irrumpió en el silencio y Kate hizo su gran ingreso.

Estaba bellísima, sonreía a pesar que su rostro aún conservaba rastros de incertidumbre. Su cabello rubio estaba recogido y su vestido era encantador. Sin duda alguna, era la mujer que amaba –se dijo cuando miró sus ojos. Y sintió, que casarse había sido la decisión más acertada de su vida. La amaba.


Lia sintió la ceremonia bastante irreal, parecía que flotaba y las palabras le llegaban desde muy lejos. Realmente, no le importaba demasiado lo que estaba sucediendo ahí. Solo quería que se terminara para olvidarlo, para hacer como si jamás hubiera pasado.

¿La razón por la que ella aún estaba ahí? Aidan.

Él no se lo había pedido, jamás habría hecho semejante cosa. Pero cuando ella le habló de irse, él la animó, le dijo que lo mejor era dejarlo atrás y olvidarlo. Que en cuanto él pudiera escapar, también lo haría.

Y ahí, ella se dio cuenta que estaba siendo algo egoísta. Porque Aidan le había apoyado en esos días como nadie lo había hecho antes en su vida, había estado escuchándola, animándola, siendo la clase de hombre que jamás pensó existiría. Así que, ahí estaba ella, en una boda que jamás hubiera presenciado si no fuera porque no quería dejar a Aidan. No quería que él afrontara eso solo, porque los dos habían sido quienes habían salido heridos, pero nadie como Aidan. Él jamás lo admitiría pero confiaba ciegamente en Kate y Liam antes de lo sucedido, a pesar de sus sospechas; y, por esa razón, le había sido tan duro ese golpe. Sin embargo, ahí seguía, parado en el altar junto al novio como si fuera cualquier cosa, ella necesitaba aprender a ocultar así sus sentimientos.

Llegó el beso de los novios y sintió una punzada de dolor y rabia. Miró a Aidan que la miraba a ella, y él le sonrió. Ante todo eso, él le sonreía... ¡Dios! Ella no pudo más que devolverle la sonrisa. Aidan...



***



–Aidan... –Lia se separó un poco y lo miró con curiosidad– empiezo a creer que la nieve me atrae para causarme problemas.

–¿Por el beso? –Aidan sonrió–, simplemente estamos practicando para hacerlo bien en la boda.

Lia rió y lo abrazó. Miró al cielo, pensando lo irreal de la situación. De nuevo.

–Tras cinco años, no sé si porque ha pasado el tiempo o cuál sea la razón, pero empiezo a sentir que esta es la situación más irreal que me ha sucedido.

–¿De verdad? –se separó y tomó su mano– ¿por qué irreal?

–¿Por qué? Porque no puedo creer que sea real. Días atrás ni siquiera tenía una cita y ahora ¿me voy a casar?

–Nos vamos a casar. ¿No pensarás huir, cierto?

–¿Realmente me crees capaz? –Lia soltó su mano–. Es imposible huir de ti.

Él se limitó a esbozar una sonrisa. La siguió de cerca mientras ella escapaba de los jardines.

–Buenas noches, Eliane –se despidió Aidan en las escaleras.

–Buenas noches, Aidan –Lia sonrió ampliamente–. Aún me gusta como pronuncias mi nombre.

Aidan la miró detenidamente mientras se alejaba. "Es imposible huir de ti" era una frase que se podría aplicar a lo que él también pensaba de ella.

–¿Qué me está sucediendo? –se preguntó Aidan, pero de inmediato negó firmemente. Existían asuntos que era mejor dejarlos tal como estaban.

Lia cerró la puerta de su habitación con una gran sonrisa en su rostro aún. No sabía qué era lo que estaba sucediendo, pero si ese lugar tenía magia, no quería que se terminara. Con Aidan, se sentía como jamás se había sentido con ningún hombre. Tal vez, porque a él podría confiarle todo, incluso su propia vida y sabría que estaba a salvo.

Se recostó pensando que mañana sería Nochebuena y su familia estaría preocupada por su repentino viaje. Se lamentaba de que su lado impulsivo surgiera en tan importante época, aunque al mismo tiempo no podía arrepentirse porque encontró a Aidan y ese pensamiento le generaba algo de temor. ¿Cómo Aidan había pasado de ser un recuerdo a alguien tan importante en su presente en solo horas? No sabía la respuesta, no lo entendía y no sabía si alguna vez quería conocer la razón.

En fin, lo único que quedaba era pensar en la manera más fácil de decirle a su familia que iba a casarse. Sí, seguro había una manera fácil –pensó, con sarcasmo– si antes su padre no mataba a Aidan, o alguien lo llamaba Liam. ¡Qué lío! ¿Qué iba a hacer?

Afrontarlo... porque en realidad lo sentía, era imposible huir de él.

Se recostó, anotando mentalmente que debía llamar a su madre al día siguiente para que no estuviera preocupada. Estaba bien, había llegado a salvo y en cuestión de días estaría de vuelta. Solo tenía que esperar hasta el veintiocho de diciembre, que era el aniversario de Liam y Kate si no estaba confundida –como si pudiera olvidarlo–. Y, si era posible, esa misma noche estaría volando de vuelta a casa para preparar la llegada de Aidan.

Todo parecía ir de manera acelerada en este lugar. Decisiones iban y venían, transcendentales que se sentían como nada. Pero si le daba algo de crédito, era que no parecía equivocarse de ninguna manera. Unía y separaba parejas... ¡curiosos pensamientos!

Intentó despejar su mente de tantas locuras sin sentido que se manifestaban. Si era totalmente sincera, no sabía cómo había podido pasar el día sin huir o terminar llorando destruida por los recuerdos. Pero no había sido para nada así, al contrario, ella había tenido un presagio oscuro para esos días y ahora solo se le antojaban hermosos y cristalinos. ¿Por qué?

Ni iba a intentar responder... no era necesario.

InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora