–¿Alejarme? –Aidan miraba con los ojos desmesuradamente abiertos–. ¿Ahora el culpable soy yo? ¡Déjame tranquilo! ¿Quieres? –sintió intensas ganas de estrellar su puño contra algo, de tomarla de los hombros y sacudirla; pero, era una mujer, estaba embarazada y, decididamente, él no era ese tipo de hombre.
–Yo sé que debería. Me he prometido que no haría nada más para intentar tu perdón... –bajó la mirada– pero no puedo imaginarme a mi bebé sin una familia completa. Tú eres...
Aidan la miró despectivamente. Sus ojos se dirigieron a su vientre y luego a su rostro. La odiaba y estaba cansado de odiarla, guardar rencor era agotador y, sorpresivamente, él ya no quería más vivir así. Decididamente no, quizá los perdonaría, pero eso no significaba que debían saberlo. Que sufrieran, que se sintieran culpables... eso era nada a lo que él pensaba que merecían.
–Tú pudiste haberte casado con mi "hermano" –su tono era afilado y frío–; inclusive, gemelo, por tanto somos idénticos ¿cierto? Pero eso no significa que yo te considere parte de mi familia. ¿Sabes por qué? Porque Liam no es nada para mí, no importa lo que nuestro físico diga... él y tú no existen para mí.
Kate asintió derrotada. Lágrimas pugnaban por salir pero las contuvo. Sabía que Aidan odiaba que una mujer se pusiera sentimental, bueno, él nunca había sido bueno manejando sus lágrimas.
–Lo sé –contestó en un susurro y suspiró–. Está bien, tu decisión es válida, lo entiendo –su tono era resignado–, solo quiero que sepas que entre Liam y yo no existió nada antes de romper nuestro compromiso.
Ella se giraba y la manera en que pronunció su nombre, la detuvo. Aidan tenía una sonrisa... una siniestra sonrisa.
–Realmente... ¿parezco tan tonto? –le retó–. ¿Ah? ¡Contesta! –sus manos formaron puños, cerradas con fuerza–. Nada, ¡qué palabra! –explotó–. Tú pretendes que yo crea que eso justifica todo, no más, que lo resume. ¿Acaso imaginas por un segundo que yo pensaré que se casaron en cuestión de días sin que nada haya mediado por meses? ¡Kate, no soy estúpido! –su voz era fuerte, demasiado para un espacio tan pequeño– una decisión así no nace de "la nada" a menos que fueran tan imbéciles... Liam y tú...
–Liam y yo –lo miró con la barbilla en alto–, fuimos unos imbéciles, como tú nos has calificado. Ciertamente fue una locura, ¿y qué? Aidan realmente, tú escapaste de nuestro compromiso y me dejaste todo a mí. ¿Qué esperabas que hiciera? Traté de cancelar todo y... ¡no tenía mi cabeza dispuesta a pensar en excusas! No podía ocuparme de los invitados, la comida, las flores... ¡nada de eso! Estaba sola, Aidan. Mis padres no me apoyaban en cancelar la boda, tu madre presionaba... ¿cómo, dime, podía escapar de todo eso?
–Pues sin duda, casarte con mi hermano gemelo fue la solución –contestó con ironía–. ¿Te parece que somos intercambiables y uno reemplaza fácilmente al otro, eh?
–No te comportes como un idiota, Aidan. Si por un momento yo hubiera dudado de mi capacidad para amar a Liam, no habría aceptado su propuesta de matrimonio. Pero creía en él, tuve que hacerlo. ¡No había otra solución!
–Ah, que idiota –Aidan simuló darse un golpe fuerte en la frente para dar mayor dramatismo a la situación–. Las bodas son imposibles de cancelar. La única solución es casarse, aun cuando haya que encontrar otro novio en horas.
–No estás siendo justo y tú lo sabes. Te desentendiste por completo de la boda cuando viste un simple abrazo de Liam, él siempre fue mi mejor amigo y estuvo ahí cuando tú te alejaste de mí. No fui fácil en esos días, estaba confundida y me sentía sola. ¿Por qué no estuviste para mí?
–¡Tú me alejaste Kate! Por Dios, no puedo creer que estemos discutiendo esto tras cinco años de sucedido. ¿Qué pretendes que logremos con esto? ¿Retroceder el tiempo?
–Yo te amé, Aidan. Sí que lo hice, pero fue Liam quien estuvo conmigo. No te reprocho nada, pero cada decisión tiene su motivo y consecuencia. Yo asumo mi responsabilidad pero también asume la tuya. Aquí no hubo víctimas, Aidan. Se tomaron decisiones y cada quien asumirá la consecuencia y será responsable del motivo, pero no intentes sacarte de encima esto también. Yo quiero superarlo, créeme, mas no me veo capaz de hacerlo sin aclarar todo contigo y Lia. No puedo lograrlo...
–Kate, una sola cosa –Aidan le clavó sus ojos grises–. Jamás, nunca, sucedió nada más con Liam... ¿nada más aparte que ese abrazo?
Kate abrió la boca y la cerró de golpe, recordando el beso que había desatado todo ese caos en que se convirtió su vida. No podía, no sabía por qué, pero ella no podía mentirle a Aidan. Jamás lo había hecho...
–No –Kate suspiró cansada–. En realidad, yo no tenía ninguna duda de nada hasta que... –no sabía cómo continuar– debo irme.
–Ahora terminarás lo que ibas a decir –le tomó el brazo con firmeza.
–Besé a Liam –él entrecerró los ojos– porque pensé que eras tú.
Había esperado la furia en Aidan, pero no el dolor que se reflejó en sus ojos. Los cerró y se alejó. Esta vez le dio la espalda pero no giró. Ella pensó en acercarse y consolarle pero... no podía hacerlo. Sabía que ella no podría consolarlo nunca más, solo dejarlo ir. Contaba con que alguien más estaría para consolarlo y amarlo como él merecía. Ya no podía ser ella, había tomado su decisión y debía dejarlo.
–Incluso ella –murmuró Aidan apoyando la frente en el cristal mientras miraba alejarse a Kate– ella, mi novia de años, me confundía con mi hermano gemelo –cada palabra la decía ininteligiblemente.
En su mente, únicamente veía a Eliane y pensaba nuevamente.
– Si Kate que estuvo a mi lado durante años no nos distinguía... ¿por qué Eliane si lo haría? ¿Por qué, tras cinco años sin verse, ella sería diferente?
Y una idea se hizo presente en su mente, como un fantasma poderoso. ¿Qué tal si durante todos esos años ella no hubiera olvidado a Liam y, en realidad, lo veía en él?
¡Maldito fuera Liam! Jamás lo dejaría tranquilo!
Kate se limpiaba las lágrimas que rodaban por sus mejillas, incesantemente. Lo último que habría querido era decirle a Aidan sobre el beso con Liam. Un error que había cometido y que les cambió la vida a todos. Solo que, ella sabía lo sensible que era Aidan sobre lo "exactamente igual" que era con Liam. Jamás le gustaba que pensaran que eran una sola persona, a Liam también le molestaba pero él lo afrontaba con humor y restándole importancia.
Aidan no. Él siempre había esperado ser único, como todos los seres humanos, pero su individualidad estaba marcada por tener a alguien prácticamente idéntico a él, a su lado. Muchas veces, ella misma, se había preguntado si Aidan no la había conquistado solo para demostrarse a sí mismo que, mientras Liam era su mejor amigo, él no era tan solo otro amigo sino su novio y era totalmente diferente.
Las decisiones que había tomado tal vez no habían sido las mejores ni se justificaban de ninguna manera pero ya estaban hechas. Ella no era el tipo de mujer que se lamentaba sobre la leche derramada, no. Asumía las consecuencias de lo que había decidido; y, sin embargo...
No podía desentenderse del todo de Aidan. No sabía por qué, pero sentía una especie de responsabilidad hacia él, de que su "deber" era hacer que él creyera nuevamente. Que no se encerrara en sí. Y sabía que era imposible, que ella nunca lograría que él la mirara siquiera y menos que le abriera su corazón.
Pensó tanto en lo que podía hacer y solo venía a su mente Lia. Una vez más, no había nadie capaz de conocer el corazón de alguien como Lia, y tal vez se equivocó. El de Aidan estaba tan resguardado que ya se preguntaba si alguien, alguna vez, lograría llegar a él.
Sí que lo quería, no iba a negarlo. Negar que durante todos los años juntos no lo hubiera amado sería un absurdo. Solo que... solo que... Sabía que no había justificación posible, pero si tan solo hubiera un camino para llegar a él. Ella lo necesitaba, Liam lo necesitaba, aunque no lo admitiera.
¿Qué debía hacer? ¿Seguir intentando o darse por vencida?
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Invierno
RomanceAidan y Liam Blake son hermanos gemelos y una vez habían sido amigos... hasta que ya no lo fueron. Eliane y Kate fueron una vez las mejores amigas... y todo se terminó. Aidan, Kate y Liam se conocían desde niños. Eran muy unidos... hasta que todo se...