Capítulo 1

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Eliane miró el árbol brillantemente decorado con el pesebre a sus pies y sonrió. Algo iba bien, después de todo. Claro, en ese mismo instante un intenso rayo de sol debía filtrarse por la ventana. Nada. Ni por asomo podía empezar a lucir como su anhelada blanca Navidad.

–¿Vienes a cenar?

Asintió y en el instante en que iba a dirigirse a la mesa escuchó que tocaban a la puerta. Ella estaba cerca así que abrió y la persona que entró se echó a sus brazos.

– ¡Te he extrañado mucho! –sonrió radiante su amiga... muy antigua amiga.

–¡Eh! –exclamó con sorpresa–. Han sido... años –la miró con detenimiento, fijándose en su abultado vientre.

– Lo sé, lo sé. No tienes que regañarme. ¡Pero aún vives aquí! –rió Kate.

Eso no sonó muy bien, pero Eliane disimuló una mueca. Nuevamente trató de expresar con la mirada lo que no quería poner en palabras.

–¿Me invitas a entrar? –pidió. Eliane se encogió de hombros–. Sé que ha sido mucho tiempo lejos, sin hablar ni comunicarnos.

¿Mucho tiempo? –se preguntó– ¡¡Parecía otra vida!!

–Sí, bastante –murmuró por lo bajo.

–Lo sé, Lia –por un momento su mirada se nubló con tristeza y remordimiento–. De cualquier manera, vengo a invitarte a mi boda.

Eso era... se atragantó. Tosió, volvió a atragantarse aunque sentía la garganta seca. Sentía que se asfixiaba y miró a otro lado.

–Oh... –pronunció o trato de hacerlo. De cualquier manera, parecía haberla escuchado.

–Sí, es una ceremonia muy íntima. Es como una especie de "renovación de votos matrimoniales"

¡Ah! Eso era diferente, seguía casada con el mismo hombre.

Asintió ya que no se le ocurría nada que decir. Y, realmente... realmente estaba confundida con su visita.

–¿Vendrás? Tú fuiste la madrina de mi boda, ¿recuerdas?

¿Recordarlo? ¡En otra vida! O–T–R–A V–I–D–A.

–Sí, por supuesto.

–Excelente, tengo pasajes de avión. ¡Vamos!

–¿Eh? –sí, no era su mejor palabra pero no se le ocurría otra. Ella no viajaba en Navidad y mucho menos a un lugar que no sabía, con alguien a quien, francamente, no esperaba volver a ver.

–¡Sí, necesito volver pronto! –Kate sonaba nerviosa.

–Sí, lo imagino –¿y eso a ella que rayos le importaba? Ojalá Kate se fuera pronto y la dejara tranquila. Realmente...

–Es en el mismo lugar.

Esas fueron las últimas palabras que había dicho o tal vez las únicas últimas palabras que Lia recordaba. Al momento siguiente, estaba empacando sus cosas con rapidez.

Sí, estúpidamente había estado en un momento sentada en su sofá favorito soñando con nieve y ahora... ahora tendría nieve a montones. ¿Quién decía que el pasado no podía volver?

Escuchaba que ella seguía hablándole, pero no le importaba. Había sido estúpido venir, siquiera considerarlo. Y sí, estaba totalmente convencida de eso. Bien...

¿Por qué ahora Lia preguntaba por él? ¡Esto era una pesadilla!

–Muy entusiasmado. De hecho no se nos había ocurrido, pero estará toda la familia. ¿Te imaginas? –Kate brindó una radiante sonrisa y ella solo quiso morirse ahí mismo.

–Excelente –Eliane trató de buscar su mejor sonrisa. No era nada fácil. Nunca pensó que esto podría volverle a pasar. No así, no ahora. Tal vez en mil años, no ahora.

–¿Cómo va todo contigo? –preguntó tratando de sonar amistosa. Realmente Kate se sentía bastante incómoda, como evidentemente Lia lo estaba.

–Bien, todo sigue... prácticamente igual –Eliane intentó cortar esa temática. No quería hablar de su vida, no con Kate. Después de todo... ¡¿en verdad como podía haber venido?!

Kate hizo varios intentos de hablar, cada vez menos entusiastas hasta que terminó por rendirse y Eliane, suspiró y miró al amplio cielo a través de la ventanilla. Esto jamás debería volver a pasar.

El trayecto fue silencioso. Eliane miraba como la que era su mejor amiga se tocaba el vientre distraídamente. Sinceramente, no entendía porque estaba haciendo esto. No tenía sentido. Nada tenía sentido.

¿Qué tal y sí estaba soñando?

Sonaba estúpido, incluso en su mente pero quiso convencerse que estaba soñando. El avión aterrizó y cuando bajó sintió el aire frío de un golpe en su rostro. Seguía soñando, podía ser posible. Siguieron caminando y las esperaba un hombre. Sí, tenía que ser un sueño...

Él abrió los brazos y Eliane se acercó. La estrechó cálidamente. Definitivamente, era un sueño.

Fue tan breve o tal vez no lo notó, lo siguiente que vio fue el dulce beso que él, Liam, le dio a su embarazada esposa Kate. ¡Ah! No era un sueño, era una pesadilla.

–Te ves bien, Lia –pronunció Liam con la ternura que caracterizaba a su voz desde que ella recordaba–. ¿Cómo estás? ¡Qué gusto verte! –a continuación, se dirigió a Kate–: Te dije que la convencerías... siempre fueron muy unidas.

Eliane trataba de sonreír y al escuchar la última parte se congeló su sonrisa en el rostro. Muy unidas... bastante hasta que Kate, su entonces mejor amiga, había cambiado a su novio por el de ella. ¡Qué lindo era el amor!

Apartó la vista rápidamente. Ver la complicidad entre ellos partía su corazón y ni que decir la radiante felicidad de sus rostros. Ella se sentía más que miserable. Es que no era justo... nada había sido justo.

Se subieron al auto de Liam. Tenía aún menos ánimo de hablar, que era decir poco. Si fuera por su voluntad, ya estaría de vuelta en su casa. Es más, no habría salido jamás de ahí. Su padre no había creído que se fuera tan repentinamente, su madre tampoco. Ella simplemente salió... y ahora se arrepentía. Nada de lo que pudiera suceder la convencería de que había tomado la decisión correcta al venir aquí.

Afortunadamente Liam parecía estar muy concentrado en su esposa y la dejaron a solas con sus pensamientos y sus recuerdos. El pasado podía doler aún –pensó mirando brevemente a la pareja que iba en el asiento delantero.

InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora