Epílogo

5.5K 591 169
                                    

–¡Maldición! –repitió Aidan, intentando no arrojar el teléfono lejos–. ¡Yo debía estar ahí, Eliane!

–Respira, Aidan –pidió, sofocando una risita–. Todo está bien. La próxima vez vienes conmigo, ¿sí?

–Puedes apostarlo –murmuró–. No sé por qué tuve que irme...

–Ya, ya –Lia esbozó una pequeña sonrisa–. ¿A qué hora llegas?

–En unos minutos. No vayas a ningún lugar.

–No, aquí estaré. Lo prometo –Lia rió–. Que sí Aidan, me quedaré aquí. No, no saldré sola como la última vez que lo dije y... –ella soltó otra carcajada–. No me burlo. Ya, adiós.

Lia colgó el teléfono mientras trataba de contener una nueva carcajada. Liam la miraba, divertido, mientras Kate negaba con la cabeza.

–¡Todos son así, Lia! –pronunció Kate–, se ponen como locos solo porque estás embarazada, ¿verdad Liam? –preguntó con ironía.

–No todos. Yo no era así –las dos rieron–. No lo era –insistió, torciendo la boca– ¿verdad, Kate?

–Claro... –contestó Kate lentamente dejando los ojos en blanco. Lia rió.

–¿Estás diciendo que miento? –preguntó Liam levantándose y Kate reprimió una risita–. Ven aquí.

Lia los miró, esbozando una gran sonrisa mientras pensaba en lo niños que parecían ellos muchas veces. Durante los meses que había pasado a su lado, se dio cuenta que su alegría era contagiosa y a pesar de la dura situación, parecían verlo todo a través de un mágico cristal de bienestar.

Ahora se veían tan bien. Ella se pasó una mano por el vientre, mientras no pudo evitar mirar a la pequeña de rizos rubios que dormía mientras sus padres no podían dejar de reír. Eran una hermosa familia.

Escuchó detenerse un auto y pareció que Aidan le gritaba algo al chofer. Su genio, no había estado de lo mejor, desde que se enteró que estaba embarazada y su primer chequeo coincidía con uno de sus viajes de negocios. Se resistió a ir pero ella insistió. Había querido acompañarlo sin embargo tuvo que quedarse, aunque nunca había sido tan feliz como cuando supo la noticia.

Embarazada. Esperando su primer hijo de Aidan. Nada la había hecho más feliz que esa noticia. Suspiró cuando él la estrechó y la besó.

–Hummm –soltó Liam despreocupadamente y Kate le dio un codazo.

–Ah, tú aquí –Aidan lo miró con una ceja arqueada y sonrió–. ¿Cómo están?

–Todo bien, Aidan –contestó Kate con una sonrisa–. ¿Cómo están ustedes? ¡Lia nos llamó para una gran noticia! –soltó emocionada.

–¿Ya le dijiste? –preguntó Aidan con mirada acusadora a Lia.

–¿Yo? –Lia negó inocente–. Jamás. Lo supo sola.

–Aja –Aidan no creía una palabra.

–¿De qué? –preguntó Liam, impaciente.

–Ah, por lo menos él no lo sabe –rió.

–No veo que sea gracioso –se quejó, sin embargo todos rieron.

–Bueno –alzó la voz Lia–. Aidan, los llamé porque son nuestra familia más cercana –los miró con cariño–. Hemos pasado muchos momentos juntos, buenos y no tan buenos. No obstante, estamos todos juntos nuevamente. Y, así como ustedes compartieron la alegría de tener a Catherine en sus vidas, queremos compartir nuestra alegría.

Kate sonrió ampliamente y Liam miró expectante. Aidan tenía una gran sonrisa de orgullo en sus labios.

–Aidan, cariño –Lia le tomó la mano y él de inmediato se acercó–. Estoy embarazada –sonrió y con un suspiró añadió–: de gemelos.

Los ojos de Aidan reflejaron sorpresa y alegría. La abrazó de inmediato y una sonrisa enorme se formó en sus labios.

–¿Gemelos? –Aidan repitió mientras Lia asentía–. ¡Por Dios, seré papá dos veces! –rió, encantado.

–Qué lío –murmuró Liam con una sonrisa de burla–. ¿Podías imaginarlo?

–Serán un lío sin duda –asintió Aidan–, pero estaré feliz de tenerlos en mi vida. ¡Tendré gemelos! –él le besó con dulzura, brevemente–. ¡Es increíble!

–Empezará de nuevo –Liam comentó–. Las rivalidades y problemas de individualidad, ¿no?

–Sí, pero es parte de la vida –Aidan miró con cariño a su hermano–. Esperemos que no terminen matándose –Liam rió.

–Eso sería deseable –acordó.

–No tengo palabras Eliane –Aidan volvió su mirada a ella. Estaba radiante, hermosa, como nunca–. Simplemente... te amo.

–Y yo te amo, Aidan –Lia lo estrechó y también lo besó.

–¡Felicidades! –Kate pronunció mirándolos con ternura–. Es una gran noticia y debemos celebrarla. ¿Les parece una cena en nuestra casa esta noche?

–Ahí estaremos –asintió Aidan y se despidieron de Liam y Kate, que llevaban a Catherine dormida.

–Soy tan feliz –pronunció Lia con una gran sonrisa–. ¿Se puede ser más feliz?

–Siempre pensé que no –Aidan la besó en la frente–. Cuando aceptaste casarte conmigo, pensé que no. Cuando te vi en el altar, junto a mí, pensé que no. Cuando pasamos nuestra mágica luna de miel, pensé que no. Cuando estuviste conmigo durante cada día difícil, pensé que no podría ser más feliz de tenerte a mi lado. Pero siempre es más... siempre te superas.

Lia sonrió. Se recostó en su pecho mientras él la abrazaba.

–Siempre te amé, Eliane –la besó–. ¿Cómo no lo noté?

Lia se encogió de hombros, apoyándose más en él.

–Estábamos ciegos –ella buscó sus ojos–, pero no más.

–Nunca más –prometió él mientras sus ojos grises se posaban con intensidad en los ojos castaños de ella.

Su Eliane.

FIN


InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora