Lia respiró hondo, tratando de mantener la calma. Los hospitales tenían un aire que siempre la había intranquilizado, no obstante debía controlarse. Aidan la necesitaba más que nunca y ella sería fuerte por los dos.
Había visto a la pequeña Catherine y era preciosa. Sus ojos celestes, idénticos a los de Liam, habían estado inquietos cuando la miró. Estaba despierta y movía su cabecita llena de pequeños rizos rubios. Era la perfecta combinación de Liam y Kate, era una niña hermosa... y podría quedar sola.
¡No! Tenía que pensar positivamente. Kate y Liam tenían una hija por la que vivir y luchar, ellos seguirían bien, estarían bien.
Se detuvo frente a un cristal que le permitía ver a Kate. Estaba en una habitación en estado crítico, no había reaccionado aún y por tanto la mantenían en estrecho monitoreo. No sabían si lo lograría...
Se le encogió el corazón de mirarla. Kate tenía los ojos cerrados, parecía que apenas respirara con tantos aparatos junto a ella. Sus rizos rubios estaban despeinados y su cara tenía varios moretones. Parecía tan tranquila y a la vez tan desesperadamente desolada. No sabía por qué, pero su tez lívida hacía que pareciera que cada vez se escapaba más la vida de ella.
¡No! –cerró los ojos con fuerza, intentando recordar a la Kate que ella conocía. La que siempre sonreía y tenía una palabra de aliento para cualquiera. Que era amable, divertida y risueña. Su mejor amiga.
Hacía tanto de eso y también de la boda que las había separado. Sin embargo, aún podía recordar lo que más las había unido, definitivamente. Lia siempre había odiado los hospitales pero se había caído de las escaleras y tenía una pierna rota, teniendo que permanecer un mes ingresada para que le hicieran los exámenes pertinentes y se recuperara. Protestó, se quejó, lloró pero nada valió. Tenía que hacerlo. Se había sentido tan triste y sola, no era que tuviera muchas personas que podrían visitarla. Y Kate había estado con ella, cada día iba con su enorme sonrisa a animarle el día, a contarle lo que había sucedido en la Universidad, a ponerle al corriente de las clases finales. Cuando llegaron los días de verano, bueno ella no iría a ningún lugar, ni siquiera a casa pero Kate iba de vacaciones. Ella no lo hizo, se quedó a su lado, bromeando que era mejor ver médicos guapos que irse a la playa.
¿Cuáles médicos guapos? –había reído Lia– ¿el doctor de sesenta años o el de setenta?
Los dos –pronunciaron entre risas y Kate sonrió ligeramente–. Es lo que hacen las mejores amigas –se encogió de hombros–, podré ir a la playa cualquier otro día.
Y, en ese instante, se habían convertido realmente en mejores amigas. Lia no podía olvidarlo, ella sabía que Kate era buena persona aunque lo sucedido había actuado en contra de todo. ¿Qué más daba ahora ya? Ella solo deseaba que Kate se recuperara, volviera a sonreír y sobre todo, volviera con su familia.
Sintió unos brazos cálidos que la rodeaban desde atrás. Esbozó una pequeña sonrisa mientras miraba a su esposo en el reflejo del cristal. Tenía el semblante sereno, pero sus ojos lucían desolados y tristes. Deseaba tanto abrazarlo fuerte y prometerle que todo estaría bien.
–¿Cómo está Kate? –preguntó Aidan en tono bajo.
–No lo saben –Lia carraspeó un poco–. No saben si lo logrará –su voz fue apenas un susurro. Él la estrechó contra su pecho.
–Necesitamos pensar que todo estará bien –Aidan la tranquilizaba–. Van a lograrlo, Eliane. Son fuertes y jóvenes.
–Sí –confirmó en un suspiro–. ¿Cómo está Liam?
–Consciente. Estoy seguro que se recuperará –aunque quiso sonar firme, no lo logró–. Me ha pedido... –su voz bajó en intensidad– que cuidemos a la pequeña, a Catherine.
–Oh –soltó Lia sorprendida. Claro, Aidan era su hermano y...–. Por supuesto que estaremos incondicionalmente con tu sobrina hasta que se recuperen.
Aidan esbozó una pequeña sonrisa de agradecimiento. Su amada Eliane, estaba dispuesta a cuidar a su pequeña sobrina y así mismo hablaba de que se recuperaran. No se rendiría, él tampoco perdía la esperanza de que todo estuviera bien. Tenía que estarlo.
–¿La viste? –preguntó Aidan–. ¿Cómo está?
Lia sonrió y le contó de la pequeña. Se dirigieron a conocerla, bueno Aidan la vería por primera vez, así como lo había hecho ella hacía unos minutos. Si bien, se habían enterado del nacimiento y fueron invitados al bautizo, no asistieron. Aidan envió un regalo para la pequeña pero eso había sido todo.
Los ojos de Aidan se humedecieron al ver a la pequeña. Le tocó una manito y ella tomó su dedo entre los suyos. Lia estaba conmovida. Se quedaron en silencio, Aidan mirando a su pequeña sobrina y Lia firmemente abrazada a su costado. Tenían miedo de lo que podía pasar, sus ojos los delataban, sin embargo trataron de pensar positivamente. Todo terminaría bien. Tenía que...
***
La recuperación fue lenta y progresiva. Afortunadamente, no había mayores secuelas que lamentar del accidente aunque por un año prácticamente, Lia y Aidan cuidaron a la pequeña Catherine, mientras sus padres se recuperaban totalmente.
Para mayor comodidad, dejaron su casa recién adquirida y volvieron al departamento de Aidan, que quedaba a escasos veinte minutos de la clínica. Pasado el temor, su relación había sido algo tensa, no obstante Aidan sabía que no podía estar enojado con su hermano, ya no lo estaba. Solo quería que estuvieran juntos como siempre. Liam aceptó con la mayor alegría esa noticia. Se sentía aliviado que finalmente su hermano estuviera dispuesto a olvidar y seguir, pues al fin que, eran solo los dos, únicos hijos y gemelos, la única familia que tenía antes de Kate y Catherine.
Aidan reflexionaba que tal vez había subestimado el poder del amor, lo había condenado sin permitir explicación alguna. Sin embargo, ahora que lo pensaba, y ¿si las cosas hubieran sido diferentes? ¿Si él se hubiera enamorado de Eliane y ella de él pero estaban en la situación de años atrás? Él no sabía que hubiera hecho, pero estaba seguro que de ninguna manera habría renunciado a ella. Aún contra todos, incluso Liam, él se habría casado con ella. Porque no podía imaginarse la vida sin ella. Su Eliane.
Cuando Kate realizó su último chequeo con el médico y ya tendría que volver en un año, todos respiraron aliviados. Decidieron celebrar una fiesta pequeña por la recuperación y porque el primer cumpleaños de Catherine había sido escasamente festejado por las circunstancias.
La casa que Liam y Kate habían adquirido era espaciosa y hermosa. Ubicada en las afueras de una gran ciudad, era un sitio perfecto para formar una familia. El jardín fue decorado con todo tipo de motivos infantiles para los pequeños invitados que recibirían.
No eran muchos niños, pero los suficientes para hacer bastante ruido ya que eran tan pequeños y con sus respectivos padres.
Aidan y Lia miraban encantados todo el alboroto que había. Aunque Aidan miraba con algo de aprensión como un costoso mantel estaba salpicado de chocolate.
–Le dije a Liam que no debía dejar que usaran ese mantel. ¡Es una locura!
–Es una fiesta –rió Lia–. Diviértete, Aidan.
–¿Diversión, eh? –la miró, risueño–. Ya veré que tan divertido será cuando tengamos nuestros propios hijos corriendo por todo nuestra casa.
–¡Divertidísimo! –Lia se burló–. ¡Imagínalos en el departamento de la ciudad, corriendo por tu despacho, junto a aquella escultura que...!
–¡No, no! –Aidan simuló sentirse horrorizado, sin embargo sonrió–. ¿Sabes? Ya quiero que tengamos nuestros hijos. Una niña con tus ojos, sería preciosa.
–Yo quiero un niño idéntico a ti –sonrió Lia, encantada–. ¡Sería precioso!
–¿Te parezco muy guapo? –bromeó él, abrazándola.
–Solo un poco –restó importancia, dejándose abrazar–. ¿Crees que pronto?
–Eso espero –contestó en un susurro Aidan, llevándola a un lugar escondido del jardín, para besarla durante largo rato.

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Invierno
Roman d'amourAidan y Liam Blake son hermanos gemelos y una vez habían sido amigos... hasta que ya no lo fueron. Eliane y Kate fueron una vez las mejores amigas... y todo se terminó. Aidan, Kate y Liam se conocían desde niños. Eran muy unidos... hasta que todo se...