Capítulo 30

3.5K 438 10
                                        


De pronto, a Aidan lo invadió un sentimiento extraño, de inquietud y temor; se sintió intranquilo y no supo por qué.

Es tan solo una llamada –se dijo–, no puede ser nada grave. Tengo que calmarme.

–¿Diga? –Aidan se mantuvo en silencio, escuchando a su interlocutor. Lia lo miraba con una pequeña sonrisa, hasta que él se puso pálido. Se alarmó. ¿Aidan, pálido? ¡Algo muy grave debió pasar!–. Por supuesto, iré de inmediato.

–¿Qué ha pasado? –preguntó Lia, acercándose a abrazarlo. Él parecía aún conmocionado, incluso temblaba un poco–. ¿Aidan? –sonaba asustada.

–Ha habido un accidente automovilístico –pronunció Aidan con lentitud–. Kate, Liam y su hija Catherine iban en uno de los autos.

Lia ahogó un grito de terror. ¿Qué había pasado? ¿Estaban bien? ¡No podían haber muerto! No, no era posible.

–¿Cómo están? ¿Cómo pasó? ¿Dónde están? –interrogó Lia.

–No lo sé. Era mi asistente, llamaron a la oficina. Tengo que salir, de inmediato –se levantó de golpe, pero se quedó parado, conmocionado.

–Iremos de inmediato –lo tomó de los brazos y fijó sus ojos castaños en los grises–. Estamos juntos en todo.

Aidan asintió en silencio. Lia sabía que tenía que empezar a organizar todo lo necesario para viajar. Llamó a la asistente de Aidan para que cancelara y reprogramara sus citas, reservó los pasajes de avión, tomó unas cuantas prendas de cada uno y llamó a su trabajo para avisar que no iría.

El chofer que llevaría a Aidan hasta su oficina y si fuera el caso, el aeropuerto, había llegado. Los dos subieron al auto y se dirigieron a esperar su vuelo. A últimas horas de la tarde, llegaron a la clínica en que estaban internados Liam, Kate y Catherine.

Aidan no había dicho una sola palabra durante todo el vuelo. Lia se había limitado a tomar su mano, en gesto tranquilizador y él se había llevado sus manos unidas a los labios, varias veces, inconscientemente. No la había soltado.

Eliane no podía imaginar lo que él estaría sintiendo, sin duda saber que un familiar estaba en peligro era un golpe fuerte para cualquiera; pero, un hermano... un hermano gemelo, sin duda debía ser aún peor. No podía suponer lo que haría si estuviera en su lugar, quizá no podría dejar de llorar o, realmente no sabía; no obstante, sin duda no tendría esa aparente serenidad de Aidan.

Poco después, les informaron que la pequeña Catherine viajaba en el asiento trasero, asegurada en su silla de bebé, por tanto no había sufrido ningún daño mayor. Aunque para cerciorarse, la tendrían en observación durante veinticuatro horas. Aidan preguntó por Liam y Kate. El médico puso gesto serio.

Liam había tenido cortos momentos de consciencia, por tanto podía estar despierto en ese instante y tampoco descartaban un trauma posterior por el impacto, así que tenían que practicarle varios exámenes antes de determinar si había tenido tanta suerte en el accidente como parecía. El doctor pidió a Aidan que lo acompañara a verlo, pues ni siquiera tenía que preguntar si les unía algún parentesco. Lia asintió, asegurando que estaría bien sola e iría a chequear a la niña y a Kate. ¿Dónde estaba Kate?

Otra doctora más joven pidió a Lia que la siguiera, aunque su cara se ensombreció visiblemente. Eso la preocupó. ¿Por qué no decían nada de Kate?


Aidan se quedó en el umbral de la puerta, silencioso mientras el médico miraba una de las pantallas junto a la cama, anotaba algo y asentía. Lo miró, pidiéndole que entrara.

InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora