Capitulo 1

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Un sonido desagradable rompe el maravilloso silencio que reinaba en mi habitación. El estúpido despertador estaba anunciando el comienzo de un nuevo día de instituto. Cogí mis mantas y me tapé hasta la cabeza, odiaba levantarme y más aún si era para ir al instituto. Después de unos diez minutos de dolorosa agonía sintiendo como ese pitido se metía por mis oídos alguien lo apagó. Me proponía relajarme y seguir durmiendo cuando…

-Angie… Tenemos que ir a clase… Despierta…- ¡Señoras y señores, aquí tenemos al hermano más maravilloso del mundo también llamado Alex!

-Ya voy pesado…- Dije mientras me enderezaba en la cama y entraba en el trance de todos los días: sentarme mirando a un punto fijo durante un rato.

Mi adorable hermano salió de mi habitación dejándome sola. Alex era dos años más pequeño que yo pero el hacía totalmente el papel de hermano mayor. Vivíamos la mayor parte del tiempo solos ya que nuestro padre viajaba mucho a causa de su trabajo y no estaba casi nunca en casa. Al final me levanté de la cama calzando mis zapatillas de conejitos y me dirigí a la ducha no sin antes conectar mi IPod a los altavoces y programar el modo aleatorio. Una relajante ducha acompañada de “American Idiot” de Green Day nunca viene mal. Salí y me envolví en una toalla para dar paso a un secado de pelo rápido. Cuando estuvo completamente seco bajé a desayunar. Entré en la cocina y tenía un zumo de naranja y un cola-cao calentito acompañado de unas galletas de chocolate encima de la mesa. Hay tenéis por qué Alex es el mejor hermano del mundo. Desayuné con toda la calma del mundo y regresé a mi habitación donde me vestí y peine para una mañana de aburrimiento escolar.

Unos ajustados shorts negros con una camiseta blanca de vans acompañado de unas bonitas vans old skool negras era la ropa adecuada para mi mañana. Me hice también una coleta alta y me pinté la raya. No soy muy alta, tengo los ojos verdes y el pelo largo, rizoso y rubio, también soy algo morena de piel. Mis amigos me caracterizan como una persona divertida, aunque también dicen que soy dulce y tierna, yo no estoy ni por asomo de acuerdo con ellos. Mi novio, Max, tiene dos años más que yo y llevamos ocho meses juntos, es un amor de chico. Antes tenía también un mejor amigo, pero al mudarme a Londres hace ya bastantes años digamos que se rompió la amistad. Al principio aun quedábamos para vernos y hablábamos casi todos los días pero él llegó a cumplir su sueño y hacerse famoso y las conversaciones fueron disminuyendo hasta el punto que no teníamos tiempo ni para decirnos un hola por WhatsApp. Mucha gente del grupo que teníamos cuando éramos pequeños fueron entrevistados por la tele o alguna revista para avergonzarlo, pero yo no iba a hacer eso, creo que era la única que quedaba por hacerlo pero él había sido una parte muy importante en mi vida y no quería herirlo ni nada por el estilo. Y bueno os preguntareis quien es ese famoso que algún día fue mi mejor amigo ¿no? Pues ni más ni menos que Liam Payne de One Direction. La verdad que me dolió bastante que se rompiera nuestra amistad, él era como mi hermano mayor del que aprendí mucho pero su sueño era cantar y cuando pasó a formar parte de One Direction me alegré mucho por él. Que no tenga mejor amigo no quiere decir que no tenga mejor amiga ¿no? Pues esa es Katy, la pequeña loca con la que puedo hablar de cualquier cosa y te aconseja de la forma más sincera que puede, con la que comparto algunos gustos y la que me ayuda cada vez que tiene oportunidad.

Preparé la mochila para ir a clase y cogí mi skate. Lo dejé todo en la entrada y fui a buscar a mi hermano. Alex era un poco más bajo que yo, rubio también solo que con el pelo liso y cortado como Justin Bieber, tiene los ojos del azul más intenso que podéis imaginar y su tono de piel es exactamente el mismo que el mío. Es atento, simpático, dulce, adorable… si no fuera mi hermano y tuviera unos años más le pediría que fuera mi novio pero la naturaleza es sabia y no ha querido que sea así, solo tenía 15 años y a su corta edad ya era el hombre perfecto. Entré en su habitación y se estaba calzando.

-¿Ya estás enano? Vamos a llegar tarde- Dijo cogiendo su mochila y poniéndomela al hombro.

-Sí, ya estoy, ¿Vamos?- Dijo él. Bajamos y él cogió su mochila y su skate.

-¿Una carrera hasta el instituto?- Dije yo sonriendo a causa de que ya sabía la respuesta.

-Prepárate para perder- Dijo poniéndose la mochila a la espalda y cerrando la puerta de casa.

Salimos a la calle, puse mi mochila al hombro y me subí al skate cogiendo velocidad, el instituto no estaba muy lejos pero caminando eran unos veinte minutos. Alex se puso a mi altura y al llegar al instituto casi atropello a alguno de sus amigos, aún no se acostumbraban a nuestras carreras matutinas. Por las mañanas había muchos coches por las calles de Londres pero gracias a los atascos el movimiento era mínimo por lo que nos permitía hacer un poco el tonto por la carretera.

Me despedí de mi hermano y corrí hacía mi primera clase de la mañana a la que llegaba tarde como de costumbre. La profesora de matemáticas, Betty, ya estaba acostumbrada o sea que me esperaba para empezar la clase. Entré cerrando la puerta y pidiendo disculpas y me senté en el único sitio libre de la clase, al lado de Katy, que sonrió nada más verme entrar.

-¿Habrá algún día en el que llegues a tiempo?- Me preguntó en un susurro.

-Puede, ¿Quién sabe?- Respondí yo sonriendo- El día que me traigas en coche llegaré a tiempo.

-Eres un caso aparte Angie…- Dijo ella negando con la cabeza.

-¡Smith!- Gritó la profesora- Que le permita llegar un poco tarde a clase no quiere decir que pueda permitirse el lujo de pasarse la clase hablando.

-Lo siento, no volverá a ocurrir- Dije un poco avergonzada.

No volví a abrir la boca en lo que resto de mañana. 

Un pasado para recordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora