Capitulo 3

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Elliot era un niño rubio y rizoso de ojos marrones, era también bastante guapo, como casi todos los del grupo de mi hermano, y bueno Dusty era una gata blanca como la nieve y con unos ojos azules que encandilaban a cualquiera, tenía mucho pelo y se notaba que estaba bien cuidada, no tardaría en aparecer su dueño, una gata así no se deja por ahí suelta así como así. Elliot y yo acabamos de preparar su hamburguesa y colocamos los tres platos en una bandeja que dejamos encima de la mesita del salón. Cenaríamos viendo una película que como no escogerían los dos chicos de la casa. Acabamos de cenar al mismo tiempo que acabo la mejor película de comedia que había visto en mi vida. Casi dos horas para comer una hamburguesa con patatas bastante fría ya que entre tanta risa era imposible comer a gusto pero me lo había pasado bien. A las doce y media o así mi móvil empezó a sonar por lo que tuve que subir en un carrera a mi habitación pero me encontré con que no sabía dónde tenía el IPhone asique hasta que lo encontré sonó tres veces más, lógico en mí, perder el móvil. Cuando al fin lo encontré y vi que el que llamaba era Max, descolgué.

-¿Si?- Dije yo al contestar.

-¿Habías perdido el móvil de nuevo, no?- Dijo mi querido novio riéndose al otro lado.

-Me parece muy mal que te rías de mi- Dije yo haciéndome la ofendida.

-Yo no me rio de ti mi niña- Dijo él con esa voz que derretía a cualquiera.

-¿Ya estás en casa?- Pregunté yo.

-Si- Dijo él- Me iba a quedar un poco más pero me dieron no sé qué mierda y me duele la cabeza.

-Ya verás mañana la resaca- Dije yo ahora riéndome de él y sus pesadas resacas.

-Me podías venir a ver mañana- Dijo él con voz de niño pequeño- solo lo dejo caer jajaja.

-Si puedo te llamo por la tarde ¿Vale?- Dije yo- Por la mañana cuando se vaya Elliot me voy de compras con Alex.

-Vale- Dijo él- Si eso a la hora de comer te llamo.

-Okey- Dije yo- Aunque no creo que estés despierto.

-Bueno amor- Dijo él- Me voy a dormir que estoy cansado, mañana hablamos.

-Adiós tontín- dije yo- Sueña conmigo.

-Eso siempre- Dijo él antes de colgar.

Me levante de la cama y abrí la puerta para bajar al salón pero dos gilipollas casi se caen encima de mí. Ahora tenía tirados en el suelo de mi habitación a Elliot y a Alex quejándose por el golpe que se habían dado. Estos niños aparte de cotillas eran imbéciles. Cuando se decidieron y se levantaron del suelo puse mi cara de enfado fingido y las manos en la cintura.

-¿Nunca nadie os ha dicho que escuchar detrás de las puertas es de mala educación?- Pregunté yo lo más seria que pude.

-¿Nunca nadie te ha dicho que eres muy mala fingiendo?- Dijo mi hermano riéndose de mí.

-Pues sí, más de una vez pero estoy muy orgullosa de ello- Dije yo saliendo con los chicos de mi habitación.

-Y… ¿Qué te ha dicho tu novio?- Preguntó Elliot con una sonrisa y levantando las cejas repetidamente.

-¡Que más os da!- Grité yo mientras corría a ocupar el sofá y taparme con una manta- ¿Ahora os interesáis por mi vida sentimental o qué?

-No- Dijeron a la vez.

-Sabes perfectamente que me da igual lo que hagas- Dijo mi hermano ya más serio mientras se sentaba en el otro sofá seguido de su amigo.

Vimos la tele un rato más y finalmente, bastante cansada, me fui a mi habitación no sin antes echar a los chicos a dormir y recoger un poco el salón.

Un pasado para recordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora