capitulo 64

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A la mañana siguiente me desperté, y sin molestar a An me levanté para dirigirme a la ducha. Hoy iríamos a casa de mi madre. Estaba totalmente seguro de que le iba a encantar Angie. Si no había ningún problema, haría tiempo y nos quedaríamos a dormir allí. Mañana volvería a casa. Me imagino que todo se halla tranquilizado un poco. Salí de la ducha con una toalla a la cintura y regresé a la habitación. Me propuse despertar a mi bella durmiente, aunque sabía perfectamente que odiaba que la despertaran.

-Angie…- Dije tumbándome detrás de ella y apartando el pelo que tapaba su cara- Despierta… Es hora de levantarse…

-Un poco más… por favor…- Dijo acurrucándose más.

-Iré a preparar el desayuno- Dije levantándome- Te quiero ver en la cocina en diez minutos.

-Vale pesado-Dijo ella malhumorada tapándose la cabeza con la almohada.

Antes de salir de la habitación me vestí. Caminé hasta la cocina y me encontré allí con Marta. Niall estaba viendo un partido de futbol en el salón. Calenté café y me senté con ella a desayunar.

-¿Qué tal lo llevas?- Preguntó de repente.

-¿El qué?-  Dije yo.

-Ya sabes, lo de Angie- Dijo ella- Llevabas mucho tiempo esperando que apareciera, ahora que aparece, no es la misma, tiene que ser duro…

-Lo llevo bien, mejor de lo que esperaba- Realmente lo sentía así- Además, sigue siendo la misma Angie, no ha cambiado, simplemente tiene la cabeza un poco más… ¿Vacía? Sí, algún día todo volverá a la normalidad.

-Aún sigo pensando por qué desapareció así sin más…- Dijo ella- El día que se enteró de lo tuyo… El día que todo se jodió… Tantas veces que la llamamos, fuimos a su casa… ¿Y nunca supimos nada? ¿En cinco años? Todo fue muy raro.

-No hace falta que me lo jures…- Dije yo.

Sentí a Niall hablar y supuse que Angie al final se había levantado. Acabé de desayunar y lavé mi taza. Me dirigí al salón y Angie veía el fútbol con el irlandés. Me senté al lado de ella y apoyó su cabeza en mi hombro. Pitaron un penalti a favor del equipo al que apoyaba el irlandés. Angie se rio.

-Te apuesto lo que quieras a que no lo mete- Dijo ella mientras los jugadores se preparaban.

-Iré pensando que pedirte- Dijo el rubio seguro de lo que decía- Porque perderás la apuesta.

-Sigue soñando bonito- Dijo ella, en ese momento el jugador tiró el penalti y como no, falló.

-¿En serio?- Dijo Niall indignado, me hacía gracia cuando se ponía así- No puede ser, ¿Eres adivina o algo?

-Solo con ver la colocación que tenía se sabía que iba a fallar- Dijo ella.

-¿Tu desde cuando sabes tanto de fútbol?- Preguntó el irlandés.

-Desde siempre- Dijo ella levantándose- Una no va contando por ahí lo que sabe de fútbol, si no, no ganaría ninguna apuesta.

Caminó hacía su habitación. Yo fui a la mía y me cambié. Cuando salí con todas las cosas que había llevado ya metidas en mi mochila, piqué a la puerta de Angie. Me mandó pasar. Estaba acabando de recoger sus cosas. Se agachó a cerrar su maleta y tuve que controlarme. Tenía a la chica de la que llevaba enamorado desde los diecinueve años dándome el culo y yo no podía acercarme y follarla contra la pared. Salí de la habitación. No iba a aguantar mucho más allí dentro. Me despedí de Niall y Marta, cogí las llaves del coche de Angie y bajé a dejar mi mochila y meterme dentro. A los cinco minutos Angie salía a la calle hablando por teléfono. Metió su maleta en el maletero y entró al coche.

-No voy a ir, no insistas- Dijo ella, parecía molesta- ¿Paula? ¿Pero no estaba en Australia?- Se quedó callada, ¿Con quién hablaría?- Lo pensaré ¿Vale? Si voy, solamente será porque me apetece conocer al novio de Paula y porque te quiero- Sonrió- Últimamente estoy un poco liada, pero cuando pueda pasaré a verte, de verdad- Dijo ella- Sé lo que hago, ya no soy una niña… No, no hay ningún chico- ¿No hay ningún chico? La miré extrañado, ella miró hacia mí y sonrió, puso su mano en mi cara y se acercó- Mañana te llamo, tengo prisa, un beso, te quiero- Dijo todo esto muy rápido y colgó el teléfono.

Se acercó más a mí y me besó. Era tan dulce… Se separó de mí y se puso el cinturón de seguridad. Arranqué el coche y nos pusimos en camino hacía casa de mi madre.

Narra Angie.

El trayecto en coche fue algo largo y bastante aburrido. Mi hermano había llamado antes de salir para invitarme a una comida familiar. Por su puesto que me apetecía estar con mi hermano y con mi prima, tenía mucho de qué hablar con ella, pero no me apetecía nada ver a mi padre. Sé que ya soy mayor suficiente para hablar con él y aclarar nuestras diferencias, pero con él es imposible hablar. Lo tendría que pensar, pero probablemente acudiría a esa comida. Según Alex, Paula se había echado novio en Australia, quería conocer al afortunado.

Harry aparcó mi coche enfrente de una casa preciosa. Nos bajamos y caminamos hacia la entrada. ¿Cómo sería la madre de Harry? No tarde en averiguarlo. Antes de picar a la puerta una señora, he de decir que era muy guapa, nos abrió y abrazó a Harry como si llevara años sin verlo. Cuando se separó de él agarró mis manos y me miró de arriba abajo.

-¿Es tu novia cariño?- Dijo la mujer dirigiéndose a Harry.

-Mamá, cierra la boca- Dijo Harry mientras sus mejillas se tornaban rojas.

-Digamos que aún no lo soy- Dije yo riendo.

-¿Y cómo te llamas bonita?- Preguntó ella.

-Angie- Dije yo- Encantada señora.

-Llámame Anne- Dijo ella- Aún soy muy joven para que me digan señora.

-Bueno…- Dijo Harry incomodo- ¿Entramos?

-Por supuesto- Dijo la señora y caminó hacia dentro de la casa.

Harry cogió mi mano y seguimos a su madre. Llegamos a la cocina y olía que alimentaba. Pregunté si podía ayudar en algo pero la mujer se negó. Harry me llevó a dar una vuelta por el pueblo. Era muy bonito la verdad. Llegamos a un parque enorme, como los que había cerca de mi casa. Estaba lleno de niños jugando al futbol, adolescentes con sus skates y los típicos críos metiéndose mano. Harry se acercó a un grupo de chicos que estaban sentados en un banco. Todos se levantaron a saludarlo y a abrazarlo. Supongo que serían sus amigos. Eran un poco jóvenes para serlo. Tendrían unos veinte o veintidós años. Tras hablar un rato con esos chicos volvimos a su casa. Comimos con su madre. La había nombrado la mejor cocinera del mundo. No había comido nada igual en mi vida. Después de comer Harry subió a su habitación a dormir la siesta, era como un niño pequeño. Yo ayudé a su madre a recoger y luego nos sentamos en el sofá. Era tan agradable hablar con ella… me gustaría haber tenido una madre alguna vez. 

Un pasado para recordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora