Capitulo 60.

317 22 0
                                    

Narra Angie.

Oh dios. Nos estábamos besando. No, no, no, esto no puede pasar. Harry no me gusta. ¿Por qué seguimos besándonos? ¡Angie reacciona! No podía dejar de pensar en lo mismo. ¿Me quería? Me estaba gustando el beso, ¿Lo hacía? Ahora mismo estaba demasiado asustada y demasiado confundida para poder pensar en nada. Harry, el chico rizoso que acababa de salvarme de las manos de Ryan, el chico que realmente estaba siempre para mí. Ahora todo tenía sentido. ¡Harry me quería! Me separé de él. Su cara mostraba preocupación. No quería que se sintiera mal por esto, pero tampoco quería que se hiciera una idea equivocada.

-Harry, yo…-Empecé a decir pero él me corto.

-Lo siento, no podía aguantarme más- Dijo él nervioso- Sé que ha estado mal, es mi culpa, lo siento, en serio, debería irme.

-No, no, no, está bien- Dije sonriéndole- No ha estado mal, de verdad, solo que yo… no creo que sienta lo mismo… no lo sé, estoy… confundida.

-Deberías dormir un poco- Me dijo, me sentí mal, se le veía triste.- Dormirás en mi casa, llamaré a alguien que arregle la puerta.

Asentí. Me dispuse a bajar de su regazo pero no me lo permitió. Se levantó de la cama conmigo en brazos y se dirigió a su casa. Entramos en una habitación que supuse que era la suya, la cama estaba desecha. Me tendió sobre la cama, me arropó, besó mi frente y se fue. Realmente aquel chico era un amor, pero por desgracia, no provocaba ninguna sensación aparte de la de cariño por mi parte, era como un buen amigo. Después de aclarar mi mente me dormí con dos ideas en la cabeza. La primera, ir a denunciar a Ryan, realmente se había pasado, y la segunda, vivir todo lo que no había podido vivir en cinco años, ahora tenía a mi mejor amiga de vuelta y a Harry, ellos no me prohibirían nada ni estarían todo el día encima de mí como lo hacía Ryan.

Desperté. Me sonaban las tripas. Tenía hambre. Me dispuse a levantarme de la cama y me percaté de que no estaba en mi habitación y estaba en ropa interior. Me acerqué al armario y cogí una camiseta. Era lo suficientemente grande como para taparme. Salí de la habitación. Sentí la voz de Harry y de otro chico en la cocina. ¿Con quién estaría?

-¿Qué voy a hacer Liam? La quiero conmigo, la necesito de vuelta- Decía Harry desesperado, ¿De quién hablarían?

Espera, ¿Liam? Ese nombre… Entré en la cocina. Saludé. Los dos hombres miraron en mi dirección. Me quedé petrificada. Un montón de imágenes empezaron a correr por mi cabeza. ¡Liam! ¡Era Liam! Mi amigo. Dios mío. Tantas cosas que habíamos vivido juntos… No puede ser, realmente era increíble.

-¡Liam!- Dije y él sonrió. Corrí a abrazarle. Le cogí la cara. Era de verdad. No estaba soñando de nuevo. Estaba feliz.

-Ha pasado tiempo pequeña… Sabía que volverías…- Dijo él, ¿A qué se refería? En realidad me daba igual, solo me importaba que él estaba ahí, conmigo.

-¿Qué haces aquí? ¿Conoces a Harry?- Pregunté.

-Somos muy buenos amigos- Dijo y rio, miré en dirección a Harry y sonreía, ¿Seguiría triste? Espero que no, no quería verlo así.

-¿De qué os conocéis?- Le pregunté a Liam y miré en dirección a Harry- ¿Y tú por que no me habías dicho que lo conocías?

-Cantábamos juntos, tuvimos un grupo…- Dijo y miré en dirección a Harry de nuevo, parecía que iba a matar a mi amigo.

-¿Cantabais?- Dije yo- ¿De verdad? ¿Cumpliste tu sueño?

-Sí… ¿No te acuerdas de eso?- Preguntó.

-No… yo… no me acuerdo- Dije.

-Oh claro- Dijo él nervioso, Harry tapaba su cara con sus manos, estaba… ¿Frustrado?

Conversamos un rato más y Liam se tuvo que ir. Me dio pena, quería seguir hablando con él. Me contó que se había casado. ¿Os lo podéis creer? Mis dos mejores amigos casados y yo sin saberlo. Quería conocer a sus parejas, ¿Serían agradables? Liam me había dicho que me pasara por su casa algún día con Harry. Lo haría. Sería divertido. Estaba sentada en el salón mirando en twitter. Harry no me había dejado preparar nada para comer y se había puesto a cocinar. Solo me tocaba esperar.

Narra Harry.

Voy a matar a Liam. Juro que lo haré. Les dije que no le dijeran nada a Angie y llega él y le cuenta que teníamos un grupo. Este chico era idiota. Preparé pasta para comer. Era la comida favorita de Angie. La serví en dos platos y los llevé al salón. Ella estaba centrada en su móvil. Cuando despegó la vista del aparato me sonrió. Me encantaba que hiciera eso, aunque sabía que no significaba nada. Mi propósito de enamorarla de nuevo no estaba dando el resultado que esperaba. De aquella éramos unos críos, ahora unos adultos. No era lo mismo. El sonido de un teléfono sobresaltó a Angie. No era la el mío. La vi levantarse y salir de casa. Probablemente fuera el suyo. Regresó. Estaba hablando con alguien.

-Hoy no puedo, lo siento- Decía ella- ¿Mañana? Vale, le pediré a Harry la dirección, adiós.

Se sentó de nuevo a mi lado. Estaba pensativa. No sabía que decir. Le había declarado mi amor por ella y ella me había dejado claro que no sentía lo mismo. Eso dolía, dolía mucho. Pero, ¿Qué hubiera pasado si me hubiera quedado en casa en vez de ir a cumplir mi sueño? Jamás la hubiera conocido, y eso hubiera sido peor. No me rendiría. Cinco años sin ella, eso había sido mucho tiempo ya. Cuando terminamos la comida, ella se despidió y se fue, no sin antes agradecerme todo lo que había hecho por ella. ¿Quién me mandaba decirle que la quería? Podía haber esperado. Soy imbécil. Sentí mis mejillas húmedas y me di cuenta de que estaba llorando. Frustración era lo que sentía en ese momento. Me eché en el sofá y me dormí. No había pegado ojo en toda la noche.

Cuando desperté miré mi móvil. Tenía mensajes de los chicos. No me apetecía leerlos. Llevaba sin saber nada de Angie unas cuantas horas. ¿Qué estaría haciendo? Deslicé el dedo por mi lista de contactos. “An”. Había mirado su número nuevo en su teléfono. Le abrí conversación en WhatsApp.

-¿Qué tal estas? Si necesitas algo, ya sabes dónde estoy.

Pensé que no lo miraría pero no tardó en contestar.        

-An: Estoy bien, gracias, he ido a denunciar a Ryan, no traerá más problemas, o eso espero, ¿Tú estás bien? ¿Has dormido?

-Yo estoy bien también, y sí, he dormido una larga siesta… jajaja.

-An: Me alegro, ¿te apetece venir conmigo mañana a ver a Katy?

-¿Quieres que vaya?

-An: Claro que quiero que vengas, pero si no quieres no pasa nada…

-¿A qué hora?

-An: A las doce y media, y una cosa, ¿Por qué tienes mi número?

-Tengo contactos jajaja.

-An: Ya, ya… Bueno me voy a dormir, estoy cansada.

-Duerme bien, pequeña.

-An: Lo mismo Hazza.

¿Hazza? Hace mucho tiempo que nadie me llama así. Realmente mucho. Me alegraba mucho que quisiera hacer cosas conmigo, aunque fuera ir a casa de su amiga. Vi un rato la tele y volví a dormir. La siesta que dormí en el sofá no me había permitido descansar.

Un pasado para recordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora