Capitulo 31.

661 25 2
                                    

A la mañana siguiente me despertaron unos besos por mi cara. ¿En serio? Vale, era bonito despertarse así, pero… esto sí que era pasteloso. Por lo menos no me había despertado de mal humor, cosa extraña. ¿Harry me estaba cambiando? Oh no, sigo siendo la misma, algo más… ¿enamorada? Sí, eso, pero la misma. Cuando conseguí abrir los ojos por completo me encontré con un hermoso Harry recién levantado sentado en la cama.

-Buenos días pequeña- Dijo él, yo solamente le sonreí de vuelta, no estaba aún lo suficientemente despierta como para hablar- Te he hecho el desayuno. 

Me levanté un poco y vi a los pies una bandeja con todo lo necesario para un desayuno para dos personas. Café, zumo, bizcocho, tortitas… Harry cogió la bandeja y la colocó delante de nosotros. Empezamos a desayunar. Las tortitas estaban riquísimas. ¿Las habría hecho él? No creo.

-¿Te apetece salir a dar una vuelta por Londres?- Preguntó él.

-¿Contigo?- Dije y tomé un sorbo de café, ¿La gente bebía eso? Estaba asqueroso, puse mala cara, al igual que si hubiera comido un limón.- Esto está malísimo, no volveré a tomar café en mi vida.

-Sí, conmigo, tú y yo- Dijo él riéndose de mi aportación acerca del asqueroso café- No sabía que no te gustaba, lo siento.

-Me parece bien- Dije dándole un mordisco al bizcocho- Y no pasa nada, no te lo había dicho.

-Pues perfecto pero…- Dijo él algo nervioso- Va a haber muchos periodistas y gente sacando fotos… ¿Estás segura que quieres hacer lo nuestro público?

-Periodistas… Gente sacando fotos…- Dije rebobinando lo que él había dicho- ¿No nos podemos quedar en casita?

-Angie…- Dijo él- De verdad que quiero salir contigo… podemos comer por el centro y dar una vuelta.

-Harry, entiéndeme, yo no quiero ser conocida- Dije yo- Podemos salir si quieres pero no decir que estamos juntos, por favor… dame tiempo, aún no estoy acostumbrada a esto.

-Vale An- Dijo él algo… ¿enfadado? No, no estaba enfadado, más bien disgustado.

Nos duchamos y nos preparamos. Este otoño estaba siendo muy variable, unos días hacia sol y calor y otros llovía y hacía demasiado frio. Hoy el tiempo estaba extraño, no hacía frio pero el celo estaba cubierto. Me puse unos shorts negros de talle alto y una camiseta blanca. Mi pelo estaba rizado y no iba a perder el tiempo alisándolo asique con unas cuantas horquillas lo aparté de la cara. Harry estaba tan perfecto como siempre. Unos pantalones apretados negros, una camiseta blanca y unas converses en él siempre estaba bien. Íbamos conjuntados, eso me hizo reír, estábamos para foto. Salimos a la calle. Su coche estaba estacionado en uno de los lugares enfrente de la casa. Me paré al lado del coche y le pedí un favor a Harry.

-¿Me dejas conducir?- Dije poniéndole ojitos- Por favor.

-Aún no estoy loco- Dijo riéndose.- No quiero morir.

-Venga Harry, por favor.- Repetía yo- Tendré cuidado y te haré caso.

-¿Alguna vez has conducido un coche?- Preguntó él.

-Pues claro, si no, no te lo pediría- Mentí un poco, la verdad es que Max intentó enseñarme con el coche de su padre, me costó un poco pero… dejémoslo en que aprendí, además, no podía ser tan difícil conducir un coche.

-Sube anda- Dijo él.- Otro día conducirás tú ¿Vale?

No contesté y subí al coche un poco enfadada. ¿No confiaba en mí? Pues vale… ¿A quién quiero engañar? Yo tampoco confío en mí, es absurdo que alguien lo haga y más para esas cosas, soy desastre y lo tenía que asumir. Llegamos al centro y aparcamos. Mientras paseábamos por un parque cercano riéndonos de todo un poco una chica se nos acercó. ¡Era adorable! Parecía nerviosas. Se situó frente a nosotros con una cámara en la mano.

Un pasado para recordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora