Capitulo 33.

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-Angie, no me gusta ser yo la que te diga esto pero…- Empezó diciendo ella en un suspiro- Deberías hablar con Harry…

-Lo sé- Dije yo- Pero… ¿A qué viene esto?

-Te ha llamado…- Dijo ella y me levanté a por mí móvil- Varias veces… No se lo has cogido y se ha encerrado en su habitación, cuando me he ido Lou había entrado a hablar con él.

-Es imbécil…- Dije yo sonriendo involuntariamente y negando con la cabeza- No se da cuenta de nada…

-¿Qué quieres decir?- Dijo ella- No entiendo…

-Aunque me enfade con él, todo, absolutamente todo, me recuerda a él- Dije yo- ¿Sabes que hice al irme de su coche? Me metí en una cafetería y pedí un chocolate, me acuerdo de la primera vez que el me dio chocolate, tenía una pequeña nube flotando, también la incluí en mi pedido… También me llevo el desayuno a la cama, al principio no me di cuenta pero tras pensarlo me di cuenta que las tortitas eran las mismas que me preparó la primera vez que desayunamos juntos en mi casa, el día que le conocí…

-¿Te preparó tortitas…- Preguntó sorprendida- El primer día que te conoció?

-Si- Dije simple.

-A mí tardó en hacérmelas unos… tres años- Dijo ella- Cuando las hacía las hacía solo para sus amigos y para él, luego por lo visto me consideró su amiga.

-¿Y que tiene eso de malo?- Dije acariciando al pequeño gato que se había acomodado en mi regazo.

-¿No lo ves?- Dijo ella emocionada- ¡Le gustaste desde el primer día! Eso es normal en Harry, o sea, lo de que le guste una chica, pero no sé, yo creo que ya sintió algo por ti el primer día…

-Anda Marta, déjalo ya- Dije yo- Ya sé que tengo que hablar con él pero…

-Pásate mañana por casa- Dijo ella- No creo que vaya a salir… En serio tenías que haberle visto hoy…

No la dejé hablar más y apagué la luz. Reprochó un poco pero se puso a dormir. Me costó mucho dormirme. Miré el móvil varias veces y ninguna novedad. Me di por vencida. Lo cogí una última vez para programar el despertador. Tenía un nuevo mensaje. Lo abrí. “Buenas noches pequeña. No te enfades por favor, y respóndeme cuando te llamo. Te quiero.” Sonreí. ¿Me estaba mandando? Era una nueva faceta en él que no conocía. Me imaginé a un Harry dándome órdenes. Oh no, eso no lo aguantaría, lo mataría si hace eso. Le respondí. Sabía que con solo dos palabritas entendería que no estoy enfadada, simplemente teníamos que hablar. “Te amo”. Enviar. Deje el móvil en la mesita y me dormí. Ahora ya estaba tranquila.

A la mañana siguiente nos despertamos con el sonido del despertador. En cuanto acabara el instituto podría dormir todas las mañanas. Menos mal que ya era mi último año. No aguantaría mucho más. ¿Qué tenía pensado hacer tras el instituto? Era una pregunta que me hacía muchas veces. Yo quería estudiar medicina pero esa idea se estaba yendo de mi cabeza. En realidad yo quería estudiar algo relacionado con el arte o la música, pero me tomaría un año sabático, para pensar que hacer con mi vida más que nada.

Tras una mañana ajetreada en las clases salí del instituto. Me había puesto un trabajo de Lengua. Tenía que leerme Tess d' Urberville. Parecía un tostón. Pero tendría que leerlo ya que tenía dos semanas para entregar un trabajo. Ahora tendría que coger un autobús para llegar a la casa de los chicos. Realmente la primera cosa que haría al cumplir los 18 sería sacarme el carnet de conducir. Cogí el primer bus que paso, me senté en la parte de atrás y me coloqué los cascos. Bajé en una parada cercana a su casa. Me fijé en que justo enfrente de la parada había una tienda de tatuajes. Entré sin saber muy bien lo que hacía. ¿Realmente quería un tatuaje? Sí, lo quería. Hablé con él chico y tenía sitio por lo que me mando escoger uno. No encontraba ninguno que me convenciera. Después de mucho buscar le dije que ya volvería y me fui. Eran las tres y media y mi estómago comenzaba a rugir. Me apresuré a llegar a la casa de los chicos, era la más lujosa del lugar. Las demás casas eran adorables a su lado. Piqué y me abrió un sonriente Louis.

Un pasado para recordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora