Capitulo 43.

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Narra Harry.

Mientras conducía hacia el centro comercial, mi cabeza seguía dándole vueltas al mismo tema. Si esto no me lo hubiera contado su familia, no me lo hubiera creído ni en un millón de años. Al llegar al centro comercial entré y compré unas cuantas cosas, nos hacían falta en casa y no creo que ninguno se dignara a ir a la tienda y comprarlas. Estarían demasiado ocupados con sus historias y sus estúpidas novias. Vale, no, ellas no eran estúpidas, lo eran ellos. Yo tenía mis propios problemas y aquí estaba en un maldito supermercado. La verdad, creo que solo había ido allí para tener tiempo antes de volver a ver a Angie. No porque no quisiera verla, obviamente me moría por verla sonreír como lo hacía y olvidarme del pensamiento de una niña asustada teniendo que recurrir a… eso que hacía para sentirse aliviada, simplemente quería un poco de tiempo para no llegar a casa y preguntarle. Acabé de comprar y ya era hora de afrontar la realidad. Mi novia ya no era como antes y esperaba que no volviera a serlo, necesitaba verla bien. Monté en el coche y conduje hasta casa. Aparqué y saqué las bolsas del coche. Al entrar en la cocina An se encontraba en ella pero no se percató de mi presencia. Estaba hablando por teléfono. Se agachó para sacar algo de uno de los armarios. Era… sexi. Siempre la vi como una niña adorable pero tenía su lado salvaje. Me encantaba. Me volvía loco. Cuando se giró y me descubrió mirándola sonrió. Una sonrisa sincera. Se alegraba de verme. Me alegraba verla sonreír.

-Espera, acaba de llegar, voy a preguntarle- Dijo ella a la persona que se encontraba al otro lado del teléfono, ¿Preguntarme a mí?- Harry, ¿podemos quedarnos con mi primo esta tarde? Su madre y sus hermanos tienen cosas que hacer.

-Claro…- Dije yo dudoso.

Siguió con su conversación telefónica y yo marché a mi habitación. Sería divertido verla hacer de mamá. ¿Llegaremos nosotros a tener un hijo? Me gustaría que fuera niña. Tendría que preguntarle qué opina acerca de eso. Me tumbé en la cama boca arriba y me quedé empantallado mirando al techo.

Narra Angie.

Tras colgar el teléfono guardé las cosas que había comprado Harry en los armarios. Me dirigí a la habitación dispuesta a cambiarme. Cuando entré él estaba echado sobre la cama y no se había percatado de mi entrada. ¿Estaba durmiendo? Era adorable. Subí a la cama y puse cada una de mis piernas a sus costados. Apoyé mi pecho sobre el suyo y miré hacia arriba. Una sonrisa graciosa apareció en sus labios. Obviamente no estaba durmiendo. Subió sus manos y las apoyo en mi baja espalda.

-¿Qué haces bonita?- Dijo él sonriendo.

-Nada- Dije a la vez que subía mis manos a sus rizos- ¿Te molesto?

-Para nada- Dijo girando para quedar encima mío y empezar a hacerme cosquillas.

-Harry… para… - Dije entre risas- Eres… tonto….

-¿A si?- Dijo él gracioso- ¿Soy tonto?

-Si… o sea… no…- Dije yo, ya no aguantaba más, me iba a ahogar de tanto reír- Para... por favor…

-Vale, vale- Dijo parando y besándome lentamente- Te dejo ya.

-Gracias- Dije a la vez que él se separaba de mí- ¿A dónde vas?

-A ningún lado- Dijo entrando al baño- Necesito hacer pis, ¿No querrás venir conmigo también no?- negué con la cabeza a la vez que él sonreía- Vete vistiéndote, tendremos a un niño correteando por aquí en poco tiempo.

Recordé la visita de mi primo en la tarde. Sería guay jugar con un niño. Éramos igual que críos normalmente. Me quité la camiseta y el pantalón quedando en ropa interior. Abrí las puertas del armario y busqué ropa. Al darme la vuelta Harry me miraba apoyado en el marco de la puerta del baño. Le sonreí y seguí con mi búsqueda.

-¿Qué te pasó en la pierna?- preguntó él extrañado.

-¿Qué?- Pregunté yo, no entendía la pregunta.

-Tu pierna…- Dijo él señalando mi muslo- Tienes una cicatriz…

-Oh…- Me quedé callada por un momento- Me… caí de la bici cuando tenía doce años… No tiene importancia.

-Eras algo… patosa ¿no?- Dijo no muy convencido pero no me apetecía remover cosas del pasado.

-Un poco- Reí.

Acabé de vestirme y preparamos la comida entre los dos. Me gustaba hacer cosas con él. Era muy atento algunas veces y, aunque otras, fuera odioso, siempre me hacía reír. Cuando acabamos nuestra tarea de cocineros nos lo comimos todo en un abrir y cerrar de ojos. Lavamos los platos y nos sentamos en el sofá hasta que el timbre nos hizo levantarnos. Me dirigí a la puerta y tras recibir unas indicaciones de mi tía metí al niño en casa.

-Mira cariño- Me dirigí a mi primo con una sonrisa- Este es Harry, mi novio.

-Ya lo conozco- Dijo con su voz angelical, que mono… Espera… ¿Dijo que ya lo conocía?

-¿Os conocéis?- Pregunté desconcertada, la cara de Harry se tornó de un sentimiento que no supe descifrar, ¿Qué estaba pasando?

-Si- Respondió el niño- Vino en la mañana a casa para hablar con tu papá.

¿Qué?

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