-Capitulo 33.

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Vuelvo a respirar una vez más.

¿Quién entiende a las personas?.

¿Debería hacer una demanda, por agresión?.

De pronto comencé a sentir punzonasos en mi cabeza.
El dolor se esparce por todo mi cuerpo hasta la punta de mis dedos, hasta podría jurar que cada cabello de mi cuero cabelludo duele.

Inhalo. Exhalo. Inhalo. Exhalo.

Miro la lampara gigantesca que esta gindando de alguna forma en el cieloraso.

Tomo fuerte la baranda entre mis manos. El dolor no cesa, al contrario aumenta.

Me concentro en lo que estoy, inhalo y exhalo una vez más y nada. No obtengo resultados.

Cierro los ojos, ahogando un grito de dolor.

Estoy cansado.

Toco mi rostro, estoy sudando.

—¡Mierda!— me quejo. Mi pómulo me duele. Ugh.

Intento moverme, mas no puedo.

Hago otro intento y lo único que consigo hacer es lastimarme.

Esta vez me doy por vencido.

***
PDV'Charlie.

—Ame— le muevo— lia. Hecho una risilla. Todos iríamos a visitar a Reece. Amelia por su parte, seguía durmiendo.

La noche anterior después de dejar a Will en su cama se quedo mirando hacia la nada en el patio trasero con un pote de helado. Seguramente lamentándose lo de su novio.

—Amelia— la vuelvo a mover.

Nada.

Es como una roca esta mujer.

—Amelia— repito lo anterior.

Nada.

Voy a la cocina tomo un recipiente (pichel) vierto en el agua y camino de nuevo hacia la habitación.

De una manera u otra tendra que despertar.

—Amelia— la muevo y no responde. Una roca completa. Que sueño más profundo. ¡Dios!.

1,2,3...

Tiro el agua en todo su cuerpo, especialmente en su cabeza.

—¡Santo Dios!— se levanta de un solo— ¿Pero qué...— alza su vista y me mira con sus ojos enfurecidos.

>Pagaré por esto< digo en mi mente.

—¡Al fin!.

—¡Idiota, mojaste mi cama!.
—¡Es la cama de Reece!.
—Da igual, Charlie. — me da un empujón  pero no me hace nada.

—¿No bastaba con llamarme? ¿Ah?— ahora está gritando.

—Eso hice.

—Mentiroso, eso eres.

—¿Qué?, claro que lo hice. Solo que tu, ¡pareces una roca durmiendo, Amelia!— me acerco a ella.

—Ni me toques Charlie. ¡Fuera!.

—Pero...
—Nada. ¡Fuera!— me interrumpe, y salgo.

—¡Saca el colchón!.

Reí.

Estoy en grandes problemas.

Beside You ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora