Capítulo #22: "Mi angél guárdian"

35 7 0
                                    

Cuando llegue a la fraternidad me di cuenta que no había nadie en la casa.

Era mi momento de desahogarme con mi almohada, no sin antes darme un baño de agua fría.

Lágrimas caían sobre mis hombros una tras otra, pero el agua las deshacía.

Todos creían que seguía siendo esa niña ingenua, la cual dejaba que todo el mundo pusiera sus manos encima.

Que era incapaz de inmutarse a hablar después de todo lo sucedido, que optó por delatarlo a seguir sufriendo.

Pero prácticamente sufrí el doble y todavía las marcas no se borran.

Mi vida no había sido la mejor de todas, pero eso iba a cambiar.

Yo lo pensaba cambiar.

¿Quieren hacerme sufrir? Pues yo también los haré sufrir a ustedes, a quien quiera hacerme daño.

Tome la toalla en mis manos, me sequé y coloque mi ropa. Opté por colocarme unos leggins, camisa Sport de hacer ejercicio y unos tenis.

Después de todo, puedo salir a correr un ratito y despejar la mente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Después de todo, puedo salir a correr un ratito y despejar la mente.

Me hacía falta un verdadero amigo, pero al parecer eso era imposible para mí.

Tome mi iPhone, le coloque los audífonos y me dispusé a salir por la puerta principal.

Me dirigí hacia las pistas de atletas y comencé a yoguear.

No sin antes colocar en mi lista de reproducción a Adele-Someone Like You.

No sé porque en ese instante lo único que caía por mis mejillas eran lágrimas de dolor.

Y así siguió siendo, hasta que me tiré al suelo a llorar, en medio de la pista, de la gente que andaba por allí y en medio de un abismo como lo sentía yo que era todo.

Un abismo en el cual algún día, no podré aguantar y caeré. Y lo peor de todo, sin alguien que me levanté.

Porque todo mi mundo se estaba viniendo abajo.

Sentí como alguien posó sus manos en mis hombros, y susurro un "estarás bien".

No había levantado la mirada, hasta que esa persona me levanto por el mentón y para mi sorpresa era un gran desconocido, pero sentí en ese preciso momento que su mirada me reconfortaba.

_Hola, me llamo Max, dice suavemente.

Amber mucho gusto, digo y más lagrimas bajaron por mis mejillas, demostrando lo débil que era.

_El se sentó a mi lado y me abrazo. Estarás bien pequeña Amber, te lo prometo. No estás sola, y eres fuerte. Tú lo sabes.

Trato de ser fuerte, digo entre sollozos.

_Y lo eres, confía en mí. Puedo ser tu paño de lágrimas y un gran amigo si tú quieres. No te había visto por aquí, pero cuando venia caminando te vi llorar y sentí que necesitabas ayuda y un gran amigo que te escuche, dice sinceramente.

Gracias, y me apego más hacia el. Digo y lo abrazo.

_De nada pequeña Amber, porque no te limpias esas lágrimas y vamos por un helado yo te invito, dice felizmente.

Gracias mi ángel de la guarda, y ambos nos reímos.

Ambos nos paramos y seguimos nuestro camino, hasta la gran cafetería de la universidad. Muchas miradas pasaron de sus platos a nosotros, ya que Max, me estaba casi jalando por la mano.

_¿Qué miran? Le dice a todos los que miraban.

De momento todos siguieron en lo suyo, y nosotros fuimos por un gran helado.

Luego de que ambos termináramos el helado, él me a acompaño hasta las puertas de mi fraternidad

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Luego de que ambos termináramos el helado, él me a acompaño hasta las puertas de mi fraternidad.

No sin antes hablar un poco.

En el camino, él me pregunto porque me sentía así, y yo le dije que hay ciertas cosas que no puedo contar, porque me causan mucho daño.

Pero que con el tiempo, podría aprender a superarlo y se lo contaría, el asintió y eso se lo agradecí internamente.

Por su parte me confesó que era gay, lo cual me hizo reír. Ya que hizo un movimiento con las manos que pertenecía a una diva.

Y hoy puedo decir que desde hace mucho tiempo, no me sentía tan Segura y protegida cuando hablaba con alguien, ni tan siquiera con Nicu.


Cuando verdaderamente es un amigo, no se juzga, no se miente, se acepta tal y como es.

Y llega justamente cuando ya todos se han ido.

NADA ES LO QUE PARECEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora