Capítulo #41: "Comenzaron las sombras"

29 3 0
                                    

Harold Punto De Vista

¿Cobarde? Me habían gritado, se metieron con el incorrecto, cuando estaba apunto de salir del auto, escucho el teléfono sonar, es mi jefe.

Cierro la puerta y arranco a toda velocidad.

_¿Dónde estás Harold?

Ya voy para allá jefe, había tapón, miento.

_Date prisa, tengo hambre muchacho.

Llego en unos minutos, le digo y cuelgo la llamada.

La persona que tuviera algo que decirme, tendría que esperar a otra ocasión. No me gusta llegar tarde a los sitios y ya llevaba rato buscando la comida.

Pero algo no salía de mi mente.

Esa voz tan hermosa y dulce.

Que me derretía, que me hacía desearla con locura, amor y respeto.

Mi princesa, mi Amber.

Todos esos recuerdos quedarían en el vacío, quería seguir intentando buscarla pero ya no habría nada que yo pudiera hacer.

Ni la Internet, ni nada me llevaría hasta ella.

Simplemente tenía que aceptar el hecho de que ya la había perdido.

Pero una parte de mi, no quería aceptar eso.

Quería seguir soñando con esos ojos claros, esa melena rubia y esa sonrisa que me hacían querer luchar por ella día tras día.

Todo lo que he hecho, lo hice y lo sigo haciendo por ella.

Amber Punto De Vista

Veía como salía del automóvil, y de repente se volvió a montar cerrando la puerta tras de si.

Segundos más tarde arrancó a toda velocidad sin siquiera darme la cara.

Creo que eso es lo que mejor que saben hacer los cobardes "HUIR".

Volví de vuelta al restaurante sin quitarle importancia a aquel muchacho del tatuaje y novio de Nicu.

Al llegar a la mesa, Max estaba charlando gustosamente con el mesero, este le extendió una hoja de papel con su numero escrito y se dispuso a irse.

_No me mires así, todos me desean, me dice Max.

No le quitabas el ojo de encima, le digo virando los ojos.

_Ya vámonos.

No hemos pagado, le digo rápidamente.

_Ya yo pagué, y no me debes nada, me dice poniendo la mano sobre mi hombro. Ahora si vamonos, que sino me lo llevo para el baño.

Controla tus impulsos, fierra, digo riéndome de sus palabras momentáneas.

_Y sobre lo de hoy no diré nada Amber, todo estará a salvo conmigo.

Lo sé, y te lo agradezco Max.

Seguimos caminando hasta la salida, donde nos montamos en el auto y ahora sí, directo a la universidad.

NADA ES LO QUE PARECEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora