Si túme miras

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Era una sensación cálida la que su mano entrelazada proveía. La que su pecho desnudo convertía en seguridad y que su respiración en su hombro se transformaba en una sonrisa al despertar Leo. Olvidando quién era, juntó sus manos y las abrazó, haciendo que Álvaro se acercara más y así dormir un ratito más.

- Buenos días - escuchó en su oído que lo hizo sonreír.

- Hola...Álvaro - viendo dónde estaba. Sonrió. No había sido un sueño.

- ¿Te apetece desayunar? - mostrando dos tazones de avena con frutos rojos, dos tazas de café y brownies.

- ¡No sabes cómo me chiflan los brownies! - tomando uno. Sonriéndole, aceptando su amabilidad.

Por dos días Álvaro y Leo se quedaron en casa sin salir, viendo películas, series, vegetando en el sofá, ignorando el mundo exterior por completo, con mares de palomitas tiradas, el salón vuelto en campo de batalla de cojines por las risas y tonteras resultado de ver películas de comedia. Sintiéndose seguro. Olvidando por un momento la vida que tuvo.

Por la tarde, Álvaro buscó a Leo por toda la planta de arriba, pero lo encontró en el piso del salón, recargado en el sofá grande. La lluvia caía fuerte y los truenos seguidos de los rayos lograban asustar a Leo así que hacia lo que siempre hacía en casos como ese...

- Hey, ¿qué te pasa? - sacándole un casco, poniéndose a su nivel. Sonriendo, incluso asustado se veía tierno. Tal vez así se veía más tierno.

- Odio las tormentas - señalando la ventana y cerrando su libro.

Lo miró, que fácil había entrado en su vida y que tan difícil sería ahora sacarlo de su corazón. Sintió su mejilla cuando le puso ese tupé caído detrás de su oído para verle mejor el rostro.

- ¿Qué oyes? - acercándose más al castaño.

- Adele... - sonriendo. Era algo que Blas no le había quitado, su gusto por la música.

- ¿Puedo oírla contigo? Confieso que es una de mis favoritas.

- Sí... - dándole un casco mientras Álvaro se acomodaba junto a él y lo veía.

- Vaya. Te gusta mucho la música británica... Jake Bugg... Olly Murs... Oh, Coldplay... - poniendo una canción -, es más... - poniéndose de pie, tomando el iPod y poniéndolo en la bocina.

- Que... - pero fue demasiado tarde Álvaro había pinchado: adventure of lifetime y comenzó a bailar como tonto y luego a cantar invitando a Leo a hacerlo también.

- Eres tonto... - viéndolo hacer movimientos como los monos del vídeo. Pero aceptó y así cantado y bailando, la lluvia sé de volando, ignorando los truenos y el ruido de la lluvia que golpeaba los cristales, envidiando las alegrías de ambos chicos.

Cuando la última canción terminó, ambos se tiraron en el sofá cansado pero muy contentos.

- Lo ves. Ha dejado de llover - Álvaro se puso de pie -. Eso es lo bueno de que llueva. El cielo se despeja un tiempo - acercándose a la ventana, seguido por Leo -, ven, tengo una idea.

- Siempre vi estas mismas estrellas...en las escenografías...

Confesó Leo tirado en una colcha en la azotea de la casa de Álvaro, junto a él, con sus cabezas casi chocando, con sus manos en el pecho, respirando profundo. Jamás se había sentido así junto a alguien. Le gustaba. La noche era fría, se respiraba aire fresco que inspiraba cierta tranquilidad y ligereza.

- ¿Sabes cuales son? - volteando a verlo.

- No - rió Leo volviendo a mirar hacia arriba -, claro que no pero...sí las identifico.

Chance My MindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora