Álvaro sintió cuando Leo dejó de abrazarlo. Sintió su beso en su hombro, le gustaba esa confianza; oyó su risilla por haberlo hecho y escuchó como salía despacio de la habitación. Era pronto por la mañana y el castaño sentía la necesidad de hacerlo y él hizo lo propio, esperó unos minutos hasta que escuchó algo, se puso una camiseta, salió de la habitación y se recargó en la pared del salón y lo admiró: no era tan alto, no era musculoso pero tampoco era un galgo sin chiste.
Tenía una sonrisa hermosa, una mirada dulce y un cabello que jamás sería dominado. Era perfecto para él, en todos los aspectos y estaba seguro que lo quería en su vida, esa abrupta y loca huida de Madrid había sido la prueba, no importaba que sombra estaba detrás de él, Álvaro estaría junto a él sin importar que pasara.
Una risa hecha de aire llamó la atención de Leo - Oh. Álvaro - bajando lentamente los talones -, ¿te desperté? Disculpa... - acomodando su ropa.
- No. Yo... - no tenía excusa, pero sí una sonrisa. La música le había llamado la atención y quería verlo bailar - que guapo estás... - soltó sin pensarlo, sin importarle ya nada, quería que lo supiera y ya estaba.
- ¿Qué dices? Sí estoy igual que siempre - mirando su atuendo holgado pero ya de su talla. Álvaro le había generado la confianza de mostrarse tal cual era, sin esconder su cuerpo.
- Bueno. Entonces será que siempre has sido guapo - acercándose para sentir su mejilla y hacerlo reír por ello, le encantaba hacerlo sonreír, provocando un impulso de abrazarlo, porque Leo amaba su pecho, estaba enamorado, por él había recuperado la fe en el amor. Le gustaba abrazarlo, era la mejor sensación que jamás había sentido.
- ¿Extrañas hacerlo? - alejándose para verlo.
- Un poco - respirando profundo los residuos de colina de Álvaro, acercándose a su iPod, pero este lo detuvo.
- No. No lo apagues. ¿Bailarías conmigo? - extendiendo su mano.
- ¿Sabes hacerlo? - aceptando y tomando su hombro y Álvaro su cintura y comenzando a bailar una pieza de Don Quixote. Lenta, romántica y casi sensual.
Lo había hecho miles de veces, una vuelta tras otra, pero jamás había sentido eso: ese latir que se precipitaba, ese nerviosismo que tal vez podía sentir Álvaro al sentir su palma sudando, su mirada se había postrado en cientos de ojos, pero ningunos como los verdes que lo veían sin parpadear, ningún par antes lo había visto como lo hacía Álvaro. Nadie le había sonreído como él.
Eran pasos sutiles, ligeros y complicados para alguien que no fuera experto, pero Álvaro parecía hacerlo tan natural que Leo simplemente se dejaba llevar por la alegría de bailar con alguien que también lo disfrutaba.
Estaba escrito que fueran dos. Estaba claro y sobraba decirlo.
- ¿Cómo es que sabes? - siguiendo el paso. Viendo a Álvaro con admiración.
- He visto ese ballet en París...
- ¿Has ido a París? - separándose al oírlo y al oír que la música acaba y seguía "Never be alone" de Shawn Medes
- He ido a París, Londres, México...
- ¿Has ido a México? - Álvaro asintió y sonrió al ver la ilusión que Leo tenía en su rostro.
- Sí. Podríamos ir en invierno.
- Me encantaría - abalanzándose a sus brazos, disfrutando de ellos en el aire -. Dicen que es muy bonito - bajando de sus brazos y dándole un beso -. He visto fotos de el Palacio de Bellas Artes...es muy bonito.
- Y lo es más por dentro - admitió Álvaro -, presenté una obra ahí. Parece...Ciudad Esmeralda.
- ¿La de Oz?
- Sí. Verde y dorada... Y mucho art decó - sentándose en el sofá -, de un marfil muy blanco. Parece pequeño por fuera pero es increíble por dentro.
- ¡Ya quiero verlo! - cayendo en los brazos de Álvaro, ocultando su sonrisa.
- Claro que sí - besando su cabeza -, Iremos y lo disfrutaremos al máximo, nos tomaremos fotos en la torre Latino... - así, creando una vida que podía vivirse fácilmente juntos en la cabeza de Leo.
- ¿Cómo es el escenario? - recordando cuando él estaba bailando en uno.
- Es...perfecto para ti. Tal vez podíamos iniciar una vida ahí. Podías entrar en la compañía de baile.
- Anda ya. Tampoco te montes el cuento. Que para que yo logre entrar en una compañía tienen que pasar años. Soy muy joven todavía...
- Mejor aún. Los corazones jóvenes pueden soñar. Sueña en grande.
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Chance My Mind
Fanfiction-Te arrepentirás de haberlo hecho - admitió. -¿Qué te apuestas que no? - respondió besándolo. ¿Sí tuvieras que elegir entre dejarlo todo por aquel que crees que es el amor de tu vida o por aquel extraño con el que a penas has cruzado miradas, a qu...