Volvió

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Habían llegado a Sevilla. Leo bajó del taxi con Álvaro y Carlos y Jake compartieron otro.

- ¿Comemos? Muero de hambre - confesó Leo mirando a su alrededor, sonriéndole a Álvaro quién lo abrazó.

- ¡Gracias por decirlo primero! - agradeció Carlos -. Sabes lo que me hiciesen dicho de haberlo sugerido yo.

Jake incluido dijo en conjuro con los otros dos: - ¡sí es que parece que es en lo único que piensas! - riendo los cuatro buscando un lugar donde hacerlo.

Pasearon por la Plaza de España tomando fotos, sol. Risas y cotilleo de los cuatro durante el día.

Cuando estaban llegando a su hotel, Leo se quedó parado al ver a dos hicos hablando a lo lejos.

- No es cierto... - admitió al ver al frente.

- ¿Qué pasa? - preguntó Álvaro al ver que su acompañante se detuvo abruptamente.

A los tres los hizo ocultarse, David salía del hotel algo borde, mirando a todos lados.

- Leo... - mirando hacia atrás - ¿qué haces aquí?

- Calma. Se ha ido - respondió su amigo.

- ¿Lo sabes? - viendo que el castaño trataba de mostrar desinterés por el asunto. Pero la verdad era que le daba miedo.

- Sí. Os hemos visto charlar... Y como casi le partes el rostro.

- Es que sí lo hubieras oído... - explicó David -, sí es que es un idiota... Pero no se ha equivocado - haciendo un mohín.

- ¿Acerca de que? - preguntó Álvaro.

- Pues de que Leo iba a venir - respiró -, que sabía que lo harías - dirigiéndose al bajito al lado de Álvaro, quién no lo pensó dos veces cuando dijo:

- Vámonos - tomando la mano de Leo y viendo al resto, no iba a dejar a la persona que más quería en manos de un loco como Blas.

- Sí. Yo... Te llamo luego - dirigiéndose a David quién coincidía de que era lo mejor. De cualquier manera Sonia no esperaba que el castaño asistiera.

Pero sus planes se vieron afectados.

- David por... ¿Leo? -  dijo Sonia acercándose a todos, tardando un poco en identificarlos, ni Carlos no Álvaro le eran familiares o quizá sí, de un pasado demasiado lejano que no lo recordaba. Pero al ver ese cabello ondulado gritó emocionada confirmándolo:

- ¡Leo, por Dios! - corriendo a abrazarlo -, sabía que le cogerías el móvil a Blas...

Todos se asombraron, ¿algo sabía Sonia que ellos no? Otra señal para sale huyendo.

- ¿Has hablado con Blas? - separándose de inmediato de su amiga.

- Si. Pero tranquilo que seguro es un mal momento, que seguro lo resuelven... - pasando el brazo por él cuello, pero Leo insistía en no estar cómodo con el acercamiento que tenía Sonia.

- ¿El que voy a resolver con él? - poniéndose frente a ella. No quería que siguiera avanzando en nada, ni caminando ni en su rollito que llevaba.

- Vamos, que conmigo no hay que aparentar que estáis mal - tomándole los hombros, apartando los de inmediato. No quería que lo calmara, no quería esa falsa tranquilidad que creía le transmitía con cada acercamiento.

- ¿Quién te ha dicho eso?

- ¿Quién va ser?, Rocío, me llamó y me dijo lo mal que lo está pasando. Que estaba arrepentido - Álvaro oía a esa chica de cabello azul extrañado de ello, desconfiando en sus palabras. No porque ella las dijera sino porque alguien como Blas las había dicho.

Leo le había dicho que Blas era un excelente actor y eso lo reflejaba en su rostro al oír cada cosa que su amiga le decía. Ella, la chica más escéptica y desconfiada, se había comido con papas toda la sarta de mentiras que Blas le había contado. Pero tal vez era también su culpa.      ¿En qué momento dejó que todos creyeran que la relación con Blas era perfecta? ¡No lo era! No lo era...jamás lo fue, pero sí ellos lo creían, fue porque él lo creyó por un tiempo y ahora se veían las consecuencias.

- Mira Sonia... - parando el rollo de su amiga -, es mucho más grande el problema...

- ¿Pero de verdad vas a echar a la borda esos cuatro años, por un calentón?

"¿Qué?" Pensaron los cuatro que estaban detrás de Leo. "¿Calentón? ¡Pero ella de qué iba!"

- ¿Eso te ha dicho? - preguntó Leo. Y no es que no le enojara. Pero ponerse irse no lo llevaría a ningún sitio.

- ¿No es verdad? - preguntó Sonia.

- ¿Dices que Blas te está diciendo la verdad? - preguntó Leo de nuevo, viendo que el pelo lanzó había hecho un bien trabajo y sacar a Sonia de ello sería imposible -, como sea. Mira, voy a ir a tu fiesta porque van a ir mis amigos, a los que no he visto en mucho tiempo - señalando a Jake -, lo vamos pasar bien. Lo que tú y Blas crean no me importa.

Volviendo hacia ellos ignorando los llamados de su amiga.

- Lo mejor será buscar otro hotel - sugirió Carlos.

- Claro. Vamos.

- ¿Estás bien? - preguntó Álvaro cuando caminaban por Sevilla. Nadie durante el recorrido había hablado de lo sucedido. Leo desvió el tema haciendo turismo y platicando lo que sería interesante ver en esa ciudad. No quería pensar ya en nada, porque era cierto lo que le había dicho a Sonia: estaba con sus amigos y lo pasaría bien.

No importaba que fueran de hace un par de meses como Carlos o como Jake, a quién había conocido en la Uni cuando estuvo de intercambio.

Así que cuando se había separado de ellos, Leo decidió hablar con la inca persona con quién podía discutirlo: Álvaro. 

- Sí.  Había olvidado lo convincente que Blas puede llegar a ser - tomando la mano de Álvaro.

Pero tampoco quiso hacerlo. No quería gastar energía con Blas.

- Claro.

- Bueno, ¿quedamos mañana? - preguntó David antes de dejar a los enamorados en su hotel-, que mañana llega Alba y Tamy ellas tienen planes.

- Pues eso chico, que para eso he venido - abrazando a sus amigos y a Álvaro -, quiero pasarlo con vosotros

Chance My MindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora