La noche esperada

84 12 2
                                    

- ¿Y? - rompió rápido el silencio Álvaro -, ¿piensas volver a la cama? - recargado en el marco de la puerta de la habitación, con su bata abierta y los bóxers puestos -, te estoy esperando...

- Álvaro, ¿qué haces aquí? - poniéndose de pie y cerrando su bata -, te creía dormido - acercándose a él para cubrirlo.

- ¿Por qué? - acercándose a él -. Sí tú no estás en la cama, conmigo - abrazándole - ¿Te encuentras bien? - acercándose poco a poco a Leo.

- Yo... - riendo avergonzado, jugando con su móvil -, sí. Estoy bien. Es sólo que...

- ¿Jamás habías hecho el amor? - viéndolo desde arriba, liándolo con sus brazos y sus palabras. Leo se quedó pasmado, lo que le causó gracia a Álvaro quién lo tiró a su lado en el sofá y lo lleno de besos.

- Sí...algo así - dejándose llenar de mimos por Álvaro.

- Venga. No pasa nada. ¿Quieres hablar?

- ¿Hablar? - bufó Leo. Era demasiado extraño que Álvaro siguiera despierto y ahora hablar...vamos. Más raro...

- Sí. Tener intimidad no sólo es hacer el amor...es lo que sigue - haciendo reí a Leo -. Es lo que lo antecede, es...hablar sin miedo, ni pena... ¿Sigues mal por Blas?

Que Álvaro iniciara la conversación de ese tema, lo demostraba. Pero Leo estuvo seguro de su respuesta.

- No - sonriendo -, después de hoy ya no - dándole un beso, hubo un silencio que rompió -, ¿y tú? No me has dicho que has dejado por haberme seguido... - poniendo sus pies encima de las piernas de Álvaro.

- ¿Qué he dejado yo por ti?

- Todo. Sí. Antes...pensaba que la vida podía vivirla sin amor, de un lugar a otro, viviendo aventuras, conociendo gente... - respiró profundo -, pero estaba equivocado. Cuando te vi yo...mi corazón se detuvo y supe que te quería, que quería estar contigo. He dejado de ser un estúpido ingenuo que creía tener control de todo esto. Y ahora me soy cuenta de que sólo quiero perderlo contigo - besando la nariz de Leo. Robándole un beso, una caricia y un aliento antes de que Álvaro se lo llevara cargando a la cama.

Leo se quedó despierto para ver dormir a Álvaro: sereno, adorable y galante. Revolviendo su cabello, respirando la colonia que con el sudor se mezclaba y que lo había vuelto loco desde esa vez que habían bailado y perdiendo la cabeza juntos. No podía pedir nada más ya, nada en el mundo le faltaba. Ya le tenía a él.

La mañana siguiente, Álvaro salió temprano, a ninguno se le daba eso de la cocina y, quería ir en busca de un paquete de viaje a México. No quería esperar más.

- Nacho, dime... - saliendo de un local de comida. Miró su reloj, seguro que Leo había despertado ya. Seguro había leído ya la nota de la mesita de noche.

"Pero no me lo creo. Te lanzas a la aventura sin pagar tus cuentas?"

- ¿Cuentas, de qué me hablas? - poniéndose las gafas, recordando el camino para volver a la casa de su amigo.

"Que el dueño del piso que rentas en Madrid vino al teatro..."

- Nacho, espera, ¿cómo era este señor..?

"¿Señor?" Bufó su amigo "Sí el rubio parecía menor que tú..."

- Dani... - en cuanto guardó su móvil tiró corriendo para la casa, podía ser nada, podía no ser hoy el día en que... Pero no fue así, ahí estaba, Dani; jalando a Leo a más no poder; sólo con el pantalón del pijama, tapándole la boca para que no gritara, tratando de esquivar los intentos por zafarse a golpes del castaño, hasta que lo consiguió, había logrado abrir su boca y morder la mano del rubio.

- ¿Dónde vas? - tomándolo de los cabellos jalándolo, Álvaro corrió al ver tal escena -, no vuelvas a hacerlo - dándole un golpe en el vientre y otro en el rostro.

- ¡Eh! Suéltalo - gritó Álvaro.

- ¡Vaya! - admitió irónico -, pero sí han llegado a rescatar al "princesito". Aunque...no es un caballero de brillante armadura... - en falsa decepción - ¿Has dejado a Blas por este?

- Déjalo - insistió Álvaro.

- No te nuevas - sacando una navaja y colocándola en el rostro de Leo, que temblaba al sentir el frío estéril en su mejilla -, te dije que no me costaría encontraros.

- Dani, por favor... - musitó Leo tratando de controlar su miedo.

- Calma. Todo esto acabará pronto. Sólo sube a... ¡Eh, te dije que no te movieras! - rompiendo un poco la piel de Leo al ver que Álvaro iba decidido a cualquier cosa, ignorando la advertencia de Dani.

- ¡Vale! - gritó Álvaro al verlo hacerlo. Leo sentía ardor en la mejilla.

De pronto, la mirada de Álvaro se desvió a las espaldas de Dani.

- No. Ese truco de que hay alguien tras de... - y se oyó un golpe en su cabeza con un metal que lo dejó inconsciente casi llevándose a Leo con él al piso. Álvaro logró cogerlo de la mano y lo jaló hacia su pecho.

- Todo esta bien - ignorando la línea de sangre que se le marcaba en su playera -. Gracias, Carlos. Has llegado en el momento justo.

Los tres chicos de quedaron viendo al rubio tirado.

- Venga. Al auto - Pero no duró mucho. El chico con tatuajes en el brazo de puso de pie en cuanto vio a los tres darle la espalda y echó carrera para evitar las consecuencias de su acto.

- ¡Pero quién era ese loco, chiquillos? - preguntó Carlos tan pronto cerrar la puerta de su casa.

- Un idiota - abrazando a Leo quién no dejaba de temblar.

- Pues ya vengo. Voy a la policía, a ver su ellos pueden hacer algo...

Álvaro asintió y miró a Leo; miraba a la nada que pasaba por la ventana, abrazado sus brazos, cerrando los ojos.

- Seguro ahora te arrepientes - mordiendo su labio, tratando de no quejarse tanto por el ardor que el algodón con antiséptico le provocaba. No podía creer lo capaz que era Blas a por él. Sí fuera porque le quiere y no por su capricho...

- Nunca me arrepentiré de haberte encontrado, de haberte seguido... - sintiendo sus mejillas -, de besarte...

- Pero no... - callándolo con uno. El más largo, en el que desnuda el alma, cuando más vulnerable te vuelves frente al otro -. Y lamento esto...creí que podía enfrentarlo.

- Dani...le tiene miedo a pocas cosas...

- No sé qué hubiera pasado sí Carlos no llegaba en ese momento.

Chance My MindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora