Deseo cumplido

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- ¿Cómo estoy? - saliendo del baño vestido de nuevo con esa camisa azul con la que había conocido a Álvaro, a juego con un pantalón negro; nervioso, era la primera fiesta a la que asistían juntos y estaba nervioso.

- Te falta algo... - pensando la forma de calmarlo.

- ¿El qué? - mirándose de nuevo al espejo asustado. Su cabello estaba perfecto, su colonia olía bien...

Álvaro se acercó por detrás para abrazar a Leo y rozar su mejilla provocando que se pusiera rojo al momento y soltara una risa.

- Listo. Te faltaban esas mejillas coloradas y esa sonrisa que tanto me gusta - mirando sus labios, dispuesto a besarlos.

- ¡Pero que pesados! - dijo Carlos saliendo de la habitación, haciéndolos reír.

- ¿Cómo estás? - abrazándolo fuerte, jugando con él.

- Nervioso - frotando sus manos, disfrutando el roce de su barba con su mejilla, creyéndolo cada día menos. Con las muestras de cariño de Álvaro cualquier cosa podía ser posible.

- Venga - dándole el último apretón -.Vamos a ir todos. Nos divertiremos, bailaremos tal vez y volveremos. Es todo - sin apartar la mirada ni un momento de los ojos de Leo; de un café tan claro que combinaba perfecto con los suyos.

- Sí. Sí - mirando de nuevo su reflejo -, y tal vez vea a Sonia para felicitarla - soltando una risa.

- Venga. Nos esperan.

Todos estaban en el lobby, esperando a la pareja. Recibirían todo su apoyo en esto. ¿Cómo pasó tanto tiempo sin disfrutar todo eso?

-/-

- Oye. Que no creo que sea buena idea. Que es tu cumple... - siguiendo a Sonia que revisaba los últimos preparativos de su cumple.

- Blas, basta. Sé lo importante que es este momento y no me importa y sería el mejor regalo de cumpleaños ver que os reconciliáis... - abrazándolo y dejándolo para revisar las últimas cosas.

Todo iba según lo planeado. Blas lo había confirmado; conocía bastante bien a Leo; haría lo que fuera para guardar las formas; sabía que el castaño era alguien que le importaba lo que los demás dijeran; el escrutinio público: su odio por las miradas acusadoras hacia él. Así había conseguido tenerlo cerca durante esos cuatro años.

Con lo que no contaba era que tenía detrás un batallón que lo apoyaba en todo momento. Tampoco contaba con que Leo ya daba por perdida esa relación hace tiempo, cuando lo golpeó con el teléfono, vio que ese círculo de violencia no tenia salía marchó enseguida, encontrándose con Álvaro, quién sin dudarlo lo apoyó y quiso incondicionalmente destronar rápidamente a Blas de la mente de Leo.

Cuando llegó, lo vio sólo, pensando sí entrar o no, buscando a Blas, así que el peli blanco, vestido de pipa y guante fue en su búsqueda. Pero se detuvo al ver cómo Álvaro entraba y le rozaba su mejilla, relajando a Leo. Después entraron sus amigos, menos Jale, a quién no habían podido encontrar. Seguro se había ido con Rocío, pensaron ellos que no le fuero más vuelta al asunto.

Lo miró. Le hervía la sangre de ver a Álvaro tan cerca del castaño, de verlo rozar su cintura con sus manos, las que él en más de una ocasión también hizo, odiaba el hecho de que Leo fuera feliz sin él. Parecía que jamás se iba a separar nunca de él...estaba comenzando a ver que no iba a lograr su objetivo, hasta que...

- Voy al vatér - anunció Álvaro. Provocando una sonrisa maliciosa en Blas.

- Te acompaño también quiero ir... - secundó Carlos, parecía que ellos estaban también de acuerdo con el plan.

Tamy y David no quisieron separarse de Leo, pero alguien les llamaba y no le agrava mucho Leo a esa persona, así que decidió esperar y prometieron no tardarse demasiado.

Por un instante Leo logró sentirse tranquilo, no había visto a Blas durante toda la fiesta. Pero su tranquilidad desapareció cuando Blas tomó su hombro.

Chance My MindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora