Capitulo 30

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Nicholas

Era vagamente consciente de mi madre dando vueltas por mi habitación, sin embargo no era capaz de identificar muy bien lo que hacía, aveces parecía estar arreglando cosas en mis cajones, otras husmear en los libros y papeles que tenía sobre el escritorio que había en el cuarto y otras simplemente la veía acercarse una y otra vez a mí.

-Mamá, me estás mareando, ¿puedes por favor quedarte quieta?-Pedí mientras intentaba sentarme contra la cabecera de la cama, sin embargo el dolor en mi hombro izquierdo impidió que lo hiciera.

Mi madre se acercó rápidamente hacia mí cuando vio la mueca de dolor en mi cara.

-¡Oh, Nicholas!, el médico dijo que no debías moverte-Exclamó llegando rápidamente hasta mí y tocando mi frente en busca de fiebre.

Quise rodar los ojos, pero no me sentía lo suficientemente bien como para entablar una discusión con ella, por lo que me limité a quedarme callado mientras ella se aseguraba de que su único hijo sobreviviría.

No era la primera vez que recibía un disparo, por supuesto, pero era la primera vez en que el disparo era "grave" (¡palabras del médico, no mías!), por lo que acepté que mi madre estuviera un poco más alborotada de lo normal. 

-Mira lo que conseguiste actuando tan imprudente, Nicholas Thomas, eres un idiota-Reclamó mi madre.

Solté un suspiro cansado, no necesitaba que me lo dijera, sabía que esto había sido culpa de una estupidez, una gran, gran, estupidez, y tenía claro que de no haber sido porque Soren me había logrado de sacar de allí a tiempo la policía me hubiera atrapado. 

-Ya dije que lo lamentaba, mamá, ¿cuantas veces vas a repetirme lo mismo?-Dije.

-Hasta que se me pase el enojo-Dijo.

-¿Y ese momento llegará algún día?-Pregunté.

Su ceño se frunció mientras sus manos volvían a palmar mi rostro.

-Mejor agradece que el médico no hizo preguntas-Farfulló.  

No dije nada, después de todo lo que le pagaba no era para menos, pero supuse que mi madre no apreciaría que dijera eso.

Permanecí en silencio hasta que sus manos tocando mi rostro y mi cuello empezaron a irritarme.

-Mamá, la fiebre ya bajó y el médico saco la bala, exceptuando el dolor ocasional estoy en perfectas condiciones, así que puedes por favor dejar de pincharme con tus dedos.

Ella me dirigió una mirada de molestia antes de que sus ojos se aguaran un poco, oh, no, por favor que no llorara, era horrible ver a tu madre llorar. La consciencia me golpeó lo suficientemente duro como para empezar a disculparme una y otra vez hasta que sus ojos volvieron a secarse, y por suerte ninguna lágrima había logrado escaparse.

-Eres mi único hijo, Nicholas, no sé que haría si te perdiera-Dijo mientras una de sus manos acariciaba mi cabello.

-Lo sé, mamá, y lo siento, es sólo que me estás poniendo nervioso, ¿no podemos simplemente superar lo del accidente?, después de todo es una herida de nada-Dije en un vano intento de restarle importancia al asunto.

-Pudiste haber muerto-Dijo.

-Mamá, la muerte es lo único seguro que tenemos en este mundo, los seres vivos nos vamos a dormir sin saber si al día siguiente despertaremos.

Ella refunfuño algo que no logré entender, pero suponía que no era nada muy amable, por lo que decidí dejarlo pasar, después de todo estaba destinado a perder siempre que mi madre me mirara con esos ojos de aflicción de los cuales la mayoría de las veces yo era el causante.

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