Julieta
¿Qué se creía ese idiota?, no podía ser cierto que no hubiera aparecido en una semana entera, ¿es que no planeaba volver?
Me senté en mi cama y coloqué con furia una almohada en mi regazo, era un...un...¡idiota!, no podía ser cierto que desapareciera después de besarme ¡nunca hacía eso!, lo que resultaba irónico, porque cuando me besaba y deseaba que desapareciera no lo hacía, pero ahora que no era así a él se le daba en gana desaparecer de la faz de la tierra...ugh, definitivamente los hombres eran las criaturas más extrañas que había conocido en mi vida.
No quería que me malentendieran, durante dos días había agradecido su ausencia, específicamente porque ese había sido el tiempo que había tardado en aceptar el hecho de que no estaba molesta por el beso, pero ahora en serio quería que apareciera, especialmente porque no podía ir a ver a Amelia y a Zackary sin él, ya que no tenía como explicar el que conociera a alguien del East End. Lo que me llevaba a la situación actual, que consistía básicamente en mí frustrada y aburrida y en él haciendo quien sabe qué en quién sabe donde.
Unos toques en la puerta llamaron mi atención, dije un suave adelante antes de que una de las mucamas se asomara a la puerta con discreción.
-Milady, lord Blackwood desea saber si planea salir a algún sitio, para que el cochero pueda terminar su jornada.
-Descuida, dile a mi padre que no planeo salir, espero que descansen bien-Dije con una sonrisa.
Ella asintió con tranquilidad antes de desaparecer, una vez que estuve sola miré hacia mi balcón antes de suspirar, bueno, las posibilidades de que apareciera esta noche eran considerablemente bajas, con desgano me levanté de la cama y desabroché los botones traseros de mi vestido, era una suerte que pudiera hacer esto, sin embargo con cordeles era un poco más complicado. Cuando finalmente logré librarme del vestido saqué el resto de capas hasta quedar en ropa interior, resultaba mucho más cómodo dormir así a tener que colocarse los camisones, y de todas maneras no era mucha la diferencia en cuanto a lo que cubrir se trataba.
Una vez lista y sin ningún adorno en mi cabello empecé a deshacer la cama para poder dormir, ya había hecho casi todo el trabajo cuando un carraspeo tras de mí hizo que me congelara, me enderecé lo más que pude hasta el punto de estar tiesa antes de voltearme, desde el ventanal que daba al balcón la figura oscura del recién aparecido me observaba, el antifaz en su rostro impidiendo que pudiera ver su expresión, aunque sus ojos sobre mi cuerpo me daban una idea más o menos clara de lo que pensaba.
-¿Se puede saber desde cuando estás aquí?-Pregunté lo más tranquila que pude.
Él elevó su vista de mis piernas desnudas hacia mi cara, lo más irritante es que ni siquiera lucía avergonzado al respecto.
-Creo que lo mejor para nuestra relación es que no conteste a ello.
Lo fulminé con la mirada, no había querido seriamente golpearlo o reventar algo en su cabeza en un tiempo considerable, sin embargo ese récord estaba a punto de irse a saludar a Lucifer.
-No me mires así, no es como si no hubiera visto a una mujer en ropa interior antes, lo que me sorprende es que duermas así, mi lady, pensaba que eras de las que gustaba dormir con camisola, como la sociedad lo dicta.
Arqueé una de mis cejas.
-Sí, bueno, la sociedad también dicta que las señoritas no pueden relacionarse con viles ladrones, pero henos aquí.
Él llevó una mano a su pecho y fingió estar ofendido, quise rodar los ojos pero me contuve, aún no me olvidaba que él estaba en mi cuarto mientras que estaba considerablemente falta de ropa.
-Me lastimas, mi lady.
-Dudo que algo lo haga.
Me sonrió, con esa estúpida y arrogante sonrisa que me empezaba a parecer familiar, pero no sabía de donde. Recorrió mi cuerpo con la mirada una vez más antes de suspirar.
-Mi lady, aunque no me complazca la idea, debo pedirle que se coloque una bata.
Me crucé de brazos, no sólo para parecer más segura de lo que realmente me sentía, sino que también para esconderme aunque fuese un poco de su mirada, no iba a hacerle caso, aunque me muriese de ganas por hacerlo, mi orgullo podía más que la incomodidad.
-Pensé que habías dicho que no era la primera mujer en ropa interior que veías.
-No lo eres, pero definitivamente eres la más provocativa.
Fruncí mi ceño, ¿provocativa?¿yo?, hasta donde recordaba solían clasificarme de muchas maneras, pero nunca de coqueta o provocativa. Él negó con la cabeza, como si pudiera saber que era lo que estaba pensando.
-De verdad, a veces creo que sería buena idea que dejaras de vagar en esos mundos extraños y te fijaras un poco más en el que vives.
Solté un suspiro, ugh, ya estaba harta de que me dijeran eso, para mí esos mundos extraños eran más fantásticos e interesantes que en el que vivía, lleno de aburrimiento y normas que seguir.
-No me agrada que opinen sobre mi vida, especialmente si yo no he pedido que lo hagan-Protesté.
Sus ojos azules me atravesaron y el sentimiento de exposición se volvió más fuerte, bueno, definitivamente iba a darle una patada a mi orgullo apenas él saliera de mi cuarto. Ninguno de los dos dijo nada por algunos segundos hasta que finalmente él empezó a caminar por mi habitación con una familiaridad que me sorprendió, no se detuvo hasta que tuvo entre sus manos la bata delgada que colgaba en el respaldo de una silla, caminó hasta mí y con un fluido movimiento la puso alrededor de mis hombros.
-Soy hombre, y como uno te digo que no todos van a ser tan caballerosos.
Pestañeé mientras lo miraba, aún permanecía cerca de mí, lo suficiente como para que pudiera percibir su olor, era fresco, como menta, pero olía a algo más, algo que no podía identificar pero que me transmitía tranquilidad.
-No es mi culpa que los hombres sean así-Objeté.
-No, pero por una razón la naturaleza las volvió más racionales que a nosotros en la mayoría de los casos.
-¿Estás insinuando que los hombres son como animales que se dejan llevar por el instinto?
-Estoy afirmando que a pesar de la ropa que usemos o de nuestras costumbres y normas, el ser humano sigue siendo tan animal como el resto, especialmente cuando se refiere a pequeñas damas excesivamente inocentes.
-¿Excesivamente?
Entrecerró los ojos hacia mí.
-Voy a venir mañana, a media noche, más te vale que estés lista o me voy a ir a visitar a Amelia y Zackary sin ti, ¿entendido?
A falta de palabras me limité a asentir con la cabeza, seguía demasiado cerca.
Él estudió mi rostro, lo que era injusto porque yo no podía hacer lo mismo con él, al menos no con ese tonto antifaz.
-Nos vemos mañana, mi lady.
Y sin nada más se encaminó a la salida, y para cuando pude reaccionar ya había desaparecido.
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Hola!!!!! aqui el nuevo cap, espero que les guste ^-^ por favor perdonen las faltas ortograficas, voten, comenten o lo que quieran ;3
Nos vemus XD
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Juegos de Ladrón
Ficción históricaJulieta es la mejor amiga de Nicholas. Nicholas es el mejor amigo de Julieta. Nicholas tiene un secreto... ¿Qué pasara con su amistad?