Nicholas
Estaba mal, lo admitía, pero no podía evitarlo, no luego de que los ojos verde azulados de Jules me hubieran mirado tan molestos y con tanta intensidad. A lo largo de mi vida la había visto molesta conmigo más veces de lo que me gustaría admitir, pero ahora era diferente, cuando ella miraba a Nicholas Rockford el fondo de sus ojos me decía que era consciente de que me perdonaría tarde o temprano, pero cuando ella me había mirado esta tarde, se veía tan indignada que no tuve ninguna duda de que hablaba en serio sobre que no quería volver a ver al ladrón nunca más en su vida...y no podía evitar sentir que debía hacer algo para que lo perdonara.
Así que realmente no me podían culpar por aparecerme en su cuarto a mitad de la noche para hablar con ella. Y he de admitir que me sorprendí cuando la encontré despierta, Jules normalmente se dormía temprano, simplemente porque no tenía ninguna razón para seguir despierta. Pero no me sorprendí de verla triste, sabía que aún extrañaba a su madre, Adele había muerto hace cinco años, y desde entonces Jules aún no podía superarlo completamente; era por esa misma razón que verla en este momento dirigiéndome una mirada tan furiosa era de cierta manera un alivio.
-¿Qué parte de que no me interesaba volver a cruzarme contigo no entendiste?
Su pregunta era tan directa y tan insensible que quise sonreír, así que esto era lo que aguantaban los hombres que ella ignoraba con tanta naturalidad, ahora me sentiría más afortunado por tener sus sonrisas.
-Oh, fuiste bastante clara, descuida.
-¿Entonces?
-Bueno, digamos que soy del tipo de hombres que no soporta que una mujer hermosa este molesta con él.
Ella arqueó una de sus elegantes cejas castañas, bien, ahora estaba en plan escéptica, aunque eso no era extraño.
-Será mejor que te vayas, antes de que llame a los empleados.
La miré un segundo, las posibilidades de que hiciera eso no eran muy altas, al menos no si quería seguir conservando la poca paz que le quedaba, ella sabía tan bien como yo que ser la única persona que había estado cerca de mí sólo lograría atraer aún más la atención del resto del mundo.
-Adelante, he escapado de cosas peores que un par de empleados-Contesté mientras me cruzaba de brazos.
Ella me fulminó con la mirada, pero se quedó callada, una sonrisa llegó a mis labios, como suponía, el deseo de Julieta de no alterar las cosas en su vida cotidiana era más fuerte que el posible desprecio que estaba empezando a sentir por "The Raven".
-¿Entonces?-Pregunté.
Ella gruño en voz baja antes de cruzarse de brazos, lo que causó que la bata se moviera lo suficiente como para dejarme saber que tenía debajo de ella, un pequeño destello de tela rosa pálido llamó mi atención, eso, y una cremosa sección de piel...¿y por qué diablos estaba mirando eso?
Sacudí mi cabeza levemente para despejar mi mente, a estas alturas realmente estaba empezando a creer que me estaba volviendo loco, maldita sea, era Jules, la misma Jules que me molesta todos los días desde que nació, la misma Jules que de pequeña me seguía a todos lados y me hacía preguntas sobre cosas que no entendía, era básicamente mi hermanita, no podía estar mirándola en serio como una...¿Cómo una qué?¿cómo una mujer?¿en qué momento había pasado de ser una linda adolescente a una mujer?
-¿No tendrías, no sé, qué estar robando algo en algún lugar?
-Uhm, es mi noche libre.
-Ugh, sólo vete, no me agradas y no hay nada que puedas hacer para que eso cambie.
-Eso aún está por verse, en primer lugar ¿por qué estás tan molesta conmigo?
-¿Quieres las razones? uno, no me gusta que aparezcan en mi balcón a media noche; dos, no me gusta casi morir asfixiada por culpa del humo; tres: no me gusta que me digan que hacer o que me amenacen; cuatro: no me gusta que un desconocido me trate con tanta confianza; y cinco: no me agradan los tipos que andan por la vida creyendo saber lo que piensan los demás, siendo que no los conocen de nada.
De acuerdo, punto uno lo aprobaba, el punto dos, también, el punto tres, bueno, ese era tan obvio como el punto cuatro, y el punto cinco...bueno, supongo que no podía culparla, ella no sabía quien era yo realmente.
-¿No te parece que suenas, no sé, un poco caprichosa?
Ella se me quedó mirando, indignada, sus ojos entrecerrados y con sus labios un poco separados por la sorpresa, bien, sabía que esto me iba a costar caro, pero que se le iba a hacer.
-Mire quien habla de caprichoso, ¿es qué acaso apareces en los balcones de todas las personas a las que insultas?
-No, sólo en los de las chicas lindas.
Su mano se dirigió rápidamente hacia mi mejilla, pero logré tomar su muñeca antes de que el impacto llegara, nunca había recibido una de sus bofetadas, pero una pequeña voz interior me decía que posiblemente dolían.
Julieta tiró de su brazo en un intento de zafarse de mi agarre, pero no lo permití, la tenía sostenida con la fuerza suficiente como para que no pudiera escaparse, pero no lo suficiente como para lastimarla, eso era lo último que quería hacer en esta vida.
-Suéltame-Exigió, y su voz sonaba más molesta de lo que hubiera pensado.
Y entonces lo recordé, Julieta odiaba sentirse débil, lo había demostrado cientos de veces en el pasado, como cuando me perseguía a través de los jardines de mi casa, su respiración casi inexistente t los volantes de sus vestidos manchados por hierba y lodo, pero no dejaba de correr tras de mí hasta que finalmente me alcanzaba (iba a obviar el hecho de que era yo el que se detenía).
Su otra mano se movió e intentó golpearme de nuevo, pero el resultado fue el mismo que la vez anterior, ahora tenía sus dos muñecas sujetadas, lo que me dejaba con una Julieta el doble de molesta, bien, esto no iba como lo había planeado.
Y no mejoró cuando empezó a moverse, Dios, había olvidado lo irritante que era cuando se molestaba, sus piernas empezaron a patearme mientras que yo intentaba detener los golpes sin hacerle daño, cosa que no resultaba muy sencillo, especialmente si yo también estaba empezando a molestarme.
En algún momento del forcejeo me cansé y opté por acorralarla en el barandal de su balcón, mis piernas inmovilizando las de ella.
-¿Pero qué...?¡Suéltame!
-No grites.
-Grito cuanto se me dé la gana.
Oh, genial, ahora estaba molesta, irritada y posiblemente ya no le interesaba lo que fuese a pasar, la conocía lo suficientemente bien como para saber que lo único que le importaba ahora era alejarse de un ladrón que empezaba gravemente a detestar. Mis sospechas fueron respaldadas cuando tomó una bocanada de aire, el grito definitivamente iba a ser lo suficientemente potente como para alertar a toda la mansión y a los que iban pasando por la calle. Repasé en mi mente las posibles formas en que podría callarla, no había ni una posibilidad de que la pateara, así que piernas descartadas, si soltaba una de sus manos para taparle la boca, bueno, la bofetada que me llegaría sería posiblemente dolorosa, así que sí, manos también descartadas; tenía que pensar rápido, y podía sentir como el grito empezaba a nacer en su garganta.
Maldición estaba acabado, pero como dicen por ahí, situaciones desesperadas, medidas desesperadas. Ignoré en contra de mi voluntad la pequeña vocecilla de mi consciencia diciendo que esta era, definitivamente, la peor idea que iba a tener alguna vez en mi vida. Antes de darme una segunda oportunidad para reconsiderarlo mi boca ya estaba sobre la suya.
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Hola!!!! capitulo nuevo q espero les guste ^-^
Por favor perdonen las faltas d ortografía, voten, comenten o lo q quieran *-*
Nos vemus XD
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Juegos de Ladrón
Historical FictionJulieta es la mejor amiga de Nicholas. Nicholas es el mejor amigo de Julieta. Nicholas tiene un secreto... ¿Qué pasara con su amistad?