Capitulo 16

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Nicholas 

¿Qué había hecho? ¿esto era por todas las chicas que rechacé? ¿por mentirle a la sociedad entera? ¿por las travesuras que hacía de niño? ¡por favor! que alguien me explicara que había hecho para merecer esto.

Todo había estado yendo bien, había logrado robar una buena cantidad de dinero y me estaba preparando para volver tranquilamente  a casa para ordenar las donaciones, fue en ese momento cuando sentí que alguien me estaba siguiendo, le había seguido el juego por algunos minutos antes de cansarme y enfrentar a mi perseguidor, nunca me habría imaginado que no era "él", sino "ella". Lo que nos llevaba al dilema actual: ¿Qué hacer con la pequeña y dulce Julieta mientras temblaba en mis brazos?

Bajé mi vista hacia ella, su cabello castaño y rizado atrapado en un tocado sencillo, su vestido ajustándose en todos los sitios que debía (maldición, antes nunca me fijaba en sus vestidos) y sus hermosos ojos observándome como si fuera un depredador y ella una gacela asustada.

-¿Qué diablos haces aquí?-Pregunté a través de mi mandíbula apretada, necesitaba el pequeño dolor para recordarme de no hacer nada estúpido.

-Yo venía a ver una obra de teatro, la pregunta aquí es ¿qué hace usted aquí?

-Mi lady, ¿qué puede hacer un ladrón en un teatro?

Ella rodó los ojos, y creo que era la primera vez que me permitía admitir que ella se veía encantadora cuando lo hacía.

-Claro, que pregunta más tonta-Dijo mientras miraba cualquier parte menos a mí.

Quería que volviera a mirarme, así que hice algo que sabía iba a hacer que lo hiciera. Sin que lo notara moví mis manos de su sitio en sus hombros hacia su cintura, y como pensé sus ojos volaron rápidamente hacia mí, una pequeña expresión alarmada bajo la máscara de enojo.

-Quita tus manos de mi cintura si es que quieres conservarlas-Siseó.

Solté una pequeña risa baja, definitivamente Jules no iba a cambiar nunca, odiaba sentirse débil e indefensa frente a alguien, especialmente si ese alguien era un hombre.

-Son mi medio de trabajo, confío en que lo considerara.

Ella me lanzó dagas con su mirada, de acuerdo, creo que la estaba molestando en serio...no era la primera vez, así que realmente no me asustaba, conocía mejor que nadie el tamaño de su furia.

Sus manos se apoyaron en mi pecho e intentaron alejarme, pero molestarla era divertido, así que me acerqué aún más a ella, no fue hasta que fue muy tarde que me di cuenta del gran error que había cometido.

El cuerpo de Jules empezó a temblar aún más, y sólo el diablo sabía si era por rabia o por otra cosa; su respiración se había acelerado un poco más y sus labios, sus labios, aún recordaba como sabían. Mi boca se secó ante el recuerdo, ¡maldición!, no podía ser cierto.

-Aléjate-Jadeó, aunque lo más probable es que ni ella misma lo haya notado.

-¿Por qué?

Y lo más gracioso es que una pequeña parte de mí hacía la pregunta en serio, ¿por qué tenía que hacerlo? ¿por qué no debía hacer esto?, y no importaron las decenas de voces en mi cabeza gritando y relatándome la larga lista de razones por las que no debía.

-Sólo hazlo-Pidió.

Lo admito, esto era extraño, había pasado prácticamente toda su vida intentando complacer cada uno de sus caprichos, lo hacía automáticamente, simplemente queriendo ver la sonrisa en su rostro cuando sus deseos se cumplieran, pero ahora, ahora sólo quería complacerme a mí.

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