Capitulo 38

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Nicholas

-¿Cuanto tiempo más vas a estar así de deprimido?-Preguntó Matt mientras terminaba de guardar los planos que habíamos conseguido en una carpeta.

-Hasta que no tenga a ese oficial de pacotilla respirándome en la nuca.

Mi mejor amigo rodó los ojos, ¡oh, vamos!, no era tan tonto lo que estaba diciendo.

-Yo que tú le compro un par de libros a Jules, mira que sacrificar algo como su noche de bodas para salvarte el pellejo.

Fruncí mi ceño mientras le dirigía una mala mirada, sabía que estaba diciendo eso apropósito para molestarme, y lo más irritante es que lo estaba consiguiendo.

-No es divertido-Rezongué.

-Está bien, lo siento, puede que me haya pasado.

-¿Puede?

Rodó los ojos una vez más, ahora que lo pensaba él solía hacer eso bastante cuando estábamos juntos , sin embargo hace años habíamos decidido tácitamente que eso me importaba un demonio.

-Como sea-Dijo-, Jules tiene razón con eso de que estás exagerando con todo el tema de su reputación.

Me crucé de brazos mientras sentía como mi cuerpo se empezaba a tensar, la verdad era que no quería hablar de esto, especialmente porque desde que Julieta había propuesto la fecha hace tres semanas, la idea de tener que esperar una  noche más estaba haciendo (por muy ridículo que sonase) que ciertas partes de mi cabeza se replanteara seriamente si debía seguir conteniéndome. Por suerte para mí, mi razón y mi sentido común aún seguían siendo más fuertes que esas otras partes molestas.

-Pensé que ya había dejado en claro mi decisión, Matthew, no la voy a tocar de esa forma hasta que sea mi esposa, y he de mencionar que el hecho de que de que estos pensamientos indecorosos estén cruzando por tu rubia cabeza es un tanto preocupante.

Sus ojos se entrecerraron en mi dirección y su cabeza se ladeó un poco, contuve las ganas de tragar saliva, sabía lo que estaba haciendo, estaba tratando de averiguar que estaba pensando, lo malo de ello es que siempre lo conseguía.

-Nicholas Thomas, no sé si eres un romántico o un simple masoquista-Dijo finalmente.

Suspiré, a estas alturas suponía que era una mezcla de ambos.

Julieta Blackwood, ¿qué me hiciste?

***

-¿Estás seguro que esto no te traerá problemas?-Preguntó Julieta mientras la ayudaba a bajar del caballo.

Estaba usando esos condenados pantalones oscuros, por lo que obviamente me distraje el tiempo suficiente como para que ella se diera cuenta.

-¿Nicholas?

-Estoy seguro-Dije-. Salí de casa con bastante cuidado.

Ella asintió con la cabeza.

-Por otro lado-Continué-¿tu padre no se dará cuenta de que no estás?

-No lo creo, últimamente ha estado tomando una infusión de hierbas que lo deja inconsciente toda la noche.

Le dediqué un pequeño asentimiento mientras me esforzaba por olvidar lo que acababa de decir, maldición.

-¿Vamos?-Pregunté.

Jules sonrió antes de tomarme de la mano y llevarnos a ambos hacia la puerta que nos interesaba. La tocamos y no tuvimos que esperar mucho antes de que una persona pequeña nos abriera.

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