¡Killua se enferma!

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¡Se viene un fin de semana largo, excelente! Aunque no tengo planeado salir con alguien. Desde aquel incidente ya no tengo ganas de pensar en juntarme con otras personas que no sean mi familia, unos amigos... o la almohada.

Maldición, espero que el odioso de mi roomate no me escuche decir eso.

Pero bueno, hoy viernes por la noche, es momento de cocinar algo delicioso y ver alguna buena película en...

No son ni las diez, y mi roomate llegó a casa de su salida hace unas horas atrás. No se veía muy bien.

-Oye, ¿Tan rápido te afectó el alcohol que ya te devolviste? – Él me miró cansado, sin ganas de seguirme el juego.

-No, Pirika. – Empezó a subir las escaleras. – Solo me mareé. Mañana ya me sentiré mejor.

Se fue a acostar. Qué extraño, del tiempo que llevo acá no le había pasado eso, ¡Pero qué importa, no detuvo mi gran panorama!

Vi películas y comí hasta que me harté, y antes de acostarme, le dejé un poco de lo que había hecho en la puerta a Killua.

Y me fui a acostar.

A la mañana siguiente, me entré a preocupar por ese albino: La comida seguía afuera. Entré a su habitación sigilosamente, tocando antes la puerta. Pero no hubo respuesta.

-Killua... Te había dejado anoche un poco de comida... ¿Te encuentras bien? – Solo se veía en la cama un gran bulto tapado hasta más arriba de la coronilla.

-Solo tengo frío – Sonó una voz quebradiza, como de ultratumba. Instintivamente lo desabrigué para tomarle la temperatura. Y tal como imaginé, estaba ardiendo en fiebre.

-¿Qué clase de medicamentos tienes en casa? ¿Algo para la fiebre tal vez? – Le pregunté, acostumbrada a que mi mamá y papá guardaran de todo. Pero al parecer no tiene este hombre las mismas costumbres.

-¿? Cuando me enfermo llamo a un amigo doctor para que me atienda... - Tosió con dificultad, e instintivamente otra vez, le froté la espalda para ayudarlo. Estaba empapado.

-Estás enfermo, Killua, debes llamarlo. – Me miró cansado, y tiritando. A duras penas, tomó su celular, y trató de buscar el número de su amigo, pero como sus ojos le ardían a causa de la fiebre no tratada, no veía mucho.

-Pirika, búscalo tú y llámalo. Dile que estoy enfermo y que venga de inmediato.

-No creo que a un amigo debas tratarlo así...

-Solo hazlo, por favor. – Se notaba que también le dolía la garganta. Le costaba tragar su propio orgullo.

-¿Cómo se llama?

-Debe estar registrado como "Viejo pervertido"... ah, no, ese es el antiguo dueño... Tal vez esté como "Leorio" a secas.

Efectivamente, había un "Leorio Paladiknight" en la agenda telefónica, así que no dudé en llamarlo. Cuando estoy nerviosa hablando por teléfono, empiezo a caminar y esta vez, salí incluso de la habitación.

-¿Qué te pasó ahora, Killua? – Escuché una voz masculina y madura al otro lado de la línea – Sueles llamarme sólo cuando te enfermas, así que... ¿Qué te pegaron ahora?

-Amaneció con fiebre, le duele la garganta y desde anoche que está decaído. – Dije sin dudar.

-¿? ¿Quién está hablando, una muchacha que no obtuvo lo que quería anoche?

-¡Qué diablos...! ¡Lo siento! Soy Pirika, su roomate. Me pidió que te llamara porque no ve bien a causa de la fiebre. – Escuché que se cerraba una puerta al otro lado de la línea, y el tipo refunfuñó.

5, 6, 7 To Your Heart (Killua's FanFic) #OtakuAwards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora