¿Estoy viviendo con mi jefe?

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-Y, querida Pirika, ¿Qué se siente vivir con un roomate? – Me preguntó el fastidioso del bajito. Esta semana ha sido un verdadero dolor en el trasero, ¡Todas sus conversaciones son de lo hermosa que es su novia por lo feliz que está... viviendo con él! Yo solo lo miré, cabreada porque...

-Es terrible.

Las chicas de recursos humanos iban pasando por nuestros puestos de trabajo, y oyeron que vivo con un roomate. Divertidas, se unieron a la conversación y de pronto mi escritorio recibió la visita de tres mujeres hermosas y un bajito metrosexual.

-¿Eh? ¿Por qué es terrible? - Sonreí gracias a esa pregunta, era lo que esperaba para desahogarme totalmente.

-Por un momento creí que sería interesante convivir con uno, pero me dijo que no se quedaría tanto en la casa porque sale de fiesta en fiesta... Y cuando vuelve... Siempre trae mujeres y se acuesta con ellas en medio de la sala, ¡No alcanzan ni a llegar a su habitación! Además, me obligó a cambiar mi celular, porque según este... - Mi cabeza se congeló. No creo que sea tan conveniente decir su nombre, o género, menos si está revoloteando distraído por aquí. – este roomate, no iba a poder entrar en la casa sin la tecnología de esta marca.

-¿Vives... con un hombre? – Preguntó una de las mujeres jóvenes, un poco apenada. Vi que en ese momento Killua se percató de lo que estábamos hablando y miró hacia mí, nervioso.

-Lesbiana, de hecho. Se llama Katrina – Sonreí traviesamente mientras observaba mi público, especialmente al albino de más atrás, quien se crispó indignado pero divertido. Eddie trataba de contener la risa.

Pero todo lo que dije es verdad. El Jefe es un hombre respetable, muy apasionado con el trabajo y se nota que sabe lo que hace. Tiene un aire de seriedad y sensualidad que sobrepasa a cualquier jefe que haya tenido antes... Pero Killua, mi roomate, ES UN MALDITO DEMONIO. De partida, el refrigerador se vacía cada dos días, pero solo en el lado de los dulces. Lo más caro que me sale de las compras son las cervezas... ¡Y ni alcanzo a abrir una para cocinar! Se las toma y no sé en qué momento, si no está. Los fines de semana (contando el viernes de hecho) me tengo que encerrar temprano en mi habitación. Digamos que no soy fan de mirar cómo se revuelca ese hombre con mujeres distintas cada día. Pareciera que tiene una enfermedad o algo este sujeto, nunca los he escuchado llegar a la habitación. Enfermo de temperatura estará...

¡Definitivamente me desagrada! Apenas intercambiamos palabras en casa, un "buenos días, ¿Cómo amaneciste?" solo es respondido con refunfuños de resaca o algún vocablo entre su boca y una taza de café. Es terrible, terrible, pero es cosa de acostumbrarse, ¿No? Esto solo es una distancia que no he cruzado como roomate. Sí, eso debe ser, todavía no hay confianza entre nosotros dos como roomates.

Lo único que ha valido la pena es que tengo mucho tiempo para mí. Tengo una enorme casa a mi disposición y una cocina hermosa: puedo cocinar lo que quiera, aunque es aburrido hacerlo solo para una. También tengo una habitación enorme, que sirve de santuario para que ese enajenado sexual no se tope con público. Pero... lo más lindo es que en las mañanas puedo ver al hombre más guapo y activo (si sabes a lo que me refiero) en su momento de debilidad: Una bestia de las mañanas, que sin embargo, se toma el desayuno que preparas para dos.

¡Mierda mujer! Si no tuviera el cabello blanco y la piel pálida no te interesaría para nada.

Para tu información conciencia, sería cordial con un roomate independiente de su color de cabello, pero insisto, Killua es... Una excepción... ¡Su pelo no tiene nada que ver, siento que lo he visto en algún lugar, pero no lo recuerdo! Me gustaría saber más de él, pero dudo mucho que lo diga así como así.

Mi trabajo se ha incrementado, ya que no solo veo las operaciones para llevar a cabo conciertos, también tengo que regular las interacciones entre la empresa y los servicios anexos, como el de casino, de informática, y los técnicos de sonido... ¡Yo creía que todos eran de Netero Entretenciones! Pero el Jefe me contó que el antiguo dueño, el viejo Netero les dejó a los jefes de esas áreas que emprendieran con pequeñas compañías, y que las contrataba para trabajar de por vida con ellos. Parece que el jefe anterior era bastante amable y responsable para con sus trabajadores, y eso inspiró a Killua a seguir sus pasos...

¡Diablos! Se me está haciendo tarde para conseguir la firma de uno de esos jefes. Y la necesito desesperadamente, para regularizar unos documentos que autorizaron la salida de los equipos en el concierto de los punk. Como ha estado yendo y viniendo estas semanas, no lo he podido encontrar...

-Oh, se está yendo justo por ahí el Sr. Amano... - me dijo la recepcionista del primer piso del edificio. Y vi en cámara lenta cómo se iba mi última oportunidad de obtener esa firma. Mis pies me mataban por estar corriendo todo el día, y para más encima con tacos, por culpa del fastidioso de mi primito le da por ser mi asesor de modas.

Lo primero que se me ocurrió hacer fue quitarme las botas y correr con calcetines hacia la puerta final, llamando desesperadamente al Sr. Amano.

-¡Sr. Amano! ¡Espere por favor!- Un hombre mayor y de cabello canoso se dio la vuelta, curioso por ver quien lo llamaba, y se encontró conmigo: una señorita de cabello castaño y alborotado y respirando con dificultad y sonrojada se presentó como asistente a prueba de Operaciones, pidiéndole su firma para unos documentos.

-Por supuesto, niña. – Me respondió alegre el hombre. Me firmó los documentos que tenía y le prometí que mañana a primera hora estaría en su oficina para entregarle las copias que le correspondían. Él me agradeció y me devolvió los papeles, riéndose.

-¿Qué sucede? – Pregunté ladeando la cabeza.

-Bonitos calcetines, muchacha.

Mierda.

Se me olvidó que me pongo calcetines con diseños porque son más abrigadores que las medias. Mis pies rayados de cuatro colores se destacaban si mirabas hacia el suelo, pulcro e inmaculado. Solo me quedó bromear con que de esta forma corría más rápido. Me despedí y volví a la recepción, donde la chica me cuidaba mis botas... Y ahí también estaba el Jefe, mirándome divertido.

Mierda otra vez. Mi fachada de mujer profesional se fue a la...

-Primera vez que veo que una mujer se quita sus tacos para correr tras una firma, sin importarle sus llamativos calcetines...- Mientras me ponía mis botas, y quedaba de una altura menos humillante a los casi dos metros de mi Jefe, le respondí.

-Mis calcetines son parte de mi esencia, y me dan ánimos de seguir siendo una profesional. – ¿Qué diablos acabo de decir? ¿El meme de los Simpsons se llena con calcetines, para que diga "Do it for her"? ¡Ay, qué acabo de decir!

Por suerte la recepcionista se despidió de nosotros por la hora de cierre, y me dijo antes de irse que admiraba mi valentía de sacarme los zapatos para correr así, era algo que ella no podría hacer. Trágame tierra, por favor.

Como nos quedamos solos, el Jefe, no, ahora Killua me susurró:

-Hey, te espero para que vayamos a casa.

Wiii, alguien se ganó un pasaje gratis hasta su casa... Pero no pude evitar sonrojarme y sonreír de vuelta.

-¡Gracias! Voy por mis cosas y te espero en el estacionamiento.



No todo en la vida es color de rosa :( ni siquiera vivir con ese estúpido y sensual albino

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No todo en la vida es color de rosa :( ni siquiera vivir con ese estúpido y sensual albino.

Cambio y fuera!

5, 6, 7 To Your Heart (Killua's FanFic) #OtakuAwards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora