Relato nº48

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-¿No miráis a vuestro alrededor y decís: "vaya, qué mundo hemos creado"? Hemos creado grandes edificios, normas que seguir por nuestro bien común; hemos creado hospitales y ambulancias para ayudarnos unos a otros. ¿No os asombráis cuando veis una ambulancia corriendo por la autopista y con la sirena encendida, y veis cómo todo el mundo se aparta para dejarla pasar? ¿No os sorprendéis cuando veéis las grandes estructuras creadas, obra de la belleza de nuestra arquitectura e ingeniería? ¿No os alegráis cuando veis las universidades, encargándose de que os preocupéis por contribuir a que este mundo funcione, viendo cómo crean ingenieros, médicos, bomberos, psicólogos o traductores que nos ayudan a entender a todo el mundo? ¿No se os rompe el corazón al ver cómo se abrazan en la NASA cuando despegan una nave espacial, cómo felicitan al cirujano por salvar una vida, cómo abrazan al bombero por rescatar a un ser vivo, cómo aplauden al ingeniero por sus planos e ideas, cómo agradecen al policía detener el maltrador?
Eso es otra cosa, el maltrato. Las cosas malas que creamos. Creamos las armas para usarlas en la cacería y en nuestra defensa, y terminamos usándolas contra nosotros mismos, y en un abuso cárnico. Creamos el arte y lo usamos como un negocio, y no como una de las miles maravillas de este mundo. Creamos máquinas, y las usamos para acabar lentamente con el mundo. Creamos las religiones, y las usamos para enfrentarlas entre ellas y dominar las mentes cerradas. Creamos las fábricas y la industria, y las usamos para aprovecharnos de los demás y contaminar este planeta. Creamos el dinero, y lo usamos en beneficio a nuestra avaricia, y en destruir la vida de otros. El ser humano, creador y destructor a sí mismo, jugando a ser dios y tomando todo lo que ve, todo lo que está en su mano y más, hasta que fracase. Despreciándose entre ellos, matándose, rechazando a los de una mentalidad diferente, pero a su vez, nos queremos; creamos el matrimonio, creamos los regalos, usamos armas para defender a nuestros seres queridos, creamos las cenas familiares, creamos las citas, las redes sociales en su buen uso... ¿No os dáis cuenta? ¿No os dáis cuenta cómo conseguimos convivir y matar a este planeta a su vez? ¿No os dáis cuenta de lo que hemos conseguido? ¿De lo grandes que somos, todos, sin excepción alguna?
Claro, cómo os vais a dar cuenta, si ni siquiera me estáis escuchando, asnos imbéciles, esclavos de la tecnología inútil, generación de nuestra perdición, continuad viendo por vuestras televisiones o teléfonos móviles cómo nos destruimos a nosotros mismos e iros a dormir como acostumbráis a hacer, que queréis que esto cambie pero no hacéis nada para cambiar. Y después os quejáis. Hacéis que pierda mi fé en el ser humano y en lo que vendrá, y me averguenza vivir en un mundo tan estúpido y avaro, dominados por la inteligencia artificial y sumisos de los lideres que controlan lo que véis, incluso, por desgracia, a vosotros.

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