Relato nº71

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Todo lo que vemos dejará de existir algún día.
Todo lo que hagamos será en vano,
puesto que,
como he dicho,
se extinguirá hasta acabar en el olvido.
Qué miedo.
Hay quien dice que si eso te asusta,
será mejor que lo ignores.
Pero ¿cómo vamos a ignorar a lo que estamos destinados?
¿Cómo quieres que no me plantee que,
algún día,
no quedará de mí más que unas cenizas divagando?
Morir y que los que quieres se queden atrás.
O al revés.
Morir y mandar al olvido todo lo que has vivido con quien quieres.
Quizás permanecerá en la memoria de unos pocos,
pero ellos también morirán.
Y si es verdad eso de la reencarnación,
pensadlo:
reencarnarse en otra persona totalmente diferente,
conociendo y viviendo con personas diferentes.
Las que has conocido se han ido.
Estarán en otra parte, se han olvidado de ti.
Tu madre no será tu madre.
La amistad más sincera que tuviste quedará en otra vida, hecha cenizas.
El alma del que te enamoraste ahora en otro cuerpo,
en otro lugar,
con otra persona.
Si eso no te asusta,
si eso no te genera la más mínima inquietud,
la más mínima preocupación,
déjame decirte que estás muerto por dentro,
porque no estás viviendo.

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