Relato nº30

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-Te doy el yacimiento de todos los reflejos y contemplamientos. Cuida de él como lo cuidé yo, haz de su uso el más provechoso, y no lo trates como desperdicio. Y no quiero que lo uses para alimentar tu ego; úsalo para observar a los demás. Te lo doy no para que aprendas a apreciarte, sino para que aprendas a apreciar lo que te rodea. Porque nunca se debe pensar mucho en uno mismo, aunque, para qué engañarnos, todos pensamos en nosotros mismos solo que en situaciones diferentes -Me dijo-. Que no quiero que pienses que eso está mal, sino que en este mundo apreciarse está muy mal visto. Y no estoy de acuerdo. Aprender a olvidarse a uno mismo solo vale para encontrar la calma y empatía por unos minutos, y no apreciar la vida y persona de uno es una aberración y un error de juicio que debemos evitar cometer toda nuestra vida.

Así que, confiado, me dio el espejo y mientras lo tomaba con cuidado entre mis dos manos le dije, pasmado ante tanta sabiduría:

-Ni abusaré de su uso ni despreciaré su finalidad.

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