Relato nº16

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-Preguntas demasiado.

-¿Cómo? -Le pregunté, aunque le había oído bien. Solo necesitaba tiempo para analizar la respuesta.

-Que preguntas demasiado -Me dijo, bastante decidido aunque con miedo a cómo me lo pueda tomar.

-No entiendo tu problema.

-¡Que preguntas mucho!

-¿Cuál es la parte exacta del inconveniente?

-¡No hay parte exacta del inconveniente! ¡Eres tú y tus preguntas diarias!

-¿Te molesta que pregunte? -Le pregunté, un poco confusa.

-Sí. Bueno, no de una manera normal.

-¿Te molesta que haga muchas preguntas o que pregunte demasiado cuando te estoy preguntando?

-¿Cómo?

-¿Te molesta el hecho de preguntarte varias veces o simplemente que haga muchas preguntas?

-Ehm... ¿Las... dos? No sé, me estás confundiendo.

-¿Te molesta que pregunte porque te confundo?

-No, es que no sé la respuesta a la mayoría de tus preguntas, y muchas de ellas ni siquiera la tie-

-¿Entonces te molesta que te pregunte sobre un tema en concreto o preguntarte en general?

-Ehm...

-¿Entonces quieres que te pregunte menos veces al día pero cuando lo haga haga más de una pregunta, o prefieres que solo te haga una pregunta pero más veces al día?

-¿Sabes qué? Olvídalo. No puedes evitarlo.

-¿El qué?

-Preguntar. Es... es como si viniese incorporado en tu cerebro.

-¿Qué?

-Nada -No sabía de qué hablaba. Él se dio cuenta de la situación y sonrió- Nada...

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