Él, caballerosamente, la ayudó a bajar del auto. Ambos se desplazaron de la mano hacia el restaurante, donde fueron bien recibidos. Su mesa estaba lista y, cuando la señorita los dejó, Ethan ayudó a Angela para que se siente en la silla. Amaba eso de él: que se haya vuelto tan educado con el tiempo y gracias a su ayuda.
Él, por su parte, se sentó frente a ella.
Ambos miraron por la ventana que tenían al lado izquierdo. La playa estaba allí, y el agua subía y bajaba con tranquilidad. La gran luna llena no dejaba de hacerse presente, para darles un bello espectáculo sobre el agua cristalina.
—¿Te gusta? —susurró Ethan.
—No. Me encanta —sonrió embelesada, sin dejar de ver el paisaje—. ¿Cómo es que lo planeaste todo? Me parece increíble. No podría ser más perfecto.
—Me organicé y... me esforcé para hacerlo. Cada instante a tu lado es mágico —buscó su mano, y cuando la encontró, la acarició—. No quiero que esto acabe. Quisiera congelar este momento y que se quede así para siempre.
—No sabes cuánto quisiera eso yo también —la chica esbozó una triste sonrisa—. No quiero que acabe.
—Entonces no acabará.
—¿Cómo lo sabes?
—Depende de nosotros seguir juntos. Podemos luchar contra todo lo que nos hace daño. Quiero estar contigo para siempre, Angela.
Tal vez era solo su imaginación, pero la voz del joven parecía que se estaba quebrando. De todas formas, no iba a dejar que aquella noche salga algo mal. Él ha sido demasiado lindo con ella. No quiere atosigarlo con preguntas. Solo quiere seguir escuchando lo que le tiene que decir, porque la enamora cada día más.
—Quiero estar contigo siempre, Ethan —repitió con mesura. Se le hacía difícil creer que esas palabras salían de su boca; pero sí, las estaba diciendo y con toda la sinceridad del mundo.
De pronto, apareció el mozo en la escena para preguntarles qué cenarían aquella noche. Se decidieron en pedir lo mismo: Pechugas de pollo a la gordonblue. ¡Ah! Pero claro, el chico tuvo el atrevimiento de pedir un vino. Al fin y al cabo Angela estaba a pocas semanas de cumplir dieciséis, y él ya era mayor de edad. Ella aceptó, solo por ser una ocasión especial. Su primera salida a un lugar tan lejano y elegante.
Luego de muchos minutos, ya estaban dando el primer bocado.
—Delicioso —comentó Ethan, limpiándose los labios con una servilleta.
—Mucho —Angela le correspondió.
—Por cierto —tomó un sorbo del vino María Valley Pinot—. ¿Qué le dijiste a tu padre y a Elena?
—Ya sabes, metí a Lucas y a Camila en esto —ahora era ella quien tomaba un sorbo de la dulce bebida—. Les dije que John Green estaba en la ciudad y que tal vez nunca lo vuelva a ver. Sabe que soy gran fanática de él.
—¿Algún día le diremos lo nuestro?
—¿A quién? ¿A mi padre?
—Sí.
—No lo sé. Te mataría y luego me mataría a mí. Supongo que no lo sospecha. Bueno, eso espero, aunque no puedo evitar sentirme mal por él. No hablamos como antes y... No quiero ponerme triste hablando de eso —tomó otro sorbo—. Está rico.
—Espero que no te embriagues —Ethan se burló.
—Jamás.
—Te quiero muy atenta para después.
—¿Más sorpresas?
—No lo sé —metió un trozo de pollo en su boca—. No lo sé, Woodhouse.
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Di que me amas, por favor (Editando) » COMPLETA
Подростковая литература❝Di que me amas, por favor.❞ / ❝Say you love me, please.❞ Inspirada en "Un amor para recordar". Dime a la cara que me quieres, necesito eso, incluso más que tu abrazo. Sólo di que me deseas, es todo lo que me hace f...