Parte 46: "No olvides que te quiero"

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Narra Angela:

¡Al fin en casa! La he pasado muy bien. Además de conversar sobre el bochornoso espectáculo creado por Taylor, me hicieron reír muchísimo. Vimos una película llamada "Como si fuera la primera vez", luego, comenzamos a contar chistes y a escuchar música con la hermana de Lucas, Margaret. La he pasado bien, pero no he podido dejar de pensar en Ethan. Les conté que durmió conmigo, y les ha parecido increíble. No creo que tan increíble como a mí, porque si mi yo del presente se lo contara a mi yo del pasado, seguramente pegaría un grito asustada.

Abro la pequeña puerta del jardín y camino hacia la puerta de entrada. Saco mi llave para introducirla. Cuando lo hago y doy unos pasos dentro de la casa, una extraña tensión se percibe en el aire. Es una carga muy pesada, como si algo estuviese mal. Pero... ¿qué?

De pronto, y para mi asombro, escucho algo caer fuertemente.

―¡Elena! ¡Miguel! ―exclamo, sin embargo no hay respuesta.

¿Acaso están discutiendo?

Vuelvo a escuchar otro ruido, que proviene del mismo lugar en el que estoy parada, con la diferencia de que está un piso más arriba; llego a pensar que es de mi habitación. Sin pensarlo dos veces, subo la escalera atropelladamente.

Gritos resuenan en todo el lugar, mas no reconozco qué dicen ni quiénes son. Solo sé que son hombres. Me armo de valor –que, exactamente, no sabía que tenía- y finalmente abro la puerta, para así apreciar un horroroso espectáculo.

―¿Qué...? ¡Ethan! ¡Miguel! ―grito con todas mis fuerzas, provocando que Ethan me clave su verde mirada, con sangre bajándole por la nariz―. ¡MIGUEL!

No pude detenerlo, ya que el florero en donde coloqué las rosas que Ethan me regaló días atrás, choca contra su cabeza. Éste cae al piso duramente, acabando desplomado por completo.

―¡AH! ¡ETHAN! ―exclamo horrorizada mientras corro hacia él.

Me arrodillo y pongo su cabeza en mis piernas, al tiempo que acaricio su adolorido rostro. Cuando alejo mi mano, siento cómo un líquido se esparce entre mis dedos. Es sangre.

Por favor, Dios, no puede estar pasando esto...

―Ethan... Ethan por favor despierta...―susurro con lágrimas en mis ojos―. ¡Ethan! ¡Por favor! ¡Despierta!

No lo aguanto más. Rompo en llanto con su cabeza reposando en mi regazo. Estoy furiosa, triste, preocupada, temerosa y... No puedo pensar, no sé qué hacer.

―Yo no...

Volteo para encontrarme con Miguel, que tiene el rostro y los brazos golpeados también; sin embargo, en vez de que cause una reacción de pena en mí, me llena de ira.

―N-No quería...

―¡Cállate! ―lo interrumpo, dejando a Ethan cuidadosamente en el piso. Me levanto y me acerco a él, quien me contempla arrepentido―. ¡Mira lo que has hecho! ¡Mira! ―señalo al desvanecido ―. ¡Eres un maldito agresivo, Miguel! ¿¡Cómo has podido?! ―lo empujo con ambas manos―. ¡¿Qué le has hecho?!

No puedo dejar de derramar lágrimas tras lágrimas. Él intenta tocarme las muñecas, pero me alejo inmediatamente, observándolo con asco.

―¡No te acerques! ―exclamo―. ¡No tienes ningún derecho de si quiera tocarme! ¡Te desconozco! ―digo con la respiración acelerada―. ¡Haz algo! ¡Llama a la ambulancia! ¡Hazlo! ¡Rápido!

Me acerco nuevamente a Ethan y vuelvo a colocar su cabeza en mis piernas. Acaricio su bello y frío rostro con delicadeza. Su nariz está sangrando, sus ojos se encuentran cerrados y sus labios entreabiertos. Todo en él ha cambiado en cuestión de segundos.

Di que me amas, por favor (Editando) » COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora