Parte 19: "Say you love me" ✔

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Narra Angela:

"¿Qué sucede?" ¡¿Qué clase de pregunta es esa?! Bah. De acuerdo. Me gustas. Ya está, lo he admitido. No puedo seguir escondiendo mis sentimientos, nunca antes me había sentido así aunque sé que es una causa perdida y eso me causa pesar. Porque no me convienes, recién te estoy conociendo realmente y tengo una mala sensación respecto a todo esto. No me enamoraré, porque el amor no existe. Pero ni siquiera quiero caer en la tentación. ¡Eso sucede, tonto!

—Nada —respondo en un suspiro.

—Oh vamos, dime...

Hace un mohín y luego sonríe. Me gustan mucho sus hoyuelos.

—Sólo me parece algo extraño todo esto. En fin. ¿Qué quieres que hagamos? Dijiste que tenías algo planeado.

Se queda pensativo unos momentos, como si no terminara de entender lo que digo. Finalmente niega con la cabeza.

—No lo sé... estamos solos... en tu casa...

—¡Ethan! —exclamo molesta y lo empujo, no demasiado fuerte.

Sonríe mostrando sus blanquísimos dientes.

—Sólo bromeo, preciosa, no te enojes.

¡Preciosa!

—Ya vuelvo —dice de la nada y se va como un rayo hacia el segundo piso, pero no lo detengo.

¿Qué va a hacer? Una ola de nerviosismo y ansiedad me invade, sin embargo me quedo sentada mientras veo el reloj, son las 4.

Mmm... ¿Por qué demora tanto? Tomo los últimos sorbos de café y dejo la taza en la pequeña mesita de vidrio que hay en frente.

Miro para todos lados, para luego clavar mi mirada en Ethan que está detrás de mí con el estéreo de mi habitación. Sonrío como tonta mientras veo como camina al medio de la sala.

—¿Qué ha...?

—Shh... —me calla, colocándose un dedo en los labios.

—Pe...

—Shhh... —repite.

Río como boba, y comienza a empujar los sillones, hasta crear un gran espacio en el medio.

Finalmente, aprieta un botón del control del aparato y empieza a sonar una bonita melodía. Luego, la suave voz de una mujer inunda toda la casa. La canción es realmente bella, aunque nunca la he escuchado.

Deja el control en un estante y se acerca a mí, estirando su mano derecha en mi dirección.

—¿Bailas? —pregunta suavemente, recordándome a los chicos de las películas vintage cuando invitan, románticamente, a las protagonistas a bailar.

Mi corazón se derrite, y hasta se detiene unos segundos. Dios mío, ¿qué me está pasando?

¡Reacciona, Angela!

Trago saliva, sonrío tímidamente y sujeto su mano; hasta siento que estoy aguantando la respiración. Me levanta y, con una sonrisa satisfecha en su rostro, me apega rápidamente a su cuerpo.

Santa madre.

Pasa la mano derecha por mi cintura y con la otra sujeta mi mano, sin alejar su intensa mirada de la mía.

Su mano aprieta suavemente mis dedos, empezando a acariciarlos como si fueran pétalos de una rosa. Sus intensos ojos azules siguen clavados en mí, iluminándome cada vez más.

Mi respiración se acelera y siento que las mariposas en mi estómago empiezan a brotar, ¡pero qué mariposas! Sueno tan ridícula. Ahora mismo podría decir que tengo un zoológico dentro de mí. Un zoológico de emociones nuevas y extrañas que brotan en todo mí ser. Ahora empieza a mover sus pies de manera rítmica y sincronizada, torpemente, hago un intento por seguirlo.

Di que me amas, por favor (Editando) » COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora