Parte 1: "Un mono tiene más inteligencia que tú" ✔

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NOTA: Hola a todos, les habla la escritora. Quisiera pedirles, por favor, que voten en cada capítulo si es que están leyendo (o van a leer) la historia, para saber si les gusta o si les va a ir gustando. Me ayudarían mucho y a la historia también, así que no se olviden de dejar su voto y, si desean, su comentario. No a los lectores fantasmas :( 

MARTES

Narra Angela:

—¡¿Podrías apurarte, madre?! ¡Tengo que llegar temprano!

Toco desesperadamente su puerta, pero todo esfuerzo es en vano. No abre. Bah. ¿Por qué siempre tiene que hacer esto? Me estoy desesperando.

—Angela, querida, ¿por qué tanto escándalo?

Abre la puerta de su habitación, e inmediatamente la miro de pies a cabeza. Está somnolienta y en pijama.

«Oh no, esto no puede ser cierto»

—¡Mira qué hora es! ¡Llegaré tarde hoy! —exclamo muy enojada, con el rostro calientísimo.

—Deja de chillar... me atormentas —dice ella pasando sus afiladas uñas por aquel rubio cabello—. Toma —continúa, a la vez que estira la mano.

Frunzo el ceño y sostengo lo que me da. Son veinte dólares. ¿Qué?

—Ahí tienes, ándate en taxi, en el bus o como quieras.

—¡Pero no...!

Me cierra la puerta en la cara, provocando que estalle en furia.

¡¿Si no me iba a llevar, por qué recórcholis me hace esperar tanto tiempo?!

Voy a romper mi perfecto récord de asistencia y eso no puede ser posible. Con los ojos en blanco y la resignación impregnada en mi ruborizado rostro, me doy media vuelta, cuando de pronto mi pie choca con algo y provoca que caiga de bruces al piso.

—¡Ah! —exclamo al golpearme las rodillas. Miro a mi lado y veo a mi gata despertándose. Me tropecé con ella—. ¡Buttercup! ¡Has hecho que me dé tremendo golpe! ¡Despierta! —la empujo sin demasiada fuerza—. Tonta gata perezosa...

Me levanto, me sacudo el pantalón y finalmente bajo corriendo la escalera. Cojo las llaves y logro salir de la casa.

Camino a paso apresurado por la larga avenida hasta llegar al paradero. Iré en bus, porque ir en taxi contamina demasiado el ambiente.

—Mira nada más quién está aquí... —volteo mi cabeza, muy abatida. Esa voz no, por favor... Oh, diablos, sí es él. Mis ojos se topan con la persona más arrogante y estúpida de toda la vía láctea—. ¿Debería ser bueno y llevarte a la escuela?

—No quiero, idiota —le digo completamente ruborizada—. Vete de aquí y llévate a tu actitud tan petulante.

—Oh, parece que hoy no está de humor, señorita palabras complicadas —pasa una mano por su cabello color caramelo—... Bueno, como todos los días de tu vida.

—¿Podrías callarte e irte de una vez, ser humano sin cerebro?

—¿Por qué no me miras a los ojos y me lo dices en la cara?

«¡Trágame tierra, por favor!»

—Mira cómo te has ruborizado, Angela —empieza a reír. Oh demonios, definitivamente hoy no es mi día. ¿Por qué no se va en su auto de una buena vez?

—¿Te vas ya, palurdo? —exclamo enojada.

—¿Te avergüenza mirarme? ¡Mírame!

Un tirón me alarma. Me ha tocado la muñeca de forma brusca, ruda y completamente inesperada. Me giro para encararlo rápidamente, y así toparme con aquellos ojos verdes azulados; los ojos con los que he soñado tantas veces. Sí, los más bellos del mundo, como esmeraldas en plena noche dentro de este hombre tan insolente. Ahora me he quedado con el grito atrapado en la garganta, ya que su achispada sonrisa me ha dejado paralizada.

Di que me amas, por favor (Editando) » COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora