Parte 42: ¡Oh!

1.2K 90 8
                                    

VIERNES

Narra Angela:

Mmm... hace calor, pero este es un calor diferente. Podría jurar que hasta corporal. Es sencillamente magnífico, ya que me calienta, mas no demasiado. Es muy cómodo.
Simplemente no quiero abrir los ojos, estoy cansada y temo a perder este calor si lo hago. Nunca lo había sentido y... me encanta, me fascina.
De pronto, siento la respiración de un ser humano en mi cabeza, al igual que labios tibios rozándolo. Pongo mis sentidos alerta al percatarme de que una mano varonil está posada en mi cintura.

¡Centellas!

Abro inmediatamente los ojos, para luego voltear pausadamente en mi lugar. Me topo con el dulce rostro de Ethan a mi lado.

Oh no...

¿¡Qué hace aquí?! ¡En mi cama!
Por poco y suelto un chillido de sorpresa. ¡Para colmo está sin camiseta! No puede ser, ¿dormí con él? ¿Cuándo? ¿por qué? ¿cómo?

―Mmm...

Oh genial, y ahora está haciendo ruidos. ¡No debió dormir conmigo! ¿Y qué tal si se aprovechó cuando estaba dormida? o... yo que sé. Demonios, por más que quiera, no puedo evitar notar que luce muy atractivo. Su cabello está perfectamente despeinado, sus ojos cerrados, sus labios entreabiertos y... pues con el pecho descubierto. Así que era él el que me brindama ese delicioso calor corporal. Qué maravilla.
De seguro ya se le pasó la borrachera, pero, ¿recordará lo de ayer? Dijo tantas cosas extrañas que hicieron que piense al respecto.

―Mmm...―frunce el ceño y abre los ojos lentamente―. Buenos días―dice aún soñoliento.

―Buenos días. ―contesto en voz agudísima y con el rostro muy ruborizado.

Sonríe y se apega más a mí.

― ¿Qué tal dormiste? ―pregunta en voz ronca.

― ¿Qué tal dormí? No lo sé, dímelo tú, ya que has dormido conmigo, en mi cama―pronuncio muy molesta, al tiempo que me cruzo de brazos.

Suelta una sensual carcajada, como si estuviese burlándose de mi. Se acomoda en su lugar.

―Qué gruñona.

Ruedo los ojos.

- ¡Te dije claramente que durmieras en la otra cama y tú has venido aquí! ¡no debiste! Yo... pues... nunca... ¿no hemos hecho nada... ya sabes, verdad? -tartamudeo nerviosa.

―No, Angela. No sería capaz de hacerlo sin tu consentimiento―responde tan serio como una roca.

― ¿En serio? Mira, apenas hemos empezado una relación, aparte que, pues me conoces, no me gustan esas cosas y... bueno yo... no pienso en eso. ¡Pero no debiste! ¡Ha sido sin mi consentimiento!

―Shh...―pone un dedo en mis labios, callándome―. Lo sé, lo sé, no hemos hecho nada, mi dulce―sonríe―Pero, respóndeme, ¿te gustó?

― ¿Si me gustó? ―musito confundida.

―Sí, ¿te gustó que duerma aquí contigo? ¿o te fastidió?

―Pues...

― ¿Sí o no?

―Sí―confieso en voz baja―. Me gustó. Se sintió diferente.

Esboza otra sonrisa, para después plantarme un suave beso en los labios. No puedo evitar sonreír como boba por esa acción tan repentina y adorable.

― ¿Qué hora es? ―pregunta recostando su espalda en la cabecera.

Me fijo en el celular.

―Son las...―me detengo cuando lo miro.

Di que me amas, por favor (Editando) » COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora