21: Descubierta

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El guardia me lleva hasta la clínica, que Malya llamó "de la familia". Lo que me hace llegar a pensar que es exclusiva de ellos. Hay tantas cosas que tienen a su favor, que es increíble cómo se nota toda la corrupción que tienen a su alrededor. Caminamos por los pasillos y hago una mueca de desagrado cuando visualizo a Demián.

—Dos veces en un día, increíble vernos tan seguido —se burla el rubio.

—Supongo que es mi mala suerte. —Ruedo los ojos.

—Puedes dejarla, yo la vigilo —le dice al guardia y este asiente, para luego retirarse.

—¿Dónde está Eiden? —pregunto directo.

—¿Piensas que lo maté? —Se ríe.

—¿Dónde está? —repito e ignoro su burla.

—Eres policía, averígualo tú.

—¿Qué? ¿Vas a dejarme ir por ahí sin más? ¿Cuál es la trampa? —Analizo lo que dice, es peligroso ese ofrecimiento.

—¿Tienes miedo que te mate? Tranquila, para eso hay tiempo.

—Parece que lo único en que piensas es en matar, sin embargo, ¿cuál es tu ambición, Demián? —No logro entender a este psicópata y sé que entrar en la mente de uno es complicado, pero si pudiera quizás lo podría detener.

—Mi objetivo es destruir todo lo que me molesta. —Continúa sonriendo.

—¿Y tus hermanos te molestan?

—Todo me molesta —dice en tono serio.

Sí, está completamente loco, no tiene sentido seguir hablando.

—Si tu propuesta sigue en pie, yo sigo mi camino —le indico.

—Adelante, señorita policía, pero si yo llego a perder este juego, no vas a enfrentarte a cualquier mafioso, vas a enfrentarte con el que estuvo cara a cara con el dolor y el que sabe del dolor, sabe cómo deshacerse de este.

—Estás hablando de...

—Hablo de Hermes. Es más difícil deshacerse de ese hombre, que deshacerse de una plaga, lo digo por experiencia. —Saca un cigarrillo y se da vuelta—. Yo no te seré tan fácil, pero estás advertida, nos veremos en el infierno. —Se retira.

"El que sabe del dolor, sabe deshacerse de este".

¿Qué quiere decir? Eso solo me hace preocupar más por Malya. No debería, no obstante, sigue siendo mi hermana y la quiero aunque haya cambiado. Puedo notar a esa caprichosa niña que siempre ha sido, pero también a la depresiva. Malya es muy dependiente, se aferró a Hermes porque no tenía de quien depender. Tiene que ser eso, no puede ser otra cosa.

¿O acaso estoy en negación? Ya he pasado por eso, pero hacia mí misma. La verdad es, que ya no sé qué pensar.

Camino por los pasillos, le pregunto a la recepcionista sobre Eiden y me indica la habitación. Cuando llego, frunzo el ceño, una chica de cabello color chocolate, sale de allí. Es alta y con una silueta perfecta. Parece de la alta sociedad.

Sonríe y se me acerca.

—Mercedes Becker. —Me sobresalto al oír mi nombre completo. Eso es malo, muy malo—. He oído sobre ti.

—Y yo no de ti —digo nerviosa, mi estado como infiltrada está cada vez peor, con cada día que pasa, estoy cada vez más cerca de ser descubierta.

—Un gusto. —Me ofrece su mano de manera educada, pero no la acepto, así que la baja—. Mi nombre es Stella, soy... ¿Cómo decirlo? Una mujer de negocios. —Se ríe. Negocios turbios parecen, y ese acento que tiene me molesta—. No nos han presentado cordialmente.

—¿Y cómo es cordialmente? —pregunto confundida.

—Para que todo se mantenga en "familia", los socios siempre hacen uniones con sus hijos, pero aún no he decidido con cuál quedarme. ¿Cuál opinas tú que sería mi perfecto marido?

Huy, ya me enojé.

—¿Disculpa? —La miro, desconcertada.

—Hermes ya está casado, aunque sería muy difícil matar a su esposa, así que está descartado. —Matar... ¿matar a Malya? Primero la asesino yo a esta—. Luego tenemos a Edgard. Lástima que está en la cárcel y se rumorea que es gay, así que no me sirve. Demián se encuentra completamente desquiciado, parece un suicida, descartado también. ¿Quién nos queda? —¿Por qué empiezo a pensar que ella intenta provocarme?—. Clow, el hijo de la segunda esposa del señor R, el que le gusta el sadismo. No, no me interesan ese tipo de juegos sexuales, ¿y quién nos queda? Ah, sí, Eiden. —Frunzo el ceño cuando lo nombra—. Eiden parece un buen partido. —Sonríe.

—Lástima que no le interese el negocio familiar —exclamo triunfante.

—Cierto, eso es una desventaja.

Me da la razón, pero no me gusta como continúa alegre, así que agrego algo más.

—Él ya tiene otro interés romántico, lo siento.

Se ríe.

—El amor no es un problema.

—¿Y por qué tienes tanta confianza de que aceptará?

Se me acerca a mi oído y me susurra.

—Porque soy una arpía y siempre me salgo con la mía. —Se aleja de mí y me esquiva para irse.

La hubiera insultado, aunque estoy más interesada en ir a verlo a él. Ahora que puedo, me dirijo a la habitación y la abro. Mi corazón se acelera al visualizarlo, está con todos esos aparatos de hospital, pero está bien. Una sonrisa se forma en mi rostro y lo abrazo.

—Merche... —Lo oigo decir en voz baja.

Se ve débil y me preocupa.

—Por mi culpa... —digo angustiada y me siento a su lado.

Eiden me regala una sonrisa.

—No es tu culpa, son cosas que pueden pasar.

—Pero...

Levanta su mano y toca la punta de mi cabello.

—Estás hermosa.

Me sonrojo.

—Los ángeles no deberían decir esas cosas —aclaro, entonces se ríe, pero se detiene por el dolor—. No hagas esfuerzos.

—Entonces no me cuides tanto. ¿Cómo llegaste aquí? —pregunta confundido.

—Malya ordenó que me trajeran —explico—. Es muy extraño expresarlo, porque es mi hermana y se siente tan raro decir "ordenó" —pronuncio más para mí misma.

—Hay tantas cosas confusas —exclama pensativo. Me pregunto, ¿en qué? Luego me mira—. Te extrañé. —Sonríe.

—Después de cómo te traté, ¿por qué sigues siendo amable? Acaso, ¿realmente eres un ángel?

—No, es porque te amo —declara, entonces me emociono y me acerco a besarlo. Toco sus labios y los sentimientos se intensifican, es mágico. Es como si me absorbiera en la felicidad y no importara nada más—. Merche...

—¿Sí? —digo con el corazón que no detiene su ritmo, por el amor que siente por este hombre.

—¿Eres policía, verdad?

El tiempo se detiene, al quedar yo perpleja. ¿Cuándo lo supo? Y ahora, ¿qué le digo? Y la mayor pregunta, ¿qué pasará después que le responda? Nunca creí que llegaría este momento, la verdad ni se me cruzo por la cabeza. He quedado paralizada mientras Eiden espera mi contestación.

Perversa Oscuridad: Infiltrada (y Encuéntrame)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora