Eiden
Soy enviado a la cárcel.
Camino por los pasillos de esta, viendo a todos los presos, como ahora lo soy yo. Me quitan las esposas y el guardia me indica, que es hora de estar en el patio. Sin saber más nada, me quedo caminando en ese lugar. Delincuentes, asesinos, ladrones, estafadores, hay de todo. Un hombre alto se me acerca y sonríe.
—Alguien te está buscando.
Asiento y lo sigo, mejor tantear el terreno, viendo que sucede. Camino detrás y lo veo apoyado junto a la pared, los nervios me atrapan. No recordaba que eran tan iguales. Sus facciones, su cabello rubio, Edgard es idéntico a Demián, con la diferencia que este último está muerto y por esa razón, me hace sentir extraño.
Lo observo, está con la mirada perdida hasta que me ve y se me acerca. Me sobresalto, es igual. Con una pequeña diferencia, no sonríe. Aunque recuerdo que lo hacía y mucho.
¿Será por estar en la cárcel?
—Eiden. —Su voz lo delata, no es la misma. Tiene ojeras, parece que no duerme—. Te estaba esperando.
—Raro que nos tocó juntos.
—Todo está tergiversado —dice con su mirada muerta.
Era una persona muy alegre, yo lo recuerdo, pero siento que no tiene nada que ver con estar aquí.
—¿Qué quieres decir?
—Negocios, la misma porquería de siempre. —Rueda los ojos.
—Yo no tengo nada que ver con ninguno. Prefiero sacarme dos curiosidades que tengo sobre ti. ¿Por qué te culpaste cuando Demián era el verdadero asesino? Y segundo, ¿qué negocios pendientes tienes con Hermes?
Suspira.
—Demián amenazó de muerte a Ethan, y Hermes quiere ganar más dinero con la mafia de la droga. Yo soy un contacto importante en esta.
—¿Ethan? —Quedo pensativo, me suena el nombre—. ¡Ah! Tu pareja.
—Está muerto, ya no importa. —Se cruza de brazo—. Pasando al tema de los negocios, hay algo que puedes hacer por mí y a ti te servirá mucho. —Me observa directo a los ojos.
—Siento mucho tu pérdida, sin embargo, no planeo hacer ningún negocio turbio, búscate a otro. Además, estamos en la cárcel, eso sería...
—¿Imposible? Hay una forma, pero yo no puedo salir. Intento buena conducta con la policía y buena conducta con los de la droga, pienso que no me está saliendo muy bien.
—Raro —opino.
—¿No me crees? Tengo que cumplir una promesa y necesito ser cauteloso.
—¿Una promesa? ¿A Ethan? —pregunto curioso.
—Voy a tirar sus cenizas a las playas que prometimos ir juntos, pero para eso necesito mi libertad condicional. No obstante, tampoco puedo dejar el mundo de la droga porque me van a matar, así que estoy entre la espada y la pared. Necesito tu ayuda, a ellos no les importa cómo lo haga, mientras lo realice.
—Incluso aunque se pudiera, no lo efectuaría, siento mucho lo de Ethan, pero no puedo hacer nada por ti —digo firme.
—¿Y quién dijo que lo hagas por mí? Descubrí algo que no te va a gustar y si me ayudas, yo te ayudaré a ti.
—¿Qué dices? —Lo observo, teniendo un mal presentimiento.
—Clow se llevó a tu chica, tengo contactos fuera y han oído hablar de aquello. Lo más probable que se la haya llevado a Infierno —nombra el prostíbulo exclusivo del sádico y me estremezco. Nadie sabe dónde está ese lugar, solo muy pocos.
No puede ser, Merche no puede estar ahí.
—¡Estás mintiendo! —Lo agarro de su ropa, furioso.
—Cálmate. —Mira al guardia—. Nos van a decir algo si hacemos disturbios y además, no te estoy mintiendo.
Lo suelto, temblando.
—No puede ser. —Me agarro la cabeza—. Tiene que ser una maldita broma, la última vez que la vi estaba bien, no puedes decirme esto.
—¿Me ayudas o no? ¿Te ayudo a encontrar a tu chica o no? Tú eliges. ¿Quieres convertirte en prófugo para encontrarla?
Lo observo, determinado, y con el odio que emana de mí, pensando en que Clow pueda hacerle daño, le respondo.
—Sí, la encontraré.
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Perversa Oscuridad: Infiltrada (y Encuéntrame)
ActionLuego de haber sufrido un infierno, en aquel lugar oscuro y logrado escapar de la prostitución, gracias a la ayuda de un desconocido, Mercedes, conocida como Merche, ha crecido con una sola idea en la cabeza, atrapar a los culpables. Ahora, siendo o...