Cuando me secuestraron, el mundo se volvió oscuro para mí, era considerada un objeto, una mercancía. Todo empeoró cuando lo conocí a él, el hombre de mis pesadillas. Hablo en serio cuando digo que atormentaba mis sueños, porque cuando escapé, no podía olvidar lo que sufrí, estaba sumida en la oscuridad de mi mente. No sabía diferenciar a los hombres de los degenerados, para mí todos eran iguales.
Para continuar mi vida, mi mente creó una barrera, un muro y dejé de sentir. Gracias a eso, me levanté fuerte y entendí que no todo el género masculino es así. Aunque aprendí a distinguir a los hombres de los monstruos, ya no sentía nada.
Cuando bloqueé mis emociones, también bloqueé las felices. Mi parte psicológica quedó así por las secuelas. ¿Y mi parte física? Pues... hay algo que se llama anorgasmia, se trata de una incapacidad para llegar al orgasmo, los estímulos no funcionan en mi cuerpo. No es permanente, ya que también viene de una función de mi cerebro que lo bloquea. He tratado con especialistas esta situación, pero no ha habido muchos resultados, hasta que llegó mi desconocido y con él los desbloqueos de mis sensaciones. Tanto físicas como psicológicas, y eso es malo. ¿Por qué? Porque terminar en la casa de mi pesadilla, o sea Clow, no es nada, pero para nada bueno. No planeo dejarme llevar por mis miedos y menos que destruyan el muro que tanto me costó crear. Soy fría y no me voy a dejar pisotear, nunca más.
Retrocedo mientras Clow se acerca a mí. Tengo que mantenerme firme, no tengo que estar asustada. Voy a salir de esta, tengo que salir de esta.
—No te acerques más —exijo mientras él sigue sonriendo.
—Tranquila, Gatita, no te haré daño. ¿Tienes miedo? —No, no debo tenerlo, pero es casi inevitable.
—N... no. —La verdad no quiero admitirlo.
Antes lo enfrenté en un lugar donde sabía que Eiden volvería, aquí es su casa, su territorio. Lo peor, el cuchillo que tenía en el zapato, no sé dónde ha quedado.
—Entonces ven aquí. —Mueve su dedo índice, indicándome para que me acerque, pero es obvio que no lo voy a hacer.
—No —exclamo en tono dominante.
—¿Quieres que te obligue a venir? —Aún continúa con su sonrisa.
Frunzo el ceño.
—Si estás esperando que llore y ruegue, no lo voy a hacer.
Clow se ríe.
—Debo admitirlo, esta nueva tú, me encanta. —Camina hasta mí y yo sigo retrocediendo, hasta que la maldita pared se cruza en mi camino. Entonces mi cuerpo queda aprisionado entre él y el concreto—. No sabes cuánto ansié este momento. —Agarra con sus dos manos mi rostro y me obliga a besarlo, pero cuando intenta meter su lengua, lo muerdo. Sin embargo, él sonríe y lame la sangre que hay en su boca—. Me excita tanto la minina agresiva. —Intenta besarme de nuevo y yo le muevo la cara—. ¿Qué pasa? ¿Dónde quedó la chica sin emociones que me encontré en la habitación de mi hermano? ¿Estabas fingiendo?
—No, estoy un poco... confundida —explico, pero más para mí misma que otra cosa.
Tiene razón, la vez que intentó usar mi cuerpo en esa habitación, yo no reaccioné y eso es porque todavía no me había acostado con Eiden, ni sabía que sentía algo por él. Es por esto que no quería caer en el enamoramiento, no deseo volver a ser la de antes, ni siquiera un poco.
—¿Confundida? Qué divertido. Más te conozco, más me gusta cada una de tus facetas. —Me acaricia el cabello—. ¿Por qué eres tan perfecta?
—Y tú estás loco —lo agredo, pero él sigue alegre.
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Perversa Oscuridad: Infiltrada (y Encuéntrame)
AksiLuego de haber sufrido un infierno, en aquel lugar oscuro y logrado escapar de la prostitución, gracias a la ayuda de un desconocido, Mercedes, conocida como Merche, ha crecido con una sola idea en la cabeza, atrapar a los culpables. Ahora, siendo o...