Los días siguen pasando y Eiden continúa sin conseguirme un encuentro con mi hermana. Ese Hermes debe ser difícil de convencer. ¿Qué estoy haciendo? ¿Desde cuándo dependo de alguien para lograr lo que deseo?
Me levanto de la cama y busco en la habitación algo que me sirva para abrir la puerta. Mientras espero podría seguir con mi misión en vez de holgazanear. En cualquier momento podrían venir mis colegas a buscarme y yo estoy perdiendo el tiempo. No sé por qué he actuado así, pero esto se acaba ahora.
Reviso cada rincón y al fin encuentro una hebilla de pelo. Una chica normal no podría abrir una puerta con esto, pero una mujer perfectamente entrenada puede convertir este accesorio en una buena llave. Hago un poco de fuerza y doblo la pequeña parte que sirve para enganchar el cabello, logro la forma correcta para hacer una especie de ganzúa trucha, pero que sirve.
Me acerco a la puerta y comienzo a maniobrar una de las mejores cosas que sé hacer, mi trabajo. Escucho el primer clic y sonrío, solo faltan tres. Muevo de nuevo la falsa ganzúa y escucho el segundo. A punto de llegar al tercero me detengo, alguien puso la mano en la manija. ¡Mala suerte! Retrocedo y guardo el accesorio rápido. La puerta se abre y suspiro.
Eiden.
—¿Qué haces? —pregunta al verme apoyada sobre la pared, fingiendo no hacer nada. Claro, en un lugar el cual, nunca me ve cuando entra.
—Me aburría.
—Ah —exclama aun pensando.
¿Sospechará algo?
—Apareciste —acoto—. ¿Alguna noticia?
—No —dice directo. Como siempre—. Pero... —¿Eh?—. Hermes ira a hacer negocios esta tarde.
—No entiendo. —Lo miro, confundida.
—Quizás deberíamos tomar un riesgo.
¿De verdad? ¡Al fin!
—¿Cómo? —pregunto decidida.
—Él no está, podemos ir a su casa, pero...
—No parece muy riesgoso —lo interrumpo.
—No es riesgoso si no se entera, aunque cabe la posibilidad que lo haga, mejor dicho, hay mucha posibilidad de que lo sepa.
Frunzo el ceño.
—¿Tanta?
—No lo conoces, pero si habría que denominar a las personas con adjetivos, el suyo sería "peligroso" y no estoy bromeando —dice seriamente.
—Entiendo.
Cuando lo vi por primera vez, lo noté, y ahora Eiden me lo confirma. Hermes es la persona con la que tengo que tener más cautela. Estoy segura de que si lo veo seguido, me descubrirá, lo presiento. No parece alguien fácil de engañar.
Sin más que conversar, soy acompañada por mi desconocido a un automóvil negro. Como es de esperarse, otra vez no logro conseguir ninguna dirección. Llegamos a la enorme casa. No lo puedo creer, ¿cómo hace para no ser descubierto? Si lo pienso, puede fingir que trabaja de otra cosa, ¿pero de qué? Quizás si lo sé, descubra el apellido y lo meta en la cárcel.
Una mucama nos abre la puerta y pasamos. Se nota que la mujer conoce a Eiden al atenderlo, obviamente es el hermano del dueño de la casa. Eso me molesta porque se supone que... ¿Debo enviar a mi desconocido a las rejas también? No quiero pensar en eso, no voy a pensar en eso.
ESTÁS LEYENDO
Perversa Oscuridad: Infiltrada (y Encuéntrame)
ActionLuego de haber sufrido un infierno, en aquel lugar oscuro y logrado escapar de la prostitución, gracias a la ayuda de un desconocido, Mercedes, conocida como Merche, ha crecido con una sola idea en la cabeza, atrapar a los culpables. Ahora, siendo o...