Eiden
Una vez que me desocupo con estos insoportables de la mafia de la droga, al fin puedo ir a Imperio. Más tiempo pasa, más desesperado me pongo, necesito calmar esta adrenalina. ¡Tengo que encontrar a Merche y a mi hijo, pero ya!
Estaciono la moto y entro al gran casino. Ya ha pasado mucho, la información que pude haber conseguido de Hermes, se habrá esfumado. Estar prófugo y servir a los traficantes, me anula todas mis posibilidades. No puedo hacer nada, es como si siguiera en la cárcel.
Me acerco hasta la recepción y hablo con el empleado.
—No evites mi pregunta, sé que Hermes estuvo aquí.
Traga saliva.
—Sí, pero no puedo decir nada más.
—Necesito saber dónde está. —Golpeo la mesa con fuerza y se asusta.
—No lo sé... aunque...
—¿Aunque? —Levanto una ceja y espero su continuación.
Mueve la cabeza a un lado y otro.
—No diga que se lo dije. —Levanta la mano y señala una puerta—. Allí... allí está ella.
—¿Ella? —exclamo confundido y luego reacciono—. Malya.
—Nadie sabe que está aquí, se encuentra atendiendo un negocio. Si espera, quizás pueda preguntarle. —Retrocede—. Mejor voy a... atender otros asuntos. —Se retira antes, para no seguir hablando.
Cobarde.
¿Esperar? ¿Tengo paciencia? No, en estos momentos no tengo paciencia. Lo siento por el recepcionista, pero voy directo e interrumpo esas turbias negociaciones. Camino a paso veloz cuando me acerco a la puerta, me detengo cuando oigo la conversación.
—¡¿Cómo que no están de acuerdo?! —Escucho la voz de un hombre furioso—. ¡Íbamos a cerrar trato!
—Porque Hermes ha decidido que no quiere trabajar contigo. —Oigo una voz femenina y se nota que está calmada, aun cuando le están gritando. Esta es la segunda vez que escucho hablar a Malya y siento como si fuera dos personas—. Creo que la conversación termina aquí. —Ahora suena más alegre, hasta se ríe.
—¡Maldita zorra, me las pagarás! —Oigo el sonido del seguro de un arma y abro la puerta—. ¿Y tú qué? —Se gira a verme, parado mientras apunta a la chica de ojos claros que está sentada en el escritorio, y aun así, ella no ha dejado de sonreír.
—Distraído —expresa Malya de manera seria y le dispara a la pierna e ignora mi presencia—. Dile al Señor B que si quiere venganza, que venga él mismo. —Presiona un botón en su escritorio y ordena que se lo lleven. En segundos llegan unos guardias, sacándolo de allí.
Por supuesto, sigo siendo ignorado.
—Malya.
Se levanta de su asiento y camina fuera de la oficina. La sigo al ella no responderme.
—Tengo que hablar contigo —pronuncio determinado.
—Yo no —solo se limita a decir.
La agarro del brazo y la detengo.
—Vamos a hablar —exclamo dominante.
Ella se suelta, frunciendo el ceño.
—No tengo nada que hablar contigo.
—Necesito que me digas dónde puedo encontrar a Hermes. —Ignoro su negación y hago mi petición directo.
—No —aclara de manera fría e intenta volver a caminar, pero me apresuro y me pongo adelante—. Déjame pasar.
—Clow secuestró a Merche, necesito que Hermes me dé la dirección del desgraciado —insisto explicando.
¡Es su hermana, tiene que ayudarme!
Se queda callada y me mira detenidamente, hasta que al fin pronuncia algo al menos.
—¿Otra vez? —Bufa—. Pues no me interesa. —Vuelve a ignorarme, me empuja y regresa a caminar hasta llegar a afuera.
No la dejo de seguir.
—¡Es tu hermana! —le aclaro a ver si se da cuenta de algo, ya no sé qué decirle.
¿Cómo la convenzo?
—Hermana o no, no me competen sus problemas. Además... —Se detiene y me mira—. ¿Por qué iba a ayudar a quién dejó a Edgard en la cárcel? —Me observa con odio. Ah, vale, yo soy el problema—. Nunca retiraste los cargos y ahora estás prófugo, eres obsoleto para mí. —Se da vuelta, comenzando a caminar otra vez.
Continúo siguiéndola.
—No sé qué tienes que ver con Edgard, no puedes culpar a Merche por mis acciones.
—No culpo a Merche por tus acciones —exclama enojada—. Merche y yo estamos de lados diferentes, punto final.
—¡Ningún punto final! —Mi paciencia se está yendo—. ¡Solo necesito una maldita dirección! —La agarro de la muñeca y la vuelvo a detener.
—¡Suéltame! —Forcejea—. ¡Te haré pagar!
—¡Malya, Merche está embarazada, no puede estar más tiempo con Clow, esto terminará mal! —Me estoy exasperando, pero al gritar aquello pareciera como si su actitud hubiera cambiado, deja de moverse, quedándose tildada en sus pensamientos—. Malya...
Me mira directo a los ojos, permaneciendo quieta. Despacio suelto su mano, parece que está prestándome atención con la mención del bebé. ¿Debí haberlo nombrado antes?
Mete su mano en el bolsillo de su falda de jean, saca una tarjeta y me la entrega.
—Hermes contestará a este número, solo a la hora que especifica ahí, ni un minuto antes, ni un minuto después. Se cuidadoso —advierte lo último y camina hasta el coche que está estacionado cerca.
Parece que la convencí junto a tiempo.
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Perversa Oscuridad: Infiltrada (y Encuéntrame)
ActionLuego de haber sufrido un infierno, en aquel lugar oscuro y logrado escapar de la prostitución, gracias a la ayuda de un desconocido, Mercedes, conocida como Merche, ha crecido con una sola idea en la cabeza, atrapar a los culpables. Ahora, siendo o...